Juan Bautista Alberdi, antes de ser una calle, una avenida, un monumento, una estatua, un monolito, una biografía escrita en papel de pergamino por donde el tiempo dejó su huella amarillo ocre, fue un hombre de pensamiento y acción elevados. Es fue el más pensador de los hombres de su generación.
UN GRAN LIBERAL
Juan Bautista Alberdi, ejemplo de lo malo de Bartolomé Mitre
Juan Bautista Alberdi imaginó un país más interesante que el de Bartolomé Mitre, pero éste tenía el diario La Nación.
Él realizó estudios profundos de filosofía, ética, filosofía de la historia y del derecho, de filosofía política y de las corrientes económicas. Fue uno de los librepensadores más influyentes del siglo 19 y el máximo representante del liberalismo hispanoamericano.
Hombre de pensamiento y acción en unidad orgánica, actuó sobre las diferentes capas sociales del país. ¿Cómo?
- Al proyectar la organización constitucional de la República Argentina.
- En la elaboración de las constituciones de algunas provincias argentinas, entre ellas, la de Mendoza.
- En su influencia en el Derecho Público Provincial.
Ética
Su padre, Salvador Cayetano Alberdi Egaña, falleció en 1822. Juan Bautista tenía 11 años y quedó al cuidado de sus hermanos mayores, en Buenos Aires.
Él estudió en el Colegio de Ciencias Morales, gracias a una beca de estudio otorgada por la provincia de Buenos Aires.
Luego él abandonó prematuramente sus estudios en 1824 debido a que no se adaptó a las exigencias de la enseñanza. Y desarrolló su gusto por la música.
Trabajó como ayudante de comercio en la casa de Juan B. Maldes, colaborador de su padre, frente a su colegio.
Entonces se arrepintió y retomó sus estudios en la Universidad de Buenos Aires. Luego en la Universidad de Córdoba, los continuó en Montevideo en 1840 y obtuvo su título de doctor en Jurisprudencia durante su estadía en Chile.
En Buenos Aires se dedicó a la música y compuso obras clásicas de piano, guitarra y flauta para sus amigos. En 1832 escribió su primer libro: 'El espíritu de la música'.
En 1834 viajó a su provincia natal, pero en Córdoba, obtuvo el título de bachiller en Leyes, que no lo habilitaba para ejercer la profesión porque para ello debía cursar 2 años en la Academia de Práctica Forense y rendir un examen ante la Cámara de apelaciones.
En Tucumán colaboró con el gobernador Alejandro Heredia, aquien le ofreció habilitarlo por decreto para el ejercicio profesional e incorporarlo a la legislatura pero Alberdi se negó: aún no era abogado.
Filosofía
Aquí aparecen 2 temas: la ética de Alberti y también su formación multidisciplinaria.
Precisamente, el fundamento filosófico del Derecho lo encuentra Alberdi en la Ética, porque el fin de la conducta humana es el bien. El bien o fin de un ser son la misma cosa.
El bien tiene dos formas:
- el bien personal y
- el bien impersonal.
El primero es el bien subjetivo; el segundo es el bien objetivo.
El primero busca la satisfacción de las necesidades individuales, el bien particular y por tanto tiene un aspecto de egoísmo. Lo útil, el placer, la conveniencia acompañan a este bien individual o personal.
El bien impersonal, en cambio, busca el bien racional, incluye el orden entre los hombres y se refiere al orden moral, jurídico, etc. En este sentido el bien impersonal trasciende al individuo y lo inerte en un orden universal, racional, absoluto, sagrado.
Este orden de relaciones humanas, donde se realiza el bien ontológico surge de Dios y por eso es un orden divino, sagrado. Es el Bien absoluto o metafísico. Ambos órdenes pertenecen a la esfera del Derecho Natural.
La naturaleza humana está hecha —sostiene Alberdi— de estos elementos:
- pasión,
- interés,
- libertad y
- razón.
La vida humana es un vaivén entre estas instancias. Pero el deber ser indica la subordinación de los primeros a la libertad y la razón. Lo mismo acontece con los medios y los útiles. Estos quedan subordinados al bien moral.
Juan Bautista Alberdi, cuya efeméride encumbra la memoria de su descanso partió rumbo a Francia el 3 de agosto de 1881 confesándole a un amigo:
"Lo que me aflige es la soledad". Murió en Nueilly-Sur-Seine, cerca de París, el 19 de junio de 1884.
La libertad
A fines de 1835 Alberdi regresó a Buenos Aires, donde se unió al llamado Salón Literario, fundado por Marcos Sastre y frecuentado por Juan María Gutiérrez, José Mármol y Miguel Cané (padre), con los que se vinculó a la Generación del 37.
Estos intelectuales adhirieron a las ideas de la democracia liberal y se asumieron como continuadores de la obra de la Revolución de Mayo
Pero ese mismo año editó un periódico, 'La Moda', del cual se publicaron en total 23 números. Estaba dedicado a divulgar la evolución de la moda en Europa: vestimenta femenina y masculina, música, poesía, literatura y costumbres. Alberdi escribía bajo el apodo de 'Figarillo'.
