CÓRDOBA. El PRO en Córdoba fue un actor de reparto de las derrotas cosechadas tanto por Luis Juez (Frente Cívico), como por Rodrigo De Loredo (UCR). En ambas contiendas electorales, el partido amarillo logró colocar solo una candidata de las entrañas como lo es Soher El Sukaria, del macrismo, quien intentó la viceintendencia de la capital.
TRIUNFO
El PRO rescata a JxC decadente en un distrito clave
El PRO se anotó una victoria importante en un distrito trascendental para las PASO y las generales. JxC venía de mal en peor.
Esa falta de presencia se debió a que, en la provincia mediterránea, los socios radicales bramaron durante cuatro años por mayor protagonismo del partido centenario en la sociedad de Juntos por el Cambio. Con una fuerte tradición radical en el pasado, el distrito cordobés parecía terreno propicio para que la UCR comience a desarrollar un liderazgo dentro de la oposición.
No obstante, una larga interna personalista entre Juez y De Loredo, y sus consecuentes dos derrotas, dejaron a las claras que el liderazgo radical no aseguraría nada. Aún en una provincia que se suponía tradicionalmente radical como Córdoba.
En medio de una crisis opositora local, el PRO se anotó el domingo por la noche (29/7) una luz de esperanza y demostró que, al fin y al cabo, es el más competitivo de los socios. La victoria en Villa Allende a manos de Pablo Cornet no solo sirvió para salir de la imagen derrotista que habían dejado los comicios provinciales y capitalinos, sino también para que circule en Juntos por el Cambio un mensaje interno claro: el comando no está definido ni mucho menos.
Cabe destacar que Villa Allende es una de las ciudades más importantes del conurbano cordobés. Allí residen miles de personas que transitan su vida entre la capital cordobesa y las Sierras Chicas, en una dinámica similar a la que ocurre en el AMBA.
Así, la victoria del domingo por la noche sería de autoría exclusiva del PRO. En dicha ciudad, en la que el partido amarillo pudo mantener el poder, incluso la estética visual de la campaña corresponde exclusivamente a ese espacio.
Al mismo tiempo y dentro de Juntos por el Cambio, el radicalismo no tuvo tiempo ni de festejar la victoria de sus socios. Con la herida abierta de las últimas caídas electorales, el partido más tradicional de la coalición vivió horas de internas intensas, con posibles expulsiones y con la fragmentación de sus referentes fruto de la interna nacional.
Por un lado, Rodrigo De Loredo confirmó su apoyo explícito a Horacio Rodríguez Larreta. La decantación era lógica por parte del presidente del bloque Evolución en Diputados y socio directo de Martín Lousteau.
Del otro lado quedó el líder legal de la UCR, Marcos Carasso. El presidente del radicalismo cordobés jugará para Patricia Bullrich y podría ser una señal de lo que termine decidiendo Luis Juez, con quien compartió fórmula en la derrota provincial.
La decisión de Carasso no repercutió solo a nivel local, sino también a nivel nacional. Se trata de una ruptura directa con Gerardo Morales, el líder del radicalismo a nivel nacional.
En Córdoba, la UCR es el partido que mayor cantidad de dirigentes aporta a Juntos por el Cambio. Ese volumen tendría, a partir de lo de Carasso, libertad de acción de cara a las PASO.
De esa manera, en un distrito definitorio como Córdoba, el PRO habría arrojado un salvavidas luego de un mal desempeño electoral de la UCR y compañía. Algo que, más allá del análisis inmediato, definirá las posturas de poder de cara a 2024.
Por último, un dato no menor que acentuó la preocupación de la oposición, pero sobre todo del PJ de cara a las PASO. La participación, una vez más, fue muy baja en comparación con años anteriores, con una asistencia de tan solo el 59%.
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