La decena larga de plantas terminales automotrices con sus 2 centenares de proveedores autopartistas bien podrían dejar una guardia que atienda lo que resta de la menguada exportación a Brasil (162 mil unidades para todo este año) y cerrar hasta nuevo aviso.
UN PLACEBO PARA EL CONSUMO
El hot sale automotor apunta al stock de importados
El gobierno y las fábricas de autos intentan animar a los empleados registrados que estén cobrando este mes los medio aguinaldos y los primeros aumentos de las paritarias a comprarse un 0Km. La suma de los descuentos podría hacer bajar un modelo chico de $800 mil a poco más de $500 mil. No está claro cómo jugaría la financiación en este caso, pero si el plan estuviera acompañado por un éxito absoluto, como en los mejores tiempos, las playas de las terminales, de las concesionarias e importadores liberarían en el lapso de la oferta unas 70 mil de las 200 mil largas unidades que se encuentran arrumbadas a la espera de dueño. Equivale a medio año de los patentamientos estimados para todo 2019, las perspectivas de recuperación productiva en el sector siguen siendo desalentadoras. El contexto de plantas que trabajan al 35% de la capacidad instalada e importaciones de Brasil que siguen en declive, y una demanda interna pichicateada para, en el mejor de los casos, reducir una cuarta parte de los stocks no sólo se está pagando con despidos y suspensiones, sino que varios autopartistas multinacionales decidieron cerrar y concentrarse en el país vecino, mientras sus colegas Pymes locales deshojan la margarita entre bajar la persiana y resistir como gato panza arriba. Ya fueron a la calle 4800 operarios de la industria proveedora y hay 3.000 más en capilla.
Y algo de eso está sucediendo, traducido en los incesantes despidos y suspensiones que los vienen azotando aun desde mucho antes de la recesión, debido a que la producción local apenas cubría la cuarta parte de patentamientos récords que cruzaron la línea del millón.
Así es como, en 2019, los playones de fábrica, de las concesionarias y los depósitos de los importadores se encuentran abarrotados de stocks de vehículos, mayoritariamente provenientes del país vecino, cuya liberación al público alcanzaría para abastecer la demanda interna de la mitad del año completa por delante.
El mes de rebajas para los 0 Km acordado entre las automotrices y el gobierno hasta fin de junio apunta en parte a esa finalidad, pero en el mejor de los casos serviría para descomprimir apenas un tercio de esos inventarios, habida cuenta de que el promedio mensual más alto de las excepcionales ventas previas a la crisis cambiaria anduvo por las 70 mil unidades.
Y como la proporción con que finalizó el año pasado fue que 3 de cada 4 vehículos patentados no eran de fabricación nacional, la industria automotriz se contrajo su capacidad productiva hasta en un 35%, al igual que las autopartistas, y no resultó peor la recurrencia a reprogramaciones de turnos y tareas en las plantas, con la secuela de despidos y suspensiones, porque todavía más de la mitad de la producción se embarcaba a Brasil.
Distinta es la perspectiva para este año. La industria paulista ha venido ganando espacio en el abastecimiento local de autos, a punto tal que sólo abrirá las puertas a la importación del 11% ensamblado en Argentina, menos de la mitad de lo que absorbía en 2012, según la consultora Ivenómica.
En el cuatrimestre último, estuvo en el 6%.
Tampoco del lado brasileño llega demasiada presión a nuestra canasta importadora, ya que entre los productos con mayor caída en el intercambio están los automóviles de pasajeros, vehículos de carga, tractores, aceite de combustible, maquinaria y aparatos de uso agrícola.
Autopartistas en retirada
Sin un horizonte a la vista de recuperación de la actividad productiva, principalmente algunas autopartistas extranjeras que integran Brembo, Viauro, Hutchinson, Faurecia, ya levantaron campamento dejando un tendal de despidos. Según BAE Negocios, hay otras 5 persianas más al caer.
Las Pymes locales no tienen la opción de mudarse afuera, o aguantan o cierran.
En declaraciones a la misma publicación, el gerente de la Asociación de Fábricas Argentinas de Componentes (AFAC), Juan Cantarella, le pone números a tales sentencias: "Desde diciembre de 2017 a junio de 2019 se perdieron 4.800 puestos de trabajo. Se espera para este año, una pérdida de 3.000 empleos en el sector. La caída del 15% de la producción de autos profundiza la pérdida".
Brasil les tira más a las multinacionales de las autopartes porque desde 2011 que viene incrementando notoriamente la participación nacional en el mercado interno, a contramano de lo que sucede en Argentina, y porque la integración con México mejora aún más las perspectivas, mientras el socio del Mercosur absorbe producción en forma muy limitada.
Inclusive, Brasil desarrolló incentivos como el Rota 2030, que por 15 años baja impuesto a la producción industrial para vehículos híbridos y eléctricos, que imanta inversiones.
Las terminales radicadas en nuestro país, por el contrario, ejercen sobre los concesionarios de su red elevadas metas de ventas como condición para recibir los incentivos prometidos que suelen aprovechar cuando vienen mal con los balances para liquidar al costo o más barato de lo que les cuesta reponer.
Otra alternativa que ponen en práctica es recibir el cupo de la terminal, retener la papelería y sacarlo a la venta diferido con promociones.
En ambos casos se acumulan descuentos en los precios que, según Ámbito, llegan al 25% de lo que figura en las listas, pero aún así se distancian cada vez más del poder adquisitivo de la población.
Hoy un 0 Km equivale a 26 sueldos mínimos, y acceder a un modelo discontinuado como el Ford Focus S estaría a $816.300, pero se consigue por $616.300, un 24,% menos.
A las promociones y rebajas que ofrecen las concesionarias en medio de esta feroz recesión, que en muchos casos llegan al 25% del precio de lista de algunos modelos, se sumará un bono a entregar al consumidor por $50 mil (compuesto por un Aporte No Reembolsable de $20 mil y $30 mil aportados por la terminal) si elige los vehículos más baratos y por $90 mil ($40 mil del ANR aportado por el Estado más $50 mil del fabricante) por los más caros. De modo que acceder a un modelo de $800 mil, entre una cosa y otra, podría bajar a poco más de $500 mil.
Pero además mantenerlo representa un gasto mensual superior a los $16.000, y para el año habría que calcular más de $190 mil a valores actuales.