La inmigración
En 1838, Juan Manuel de Rosas persiguió al Salón Literario y la mayoría de sus miembros tuvieron que refugiarse en países limítrofes. Alberdi se exilió en Montevideo, Uruguay. Dejó en Ciudad de Buenos Aires a su amante y a su hijo recién nacido, al cual nunca reconoció: se llamaba Manuel y lo mencionó años más tarde en su testamento, llamándolo "mi pariente": ¿...?
Alberdi llevó a su exilio sus ideas de organización nacional y constitucionalismo, que se editaron luego con el nombre de 'Dogma Socialista'.
En Montevideo trabajó como abogado y periodista apoyando la intervención francesa contra el gobierno de Rosas y escribió 2 obras de teatro: 'La Revolución de Mayo' y 'El gigante Amapolas', sátiras sobre el régimen caudillista.
En 1843, durante el Sitio Grande de Montevideo, logró escapar disfrazado de marinero francés y se trasladó a Europa acompañado por su amigo Juan María Gutiérrez.
En París estudió 'El espíritu de las leyes', de Montesquieu, modelo para la Constitución de Estados Unidos. En París conoció también al general José de San Martín.
Luego fue a Valparaíso, Chile, donde revalidó su título y ejerció como abogado. También presentó su tesis doctoral, 'Sobre la conveniencia y objetos de un Congreso General Americano', donde expuso la idea de una unión americana por medio de herramientas tales como una unión aduanera.
Y se dedicó a estudiar la Constitución de Estados Unidos.
Tras la derrota de Juan Manuel de Rosas -batalla de Caseros, el 3 de febrero de 1852-, Alberdi comenzó a escribir un tratado sobre la futura Constitución. En mayo publicó 'Bases y puntos de partida para la organización política de la República Argentina'.
En 1853 publicó un tratado complementario, 'Elementos de derecho público provincial argentino'.
En las Bases escribió su lema central: "Gobernar es poblar."
Él promovió la inmigración europea, especialmente de los pueblos del norte:
El odio de Mitre
En su libro 'Sistema económico y rentístico de la Confederación Argentina', también obra complementaria de 'Bases', expresó su pensamiento como jurista y como economista:
- "El que no cree en la libertad como fuente de riqueza, ni merece ser libre, ni sabe ser rico. La Constitución que se han dado los pueblos argentinos es un criadero de oro y plata. Cada libertad es una boca mina, cada garantía es un venero. Estas son figuras de retórica para el vulgo, pero es geometría práctica para hombres como Adam Smith."
- "Llevad con orgullo, argentinos, vuestra pobreza de un día; llevadla con esa satisfacción del minero que se para andrajoso y altivo sobre sus palacios de plata sepultados en la montaña, porque sabe que sus harapos de hoy serán reemplazados mañana por las telas de Cachemira y de Sedán."
- "La Constitución es un título de propiedad que os llama al goce de una opulencia de mañana. El que no sabe ser pobre a su tiempo, no sabe ser libre, porque no sabe ser rico."
Los constituyentes que se reunieron en Santa Fe, entre cuyos redactores se encontraba su amigo Juan María Gutiérrez, sancionaron la Constitución Argentina de 1853 en base al texto de las 'Bases', de Alberdi.
Tras asumir la presidencia de la Confederación en 1854, Justo José de Urquiza le ofreció a Alberdi el cargo de Ministro de Hacienda pero Alberdi lo rechazó. En cambio, aceptó funciones diplomáticas en Europa a partir de 1855.
Urquiza le encargó la misión de obtener en Europa el reconocimiento de la Confederación Argentina bajo la nueva Constitución y evitar el reconocimiento del Estado de Buenos Aires, escindido de la Confederación, como nación independiente, misión que Alberdi cumplió con éxito y que le valió el odio del general Bartolomé Mitre y de Domingo Faustino Sarmiento.
En 1857, Alberdi viajó a Londres como ministro de la Confederación Argentina y conoció a Rosas durante una comida en la casa de un funcionario británico.
Le causó buena impresión, provocándole admiración al oírle en inglés "mal pero sin detenerse, con facilidad" hablar "con moderación y respeto" acerca "de todos los adversarios, incluido de (Adolfo) Alsina", por lo que le despertó vergüenza de haberlo combatido para ver "a la Nación sin gobierno" que había obtenido J. J. Urquiza "volteándo al general Rosas".
Con Mitre, las diferencias se profundizaron por la oposición frontal de Alberdi a la Guerra de la Triple Alianza contra Paraguay, y Mitre lo llamó "traidor".
Alberdi llegó a reconciliarse con Sarmiento, pero no con Mitre, quien se empeñó en desacreditarlo por medio del diario La Nación, y oponiéndose a la iniciativa de imprimir sus Obras Completas por parte del Estado Nacional (proyecto de ley del presidente Julio Argentino Roca), y a su nombramiento como embajador en Francia.
Abrumado, Alberdi se marchó nuevamente a Francia. Antes, le confesó a un amigo: "Lo que me aflige es la soledad". Murió en Nueilly-Sur-Seine, cerca de París, el 19 de junio de 1884.
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