Con un notable cambio de rumbo, los inversores que solían mirar a las grandes ciudades y sus departamentos, locales comerciales y oficinas ahora enfocan su interés en el campo. La estabilidad y capacidad de generación de renta del campo se destacan como un atractivo en tiempos de incertidumbre global, y el agro emerge como una alternativa confiable para diversificar carteras y proteger capital.
DEL LADRILLO A LA TIERRA
El campo emerge como el activo ideal en tiempos de incertidumbre
Cambio de rumbo, los inversores que solían mirar a las grandes ciudades y sus departamentos, locales y oficinas ahora enfocan su interés en el campo.
Este giro de las inversiones inmobiliarias hacia el sector rural tiene raíces recientes. La pandemia actuó como un impulsor inicial, pero en el último tiempo la Ley 27.743, que incentiva el blanqueo de capitales, consolidó el fenómeno. Así, el campo pasó a ocupar el radar de muchos que hasta hace poco no lo consideraban como opción. Para ellos, la búsqueda de activos seguros y la diversificación son los objetivos principales, en un contexto donde el sector inmobiliario urbano enfrenta desafíos de sobreoferta y ajustes de demanda.
Federico Nordheimer, CEO de Nordheimer Campos y Estancias, sostiene que estos nuevos actores “son propietarios de activos que han tenido éxito en el sector inmobiliario urbano, pero ahora ven en el campo una herramienta para balancear sus portafolios. La pandemia fue un momento bisagra, que los hizo reevaluar sus inversiones, y el campo, con su solidez, se convirtió en una opción tangible y confiable”.
Estabilidad rural: Una ventaja ante la volatilidad
Invertir en tierras agrícolas presenta una ventaja diferencial respecto de otros bienes raíces. Mientras que el mercado de inmuebles urbanos se ve expuesto a las fluctuaciones propias de la oferta y demanda, el campo ofrece estabilidad: su demanda está atada a su capacidad productiva, y esto permite prever ingresos continuos de la explotación agrícola. Además, el valor de las tierras tiende a revalorizarse en el largo plazo, lo cual suma atractivo en términos patrimoniales.
La Pampa Húmeda: Epicentro de la nueva ola inversora
Quienes ingresan al agro buscan, mayormente, campos en zonas de alta productividad. En este sentido, la Pampa Húmeda –norte de Buenos Aires, sur de Santa Fe, este de Córdoba y noreste de La Pampa– emerge como la región favorita. Desde Nordheimer Campos y Estancias destacan que los inversores suelen buscar extensiones que van de 100 a 500 hectáreas, un rango que permite sumarse al sector agrícola con montos relativamente accesibles y un buen rendimiento, dadas las condiciones excepcionales de esta zona.
El agro como refugio diversificado
De cara al futuro, las expectativas son optimistas. Si el contexto macroeconómico mantiene cierta estabilidad, el agro continuará captando inversiones. Pero esta apuesta va más allá de la mera posesión de tierras: con el interés creciente por actividades como la producción de energías renovables y el agroturismo, el campo se convierte en una plataforma para diversificar riesgos y apostar a nuevas formas de desarrollo sostenible.
Nordheimer Campos y Estancias: Liderazgo y respaldo en el sector rural
Con una presencia en seis países de la región y una red de 27 representantes, Nordheimer Campos y Estancias se posiciona como la inmobiliaria de referencia en tierras agrícolas. Su base de datos, con más de 40.000 contactos, y su cartera de 500 campos a la venta consolidan su liderazgo. La firma ofrece respaldo a los nuevos inversores, brindando una alternativa que, más allá de las modas, combina tradición y futuro en un sector que sigue siendo el motor del país.
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