Nadie que haya seguido las columnas de información política en los últimos meses pudo haberse sorprendido por el desplazamiento de Diana Mondino como canciller y el nombramiento de Gerardo Werthein, hasta entonces embajador en Washington, como su reemplazante. La salida de la economista cordobesa estaba “en el aire” desde hace meses dada la pésima relación que tiene -como otros- con Karina Milei, quien le arrebató porciones de sus funciones y hasta le intervino el ministerio para preservar la 'pureza ideológica' de la política exterior del gobierno libertario. La misma Mondino había reconocido veladamente su situación de debilidad dentro del gabinete cuando un mes atrás el periodista Eduardo Feinmann le preguntó si tenía el “boleto picado” (un eufemismo para indicar que la funcionaria se había quedado sin apoyo dentro del Gobierno) y sólo se limitó a señalar el anacronismo del término “boleto” cuando lo que se utiliza actualmente en el transporte público es la tarjeta SUBE.
PANORAMA
Los leones paranoicos
De la purga contra los “enemigos de la libertad” al complot de los tosedores, derivaciones del giro autoritario del Gobierno.
Lo único que restaba era la oportunidad. Y Milei la encontró en la responsabilidad que le adjudicó a la canciller por el voto de la Argentina en las Naciones Unidas en contra del embargo que USA mantiene desde hace casi 65 años sobre Cuba. El Presidente reprochó como una “traición” que el voto no sólo implicara un apoyo al régimen comunista sino además se apartara del alineamiento irrestricto del Gobierno con USA e Israel, los 2 únicos países de un total de 190 que votaron por mantener lo que vulgarmente se denomina “bloqueo”. En realidad, y lo explican los especialistas en relaciones internacionales, la Argentina “no apoyó” ´la dictadura que inauguraron los hermanos Castro sino que mantuvo su posición histórica de rechazar los condicionamientos económicos a los países. Tan liberal resulta esa posición que el ultraoficialista La Derecha Diario se apuró en calificar el voto de “esperable” dado que se trataba de uno “ a favor del libre comercio y en contra de los bloqueos comerciales”. Tras el despido de Mondino, el portal recategorizó el voto argentino en la ONU como “una medida inesperada”. Fernando Cerimedo y Javier Negre, dueños de la publicación, se acoplaron al grouchomarxismo libertario que Milei fundó cuando cambió de posición respecto a China.
La preocupación que dejaron trascender desde la Casa Rosada por que la Argentina fue en contra de los intereses de USA luce como una sobreactuación dado que Washington no está tan pendiente de la cuestión Cuba y , como se recordó en estos días, el gobierno libertario se diferenció con énfasis de iniciativas promovidas por la Casa Blanca, como la ‘Agenda 2030’, el ‘Pacto del Futuro’ y la ‘Agenda 2045’. El Ejecutivo también hizo circular que el voto argentino resultaba inoportuno cuando espera el guiño estadounidense para un nuevo programa con el FMI que incluya el desembolso de fondos frescos. Pero no fue obstáculo la posición argentina contra el embargo en 2017 para que Mauricio Macri consiguiera al año siguiente el crédito de US$57 mil millones de parte del organismo internacional a instancias de Donald Trump. El martes 05/11 hay elecciones en USA. El expresidente republicano busca derrotar a la demócrata Kamala Harris y volver al poder en uno de los comicios más cerrados que se recuerden. Milei y 'Toto' Caputo desean la victoria de Trump con la esperanza de que la afinidad ideológica facilite dólares a la Argentina. ¿Ayudará Trump a Milei? La politóloga Ana Iparraguirre abrió un signo de interrogación cuando arriesgó que el empresario no querrá compartir protagonismo y pretende ser la única estrella de la derecha internacional, lo que explica, por ejemplo, la diferenciación que hizo con el salvadoreño Nayib Bukele.
En la Cancillería explicaron que el voto argentino en la ONU respondía además a una cuestión estratégica, para lograr un mayor acompañamiento cuando se trate la cuestión de la soberanía de las Islas Malvinas. Pero al margen de las explicaciones técnicas, están las responsabilidades políticas. Mondino le dijo al diario Clarín que la Casa Rosada había dado “luz verde” a la posición histórica sobre la cuestión Cuba, aunque creía que Milei no estaba al tanto. En este punto empiezan los enredos. Tal como informó Urgente24, antes de emitir el voto Mondino mandó a tantear el terreno a través de Nahuel Sotelo, secretario de Culto y Civilización, y uno de los vigilantes de Karina Milei en el Palacio San Martín. Allí habría obtenido el aval pensando que la palabra de Sotelo reflejaba la de Santiago Caputo, el hombre de máxima confianza de Milei. El asesor sin firma pero muchísimo poder se desentendió. Mondino insiste con su versión. En su entorno deslizaron la palabra “cama”.
La posición oficial es que Mondino pagó los platos rotos de la influencia de la línea profesional de la Cancillería. De ahí que a la salida de la economista le siguió el anuncio de una “auditoría” sobre el personal de carrera del Palacio San Martín tendiente a identificar "impulsores de agendas enemigas de la libertad”. La retórica de la ‘Guerra Fría’, bastante común en el discurso de Milei, disparó el alerta en el cuerpo diplomático por la posibilidad de una ‘caza de brujas’ de raigambre ideológica. El Presidente ya había advertido mediante una nota que ningún funcionario debía acompañar iniciativas que contradigan "los valores" de la administración libertaria y que quienes no puedan respetar ese lineamiento "deberán dar un paso al costado”. El mensaje fue consecuencia del choque con Ricardo Lagorio, desplazado embajador en la ONU, pero quien, sin embargo, llegó a votar en contra del embargo a Cuba como último acto de esa representación.
