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ATENCIÓN CAPUTO

El dólar va por la revancha de superar los $1.300

Tras la aprobación clave para el acuerdo con el FMI, Luis Caputo encontró motivos para celebrar: El dólar retrocedió. Aunque hoy (21/3) la historia pareciera ser otra.

El jueves (20/3) posterior a la aprobación del entendimiento con el FMI en Diputados, Luis Caputo encontró motivos para celebrar: El dólar financiero (MEP y/o CCL) retrocedieron y los contratos en el mercado de futuros moderaron su escalada, que en los días previos había reflejado temores a una devaluación inminente.

Mientras en el oficialismo abundaban las burlas hacia quienes pagaron hasta US$1.124 para asegurarse el tipo de cambio de marzo –y US$1.168 para abril–, el Gobierno buscó reforzar la idea de que la reciente tensión cambiaria no tenía fundamentos reales y que la situación empieza a volver a su cauce. Pero hoy (21/3) el dólar va por su revancha.

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Federico Furiase, uno de los principales asesores económicos, atribuyó la baja en la volatilidad a la consistencia del programa macroeconómico y a una estrategia con anclas claras en lo fiscal, monetario y cambiario. Negó además que se haya producido una intervención del Banco Central en los futuros, una versión que circuló con fuerza, y sostuvo que lo que se observa es una mejora en las expectativas por razones estructurales.

Incluso Caputo se permitió ironizar con el contexto externo, recordando que el real brasileño se apreció –el dólar en Brasil bajó de 6,22 a 5,66 reales–, lo cual genera una ganancia de competitividad indirecta para Argentina. A su modo, respondió a las críticas que oscilan entre acusarlo de retrasar el tipo de cambio y alertar por supuestas corridas cambiarias.

A pesar de ese optimismo, el Banco Central volvió a vender dólares: se desprendió de US$77 millones, y en sólo cinco ruedas lleva acumulada una pérdida de US$1.008 millones, superando todo lo adquirido en marzo. Las reservas brutas perforaron el umbral psicológico de los US$27.000 millones, lo que refuerza versiones sobre una posible reducción de la intervención en el mercado informal.

Dólar: ¿Optimismo apresurado?

Tal como destacan desde iProfesional, si bien el retroceso en las cotizaciones trajo alivio, los fundamentos todavía no garantizan que se haya desactivado la presión cambiaria. Los depósitos en dólares siguen en descenso y se ubican cerca de los US$29.500 millones, mientras persisten las dudas respecto al régimen cambiario que se adoptará en el futuro.

En este contexto, muchos inversores siguen desarmando posiciones en pesos y refugiándose en moneda dura. En este contexto, muchos inversores siguen desarmando posiciones en pesos y refugiándose en moneda dura.

Más allá del respaldo político al acuerdo con el FMI, Caputo confía en otros factores. Uno es el fuerte crecimiento en las exportaciones de combustibles, que en febrero alcanzaron los US$847 millones, con una suba interanual del 12,6%. El ministro insiste con que Argentina está abandonando su dependencia de la soja, gracias a un perfil exportador cada vez más diversificado.

Con el impulso de Vaca Muerta, el Gobierno prevé que en el segundo semestre, cuando decaiga el ingreso por cosecha gruesa, habrá un ingreso de petrodólares superior a los US$8.000 millones.

También se espera que el déficit turístico empiece a moderarse con el cierre de la temporada alta, aliviando la salida de divisas por gastos en el exterior. Sumado al eventual desembolso de fondos frescos por parte del FMI y una reestructuración de vencimientos, el oficialismo considera que podrá mantener el actual esquema cambiario sin sobresaltos.

Incentivos distorsionados

Sin embargo, muchos analistas ponen en duda esa narrativa. Argentina acumula nueve meses consecutivos con déficit en la cuenta corriente, un dato que tradicionalmente anticipa correcciones cambiarias.

Tanto desde sectores ortodoxos como del propio staff del FMI, alertan que ese rojo externo puede dilapidar rápidamente cualquier refuerzo de reservas. Tanto desde sectores ortodoxos como del propio staff del FMI, alertan que ese rojo externo puede dilapidar rápidamente cualquier refuerzo de reservas.

La falta de confianza también se refleja en el bajo ritmo de liquidación del agro: los productores retienen unas 11 millones de toneladas en silobolsas, equivalente a US$4.000 millones, a pesar de que las condiciones actuales son consideradas atractivas por muchos consultores. Apenas un 4% del precio está fijado, lo que revela incertidumbre sobre la estabilidad del esquema vigente.

La reciente suba de tasas en el mercado de futuros, lejos de ser neutral, está generando incentivos perversos: desestimula las exportaciones y encarece las importaciones. Es un fenómeno que ya se había observado durante la gestión de Sergio Massa. Según Gabriel Caamaño, de la consultora Outlier, el BCRA debería intervenir para corregir esta dinámica.

Otro factor que presionó los futuros fue la necesidad de cobertura de empresas exportadoras que tomaron créditos en dólares para financiarse y aprovecharon la rentabilidad del carry trade.

Esta operatoria se había popularizado tras el blanqueo, pero requiere certezas cambiarias. La reaparición del fantasma de una flotación libre del peso revirtió ese clima y disparó la demanda de cobertura. Esta operatoria se había popularizado tras el blanqueo, pero requiere certezas cambiarias. La reaparición del fantasma de una flotación libre del peso revirtió ese clima y disparó la demanda de cobertura.

Riesgos

El análisis oficial también enfrenta desafíos desde el plano internacional. Sin el aporte del sector energético, Argentina ya estaría en déficit comercial: mientras las importaciones crecen al 42% anual, las exportaciones apenas suben un 10%. Las compras externas ya alcanzan los US$6.000 millones mensuales, y un porcentaje creciente corresponde a bienes finales y autos, lo que aumenta la presión sobre el saldo comercial.

Además, hay preocupación por la evolución de los precios internacionales de los commodities. Las proyecciones para el agro son moderadas: se estima que la campaña actual dejará US$3.000 millones menos que la anterior, una caída del 7,5%.

El llamado “efecto Trump”, con su sesgo a favor de mayores exportaciones estadounidenses, también podría afectar los precios agrícolas y de energía. El llamado “efecto Trump”, con su sesgo a favor de mayores exportaciones estadounidenses, también podría afectar los precios agrícolas y de energía.

En cuanto al petróleo, el valor del barril WTI se está debilitando y podría caer por debajo de los US$70, presionado por un eventual aumento de la oferta si se concreta la política de "más producción y menos precios" que impulsa la administración republicana.

Frente a este panorama, los pronósticos optimistas del oficialismo en torno a un superávit comercial abultado parecen frágiles. Las reservas internacionales siguen drenándose, el turismo emisivo continúa fuerte, y los incentivos para ingresar divisas aún no logran despejar las dudas del mercado.

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