Nuestro planeta Tierra es el único que conocemos con vida más allá de la bacteriológica y la mineral, dependiendo casi exclusivamente de las condiciones medioambientales para subsistir: una capa de ozono que filtra la radicación solar, niveles adecuados de oxígeno, biodiversidad de seres vivos, grandes acuíferos y temperaturas no extremas –salvo en zonas de los trópicos y polos-.
ATENCIÓN
Cambio climático: Extinción de hembras reptiles y nuevos virus
La reunión diplomática en la Cumbre del Cambio climático -COP 27-, debe surtir un efecto real para una transición hacia las energías renovables, dado el caótico escenario medioambiental: sequías, inundaciones, nuevos virus, extinción de especies de reptiles por ausencia de hembras, desaparición de condimentos, etc.
Es sabido que la vida en nuestro globo terráqueo con sus respectivas estaciones, animales pluricelulares y unicelulares tanto acuáticos como terrestres, están en peligro de extinción debido al calentamiento global como consecuencia directa de los gases del efecto invernadero. Por ello, en la Conferencia de sobre Cambio Climático (COP27) en la ciudad egipcia de Sharm el Sheij, las naciones se unieron en un compromiso mundial de transición del combustible fósil hacia energías renovables, antes del 2050."La humanidad tiene una elección: cooperar o morir. O un pacto por la solidaridad climática, o un pacto por el suicidio colectivo", sostuvo el presidente egipcio, Abdel Fatah al Sisi, al inicio de las jornadas del COP 27.
Uno de los efectos del cambio climático que los seres humanos estamos padeciendo son el calentamiento global que ocasionan incendios y sequías, tal como las registradas en el oeste de los Estados Unidos batiendo records en escasez de agua, siendo la peor sequía en 1200 años, según lo reveló el Centro Nacional de Investigación Atmosférica de los EE.UU.
A su vez, la elevación de la temperatura ambiental a ritmos alarmantes durante la última década desencadenó el avistaje de inmensos cráteres en el ártico, que son producto del descongelamiento del permafrost, es decir, la capa de suelo permanentemente congelado o por más de dos años, la cual tiene un reservorio de carbono orgánico (4 a 1,85 billones de toneladas métricas).
El permafrost se concentra mayoritariamente en la región del Ártico, en particular en partes de Rusia (Siberia), Estados Unidos (Alaska), Canadá y Dinamarca (Groenlandia), concentrándose el 25 % de éste en el Hemisferio Norte.
Cuando ocurre el descongelamiento del permafrost, no solo se libera dióxido de carbono y metano contenido en él, sino además miles de virus y bacterias desconocidos que estuvieron inactivos al estar congelados, que son resistentes a los antibióticos y se pueden mezclar con el agua del deshielo, así lo indicó la ESA-NASA Arctic Methane and Permafrost Challenge. También, varios productos químicos que ahora están prohibidos como el dicloro-difenil-tricloroetano (DDT) se hallan en el permafrost tras terminar allí por vía atmosférica. Caso similar sucede con los subproductos de combustibles fósiles y químicos que están en capas de hielo profundas desde la revolución industrial, como el arsénico, mercurio y níquel.
De igual manera, el sexo de los reptiles está determinado por la temperatura en la que se incuban los huevos, según los biólogos. Por ende, investigaciones acerca del apareamiento y reproducción de los dragones barbudos –especie de Australia- ejemplifican que casi no emergen hembras de los huevos debido a la elevación de la temperatura ambiental. Asimismo, el aumento del dióxido de carbono a nivel acuático trae aparejado la disminución olfativa de los peces, así lo revelan los biólogos marinos.
En ese sentido, el calentamiento global ocasiona la alteración de la sincronía estacional y de los periodos de gestación animal. En cuanto al primero, hay una mayor rapidez estacional: todo alcanza su punto máximo semanas antes de lo habitual o las épocas de migraciones se ven alteradas por cambios en momentos de gestación y/o reproducción en función de dicha alteración de temperatura. Tal es el caso de los polluelos de abejaruco europeo (Merops apiaster) que ahora nacen en Norfolk, cuando antes lo hacían en el sur del Mediterráneo o Norte de África, o bien, el caso de las crías de herrerillo del Reino Unido que emergen a la vida tres semanas antes de lo que habrían hecho en 1940 cuando aún no estaba el peor escenario del efecto invernadero.
A nivel alimentario, algunos condimentos o picantes podrían extinguirse dado el cambio climático. La mostaza de Dijon –de la capital de Borgoña-, el condimento favorito en Francia, estuvo en faltante en los supermercados debido a una ola de calor que afectó a las provincias canadienses de Alberta y Saskatchewan, en donde se producían las semillas de esta planta que la empresa francesa del producto la importaba.
Lo que también es alarmante tras la transición climática a ritmos vertiginosos, es la disminución del brillo del planeta, lo que causaría más oscuridad, según los científicos del Observatorio Solar Big Bear de Nueva Jersey. Ello tiene que ver la desaparición paulatina de las nubes bajas de la zona del océano Pacífico oriental, debido al calentamiento de las temperaturas oceánicas, relevantes ya que éstas actúan como un espejo de la luz del sol hacia el espacio, produciendo entonces que dicho reflejo disminuya y que nuestro planeta no brille tanto.
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