La purga anunciada por el Gobierno generó rechazos entre personalidades del mundo diplomático con afinidad con Milei, como el exvicecanciller Andrés Cisneros, o el exembajador en China y USA Diego Guelar. Éste último forma parte de las filas del PRO, desde donde manifestaron una preocupación por el eventual avance por motivos ideológicos sobre profesionales de carrera que accedieron a sus cargos a través de concursos. Por otro lado, lo que Elisa Carrió llamó una “razzia” dentro de la Cancillería podría terminar en un papelón dado que debería empezar por el flamante canciller Gerardo Werthein, cuyos archivos en los que se lo ve muy a gusto con el kirchnerismo se reflotaron en estos días.
La limpieza ideológica que propone Milei en la Cancillería hace juego con una deriva autoritaria que ya se describió en esta columna y a la que habría que sumarle -como en toda personalidad autoritaria- un giro paranoico. La percepción por parte del Presidente de la votación en la ONU como una conspiración de los “enemigos de la libertad” que habitan en el ministerio de Relaciones Exteriores parece un síntoma de esa manía persecutoria. Y no fue ese el único que se evidenció en estos días. La mera publicación por parte La Nación de declaraciones del uruguayo ‘Pepe’ Mujica sobre el crecimiento de la pobreza en la Argentina disparó la reacción violenta de Milei, que vio en esa decisión editorial una zancadilla en su contra de parte del dueño del diario, Julio Saguier. Hay más y con ribetes disparatados. El Presidente se hizo eco y reforzó una denuncia de Santiago Oría, cineasta, autor de la serie que relata el triunfo de la voluntad de Milei, según la cual las toses que se oyeron en 2 oportunidades durante una entrevista que el líder libertario concedió al canal TN eran parte de un complot con el objetivo de confundirlo. Los leones se volvieron paranoicos. Oría dijo que fue él mismo el que le pidió al “tosedor” que se retirara de la escena, lo cual parece pertinente tratándose de una entrevista para la televisión. Lo que no queda claro es por qué lo contó más de una semana después de emitido el reportaje. ¿Buscaba reposicionarse ante el Presidente por algún motivo desconocido? Lo cierto es que Milei le dio crédito a la supuesta “opereta fallida” y aprovechó para despotricar contra la señal de noticias del Grupo Clarín, enfrentamiento que se está volviendo recurrente.
El sesgo autoritario que está adquiriendo Milei también se vio reflejado en el uso del aparato del Estado para reforzar el relato oficial. Durante el paro de transporte que el miércoles 30/10 reunió a los gremios del sector, encabezados por los camioneros de Pablo Moyano y el piloto Pablo Biró, se montó una campaña para atacar la medida de fuerza y a esos sindicalistas en particular que se vehiculizó a través de la app Mi Argentina, cuyo fin es facilitar trámites. El mensaje se replicó en los altavoces de las estaciones de trenes. Por ese uso indebido de los recursos del Estado se hicieron varias denuncias penales contra el Presidente y algunos de sus funcionarios. El paro fue promovido en contra de las políticas de ajuste del Gobierno. Pero el Ejecutivo aprovechó el desprestigio de los gremialistas en general para salir al ataque contra la “casta sindical”. El paro apuntaló el relato libertario. Por el contrario, el Ejecutivo extremó los esfuerzos para evitar una huelga de UTA que dejara sin colectivos al Área Metropolitana. En este caso se trató de un conflicto estrictamente salarial. Tras el fin de una conciliación obligatoria y el fracaso de las negociaciones paritarias con la patronal, el sindicato que lidera Roberto Fernández, que no se plegó a la medida del 30/10, convocó a no prestar el servicio el día siguiente. 2 paros consecutivos podrían haber puesto demasiada presión sobre el humor social, máxime los aumentos de los precios de los pasajes que tensionan los ingresos de las clases más bajas. De ahí la insistencia del Gobierno de terminar con el conflicto, lo que consiguió.
Los sindicatos siguen estando dominados por el peronismo, que tendrá como presidente de su partido, el PJ, a Cristina Kirchner, luego de ganarle ‘en el escritorio’ a Ricardo Quintela. No habrá elecciones internas porque la jueza María Servini, con competencia electoral, convalidó la nulidad de la lista del gobernador riojano dictada por la Junta Electoral partidaria por falta de avales. Así, la única lista que quedó en pie es la de la exPresidente, a la que sólo le queda asumir la conducción del PJ el próximo 17/11. Axel Kicillof no tendrá que optar, pero el vínculo con CFK parece roto. El reclamo de fondos a la provincia del camporista intendente de Lanús, Julián Álvarez, podría interpretarse en esa clave. Por su parte, el leal Oscar Parrilli dejó una frase para leer entre líneas: “Si Axel quiere ser Presidente, no es lo mismo que esté Quintela o Cristina en la presidencia del partido”.
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