La recuperación post recesión fue breve y no logra consolidarse. El último informe del ICA-ARG, correspondiente a junio, reflejó una nueva contracción en la actividad económica. El índice registró una caída de 0,3%, la segunda baja en los últimos cuatro meses, y anuló por completo la leve recuperación de abril y mayo.
El acumulado para el primer semestre muestra una suba de apenas 1,4%, y la variación interanual se ubica en 4,9%, una cifra que aún muestra arrastre estadístico, pero ya no refleja un crecimiento real sostenido. El dato más relevante es que nueve de los diez componentes del índice mostraron bajas mensuales.
Todo esto ocurre con un dólar que se recalienta y supera cómodamente los $1.380
La industria sigue en caída
El sector industrial volvió a mostrar señales preocupantes. Cayó 0,7% en junio y acumuló cuatro meses consecutivos de retroceso. Mientras que en marzo aún crecía al 7,8% interanual, en junio la suba se desaceleró hasta el 3,4%, y continúa en declive. La dinámica dentro del sector evidencia una fuerte heterogeneidad.
La construcción también se contrajo en junio (-0,3%). El crecimiento interanual del 10,3% responde más al bajo nivel de comparación del año pasado que a una mejora genuina. La inversión pública se encuentra contenida y la privada aún no da señales de reactivación.
En paralelo, las importaciones cayeron 1,8%, tercera baja consecutiva. La retracción de la industria reduce la demanda de insumos, y el salto en el tipo de cambio real —producto del nuevo esquema cambiario— encareció las compras externas. El crecimiento interanual del 27,9% no refleja una expansión actual, sino un rebote técnico desde los niveles deprimidos de 2024.
El consumo no reacciona
Las ventas minoristas también reflejan el freno. Cayeron 0,4% en junio. Solo los centros de compras mostraron mejoras marginales, mientras que supermercados, mayoristas y electrodomésticos registraron retrocesos. En términos interanuales, el crecimiento fue de apenas 0,6%, una cifra que se ubica muy por debajo de los niveles necesarios para impulsar la demanda interna.
La situación del mercado laboral también dejó señales de alarma. El empleo privado registrado volvió a caer en junio (-0,1%) y acumula dos meses consecutivos en baja.
En cuanto al ingreso, la masa salarial real del sector privado volvió a caer (-0,4%) y ya se ubica en el mismo nivel que en enero. Tras una mejora inicial en el primer trimestre del año, el poder adquisitivo se estancó. El crecimiento interanual del 13% está lejos de compensar el deterioro acumulado.
La recaudación pierde dinamismo
La recaudación nacional cayó 0,5% en junio, confirmando una tendencia descendente iniciada en marzo. Es el quinto mes consecutivo con caídas en los impuestos internos. El IVA sostuvo su rendimiento, pero la única suba significativa provino de los derechos de exportación, que se dispararon debido a la concentración de ventas declaradas antes del final de la rebaja transitoria de retenciones.
Uno de los datos más relevantes del informe es la difusión del crecimiento. Mientras en enero el 79% de los indicadores mostraba mejoras, en junio ese número cayó por debajo del 50%.
El ILA-ARG, índice líder de actividad, también cayó 0,3% en junio y acumula cuatro meses seguidos en negativo. Entre los indicadores que más cayeron se destacan la Bolsa de Comercio de Buenos Aires (en términos reales), las transferencias de autos usados, el gasto de capital del Estado nacional y el patentamiento de maquinaria. Solo la confianza del consumidor y la base monetaria aportaron algo de tracción, aunque de manera insuficiente para revertir la tendencia.
El riesgo de caída en la actividad sigue presente
El modelo de transición monetaria y cambiaria aún no logra estabilizar las principales variables. La actividad no retrocede con fuerza, pero tampoco crece. Se sostiene apenas con el impulso de inercia y algunos sectores puntuales.
La economía argentina se encuentra hoy en un punto de equilibrio frágil. El consumo está débil, la inversión sigue ausente, y las exportaciones crecen sólo por cuestiones excepcionales.
El informe del ICA-ARG no deja margen para la duda. El rebote se agotó. La economía entró en un período de plancha, con riesgos concretos de retroceso si no aparecen señales fiscales, monetarias o políticas que devuelvan previsibilidad y estímulo. Mientras tanto, el aparato productivo espera. Sin certezas, sin impulso y con un nuevo piso que empieza a parecer techo.
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