CÓRDOBA. La dirigencia política de Córdoba se volcó ayer a despedir al papa Francisco. La muerte del Santo Padre, que congregó a miles de fieles en la explanada de la Catedral de la Plaza San Martín, atrajo a numerosos líderes locales, entre el oficialismo y la oposición.
MISA
Córdoba católica: La política marcó presencia en la despedida de Francisco
Dirigentes políticos de Córdoba colmaron la misa en la Catedral de la Plaza San Martín. La Iglesia Católica es el aliado que todos buscan.
La ceremonia fue encabezada por el arzobispo Monseñor Ángel Sixto Rossi, uno de los cardenales que participará del cónclave en el Vaticano y un actor importante en la vida pública cordobesa. Con fuerte peso en los tejidos sociales más deteriorados y un estilo jesuita muy parecido al de Francisco, Rossi se transformó con el paso del tiempo en una personalidad de influencia política y con un poder de denuncia muy penetrante.
Esa importancia no pasó desapercibida en los principales espacios, que hace tiempo practican acercamientos al arzobispo. Algo que se tradujo en una asistencia cuantiosa a la despedida papal que se ofreció en la Catedral cordobesa.
En ese orden, el Gobierno provincial fue el principal asistente. Con casi toda la cúpula presente, el Centro Cívico se fundió entre los fieles para celebrar la misa de Rossi, quien ha mantenido roces constantes referidos al avance de la inseguridad y el narcotráfico en la provincia, una materia sumamente sensible para la administración provincial.
El Gobierno de Córdoba a misa
En las primeras filas de la ceremonia estuvo el gobernador Martín Llaryora. Con un fuerte interés de mantener un diálogo fluido con la Iglesia, el mandatario cordobés volvió a marcar su presencia en la Catedral, al igual que en los últimos eventos grandes organizados por Rossi.
Para Llaryora, la red de contención social que brinda la Iglesia Católica resulta crucial a la hora de medir el impacto de la situación económica y social en los sectores marginales de la provincia. En ese sentido, el gobernador cordobés considera una alianza estratégica la que puede ensayar con los eclesiásticos en un año electoral.
Al lado del gobernador también estuvo Juan Schiaretti. El ex gobernador cordobés y responsable del armado nacional de “Hacemos” se mostró cercano a la ceremonia, al igual que durante sus tres mandatos donde mantuvo a la Iglesia cerca de su administración.
La primera fila fue ocupada además por Daniel Passerini. El intendente de la capital provincial sostiene una relación de cercanía histórica y personal con la Iglesia, institución sobre la cual también apoya la contención social que debe brindar a los sectores más carenciados de la ciudad.
En la misma fila estuvo Natalia de la Sota. La diputada, que expone hace meses algunas diferencias con la línea política del Centro Cívico, se mostró alineada a su espacio y movilizada por la obra de Francisco, a quien consideró un personaje transformador.
La oposición más atrás
Por el arco opositor y en filas más atrasadas estuvo presente el senador Luis Juez. Cercano al Gobierno libertario y con aspiraciones a la gobernación, el ex intendente de Córdoba asistió a la misa por Francisco en medio de denuncias cruzadas con el oficialismo provincial por el incendio del Apross y la inseguridad.
Si bien Juez es un religioso practicante en la cotidianidad, su presencia también tuvo contenido político. Al igual que Rossi, el senador critica fuertemente la gestión de seguridad y señala en especial la penetración del narcotráfico en la provincia, un flagelo que golpea especialmente a los sectores postergados en Córdoba.
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