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Papá Noel y su fascinante vínculo con Coca-Cola: ¿La gaseosa realmente lo inventó?

Todo empezó con un obispo en Turquía, ¿pero cómo terminamos con un hombre de rojo y un saco de regalos? Así convirtió Coca-Cola a Papá Noel en el que conocemos.

La imagen de Papá Noel es tan conocida que parece haber existido desde siempre: un hombre bonachón, vestido de rojo, que reparte regalos desde un trineo tirado por renos. Igualmente, su historia es mucho más antigua y atraviesa varios siglos, culturas y continentes. ¿Y Coca-Cola? No lo inventó, pero sí ayudó a moldear la versión que conocemos hoy.

San Nicolás: el santo que empezó como obispo generoso

Para conocer el origen de Papá Noel, tenemos que remontarnos al siglo IV, a la región de Licia, en lo que hoy es Turquía, donde vivió un hombre llamado Nicolás, que después de convertirse en obispo de Bari, empezó a ganar fama por su caridad y su amor a los niños y a los más desfavorecidos. Incluso hubo quienes decían que ayudaba en secreto a familias en apuros, les dejaba algo de dinero y regalos en sus hogares.

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San Nicolás de Bari era conocido por su generosidad, en particular con los desposeídos y con los niños. Según la leyenda, incluso dejaba regalos en secreto en casas de familias en apuros.

San Nicolás de Bari era conocido por su generosidad, en particular con los desposeídos y con los niños. Según la leyenda, incluso dejaba regalos en secreto en casas de familias en apuros.

Después de ser canonizado, San Nicolás pasó a convertirse en una figura venerada en toda Europa y, en países como los Países Bajos, su festividad dio lugar a una tradición única: la fiesta de Sinter Klaas, que se celebraba el 6 de diciembre. En esta fecha, los más pequeños dejaban paja en sus zapatos para alimentar al burro del santo, y a cambio, recibían golosinas y regalos. Este Sinter Klaas holandés usaba vestimenta episcopal: túnica, mitra y un bastón, características que serían importantes para su evolución posterior.

Al llegar esta tradición al continente americano, empezó a fusionarse con otras festividades, sentando las bases del Papá Noel que conocemos hoy.

Santa Claus en Norteamérica... y en la Guerra Civil

Cuando los colonos holandeses asentaron en la actual Nueva York, en el siglo XVII, trajeron consigo todas sus costumbres, incluyendo por supuesto la de Sinter Klaas. Sin embargo, esta figura no empezó a crecer en popularidad hasta el siglo XIX, gracias a escritores como Washington Irving (conocido por haber ayudado a difundir la leyenda de Sleepy Hollow y el jinete sin cabeza). El autor incluyó una versión caricaturesca de "Sinter Klaas" en su libro "Una historia de Nueva York", en la que describía al personaje volando por el cielo en un carro y bajando por las chimeneas para dejar regalos.

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Thomas Nast, un ilustrador pro-Unión que trabajó durante la Guerra Civil estadounidense, ayudó a pulir la imagen moderna de Santa Claus. Con su barba larga y su trineo, repartía regalos a los soldados.

Thomas Nast, un ilustrador pro-Unión que trabajó durante la Guerra Civil estadounidense, ayudó a pulir la imagen moderna de Santa Claus. Con su barba larga y su trineo, repartía regalos a los soldados.

Pero la mayor transformación llegaría en 1822 con el poema "Una visita de San Nicolás" de Clement Clarke Moore, texto en el cual se presentó por primera vez a un Santa Claus más cercano al que conocemos: un hombre regordete, jovial y mágico, que viajaba en un trineo tirado por renos y llenaba medias con regalos. Pero además presentaba algunos cambios con respecto a Sinter Klaas: sus zuecos fueron reemplazados por medias y su carro por un trineo tirado por ocho renos, lo que ayudó a popularizarlo en el contexto estadounidense.

La Guerra Civil estadounidense, en la década de 1860, pulió todavía más la imagen de Papá Noel. El ilustrador Thomas Nast, que realizaba dibujos para la revista Harper’s Weekly, mostraba a un Santa robusto, con una barba blanca y un traje rojo con detalles en piel, dándoles regalos a los soldados en guerra. Si bien en algunas ilustraciones Sant Claus aparecía vestido de verde, el rojo empezaba a destacar más y buscaba traer un mensaje de unidad en tiempos de división.

El toque Coca-Cola que definió a Papá Noel para siempre

Aunque Papá Noel ya se veía, hacia finales del siglo XIX, como lo imaginamos en la actualidad, fue Coca-Cola quien lo hizo tan famoso a nivel mundial. En 1931, la gaseosa contrató a la agencia D’Arcy Advertising y al ilustrador Haddon Sundblom para trabajar en una campaña navideña que buscaba humanizarlo a Santa Claus y asociarlo con el espíritu de la Navidad.

Fue así como Sundblom tomó el poema de Moore, Una visita de San Nicolás, y se inspiro en un amigo suyo, el vendedor Lou Prentiss, para crear un Santa bonachón, de mejillas sonrosadas, ojos brillantes y un traje rojo de pieles. Poco después de que Prentiss falleciera, el propio Sundblom se usó a sí mismo como modelo, pintando un autorretrato frente a un espejo para seguir con sus ilustraciones.

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Gracias a la influencia de Coca-Cola, tenemos al Papá Noel que todos conocemos hoy en día: gordo, traje rojo, barba blanca y un trineo tirado por ocho renos (nueve si sumamos a Rodolfo).

Gracias a la influencia de Coca-Cola, tenemos al Papá Noel que todos conocemos hoy en día: gordo, traje rojo, barba blanca y un trineo tirado por ocho renos (nueve si sumamos a Rodolfo).

Durante más de tres décadas, el Papá Noel de Coca-Cola apareció en revistas como The Saturday Evening Post y National Geographic, en donde lo mostraban repartiendo regalos, jugando con juguetes o tomando una botella de Coca-Cola. La campaña fue tan exitosa que los detalles de este Papá Noel (su traje, su expresión jovial y su aura mágica) se convirtieron en el estándar global.

Para que se entienda el impacto que tuvo este personaje a nivel mundial, el público le mandaba cartas a Coca-Cola cada vez que las ilustraciones salían con algún error, como el cinturón al revés o la misteriosa desaparición de la alianza de Papá Noel (¿se había divorciado de la Sra. Noel?). Hoy en día, podemos mandarle mails o seguirlo por Internet mientras viaja, o verlo representado con bermudas o shorts si vivimos en el hemisferio sur. Siempre vamos a tener un Papá Noel esperando cada 24 de diciembre a que suenen las 12 de la noche para repartir sus regalos una vez más.

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