Alberto Fernández realiza su último viaje como presidente a la Cumbre del Mercosur, pero en el Gobierno aseguran que no firmará el tratado con la Unión Europea (UE) dado que no atendió ninguno de los reclamos argentinos para balancear las exigencias ambientales y ello podría perjudicar a la industria y las exportaciones locales.
A PUNTO FRACASO
Cumbre del Mercosur: La UE presiona pero Argentina no firma
Alberto Fernández realiza su último viaje como presidente a la Cumbre del Mercosur en Río de Janeiro, pero no firmará el acuerdo con la Unión Europea (UE).
Mientras, la Unión Europea presiona para que los integrantes del Mercosur ratifiquen el tratado de libre comercio firmado en 2019, y buscan que se anuncie durante la cumbre de mandatarios que se celebrará entre este miércoles y jueves en Brasil.
La futura ministra de Relaciones Exteriores, Diana Mondino, le pidió a Alberto Fernández que firme el acuerdo, pero en la Cancillería aseguran que no están dadas las condiciones para avalar el pacto, por los motivos anteriormente mencionados.
Es que el futuro gobierno de La Libertad Avanza se expresó a favor, pero el presidente ya confirmó que rechazará la firma del tratado.
Por su parte, Valdis Dombrovskis, el encargado de la Comisión Europea para la negociación, canceló su presencia en la cumbre y la Presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, tenían todo listo para desembarcar esta semana en Brasil, convencidos de que en el marco de la Cumbre del Mercosur, se podría poner fin a más de dos décadas de negociaciones. Pero todo indica que ahora ambos representantes de la UE pusieron su viaje en 'stand by'...
"Argentina no está lista para firmar", dijeron fuentes diplomática a los medios, mientras insisten en el Gobierno que ninguno de los reclamos que hizo el país fue atendido.
En estos meses de idas y vueltas, nunca se abrió el acuerdo original. No se revisaron las normas de origen, que podrían permitir a la UE ingresar sin pagar aranceles productos que fueron mayoritariamente fabricados en países que no pertenecen al bloque. Tampoco se extendieron los plazos de adaptación para sectores considerados "sensibles" ni se mejoraron los cupos de ingreso para productos del Mercosur.
La discusión, entonces, se centró en el side letter de exigencias ambientales de la Unión Europea y una serie de solicitudes para mitigar su impacto en la producción local. Argentina pidió que la UE otorgue financiamiento a pequeñas y medianas empresas para la transición y solicitó agregar un capítulo especial para el desarrollo de la electromovilidad. Al mismo tiempo, reclamó que las certificados de cumplimiento de normas verdes los puedan otorgar universidades locales.
En contra
En la cartera que conduce Santiago Cafiero aseguran que Bruselas no concedió ninguno de esos puntos y consideran que, tal como está planteado, el acuerdo será "muy perjudicial para la industria argentina".
En las últimas horas, desde el consejo directivo de la CGT, que colideran Héctor Daer, Carlos Acuña y Pablo Moyano también se plantaron:
"La central obrera rechaza ese acuerdo y alerta sobre las consecuencias que su firma provocaría sobre los trabajadores argentinos", expresaron, y sostuvieron que el pacto "se enmarca en lo que se conoce como tratados de libre comercio, lo que de manera definitiva atenta contra millones de puestos de trabajo en variadas actividades alcanzadas por regulaciones que protegen el empleo".
La CGT instó al gobierno nacional a "no firmar ese acuerdo, que sin duda alguna perjudicaría los intereses de la Argentina". En el mismo sentido se pronunció la Confederación de Sindicatos de la Industria (Csira), que agrupa a decenas de gremios y conduce el dirigente Ricardo Pignanelli.
En favor del tratado continuó se manifestó el canciller alemán Olaf Scholz, que instó a todas las partes a encontrar la forma de cerrar el acuerdo comercial. "Pido a todo el mundo implicado ser tan pragmático y tan dispuesto como sea posible para alcanzar un compromiso y que, así, podamos terminar esto", declaró en Berlín junto al presidente brasileño, Lula da Silva.
Allí, Lula dijo que no renunciará al acuerdo comercial y pidió a la UE que decida si realmente está interesada en sellarlo y se comprometió a hacer " esfuerzos adicionales" para evitar que fracasen las negociaciones. Y remarcó que Brasil y Alemania sí impulsan el acuerdo de libre comercio y que la decisión no es tomada por países en soledad sino por la Comisión Europea (el poder Ejecutivo de la UE).
El presidente francés Emmanuel Macron había sido taxativo horas antes: "Estoy en contra del acuerdo Mercosur-UE, porque creo que es completamente contradictorio con lo que él (Lula) está haciendo en Brasil y lo que estamos haciendo nosotros", subrayó. Macron lo rechaza por no contemplar cuestiones ambientales pero, detrás de eso, está también la Política Agrícola Común (PAC) con la que protege a sus agricultores.
Lula dijo respetar "la posición de Macron", pero le pidió a Scholz hablar con el mandatario francés y con Javier Milei, para intentar destrabar las negociaciones.
Mientras, el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, que está al frente del Consejo de la UE, venía presionando al Mercosur y negociando con Lula para que el acuerdo se firme esta semana.
Pero si Argentina no cede, Europa tendrá que esperar, porque en el bloque sudamericano este tipo de tratados solo se pueden ratificar con unanimidad de los miembros.
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