El delicado estado de salud corporativa de Bridgestone en Argentina no tendría proyección de mejorar sustancialmente en 2025, rumbo a los tres años de crisis ininterrumpida. Según previsiones globales de la marca, la industria de los neumáticos presentaría desafíos “muy difíciles” que podrían afectar directamente a los puestos de trabajo.
CONFLICTO
Bridgestone ve un 2025 pinchado: El temor de los empleados
La empresa solicitó una prórroga del Procedimiento Preventivo de Crisis y anticipó reducción de puestos en toda América. El SUTNA se alteró.
Bajo ese contexto internacional que condicionaría sus actividades en toda América, la compañía japonesa instó a sus integrantes a “ser realistas” con el objetivo de optimizar la estructura y priorizar los proyectos clave en un comunicado adelantado por el sitio especializado Arordarpost. Algo que dejaría a su filial en Argentina en una condición aún más incómoda que la que tuvo que atravesar en 2024.
Respecto a la realidad local, Bridgestone anunció el pedido de una prórroga del Procedimiento Preventivo de Crisis actual. Dicha cuestión alteró los ánimos del Sindicato Único de Trabajadores del Neumático Argentino (SUTNA), donde comenzaron a circular versiones de potenciales despidos teniendo en cuenta las explicaciones vertidas por la empresa.
El sindicato conducido por Alejandro Crespo (cercano al Polo Obrero) denunció preventivamente la supuesta intención de terminar con 290 puestos de trabajo por parte de la compañía. Según el SUTNA, los despidos estarían encaminados mediante maniobras “fraudulentas”, lo que motivó la fijación de una audiencia en la Secretaría de Trabajo de la Nación prevista para el 20 de enero, según el sitio especializado Gestión Sindical.
Bridgestone y un nuevo conflicto
Para el SUTNA, la prórroga del PPC implicaría además un intento corporativo de regular los stocks ante una caída pronunciada de la demanda. Además, el sindicato consideró en riesgo algunos derechos laborales con la apertura de un mayor ritmo de producción entre menos cantidad de empleados.
De esa forma, Bridgestone se enfrentaría a un nuevo conflicto de gran escala, tal y como tuvo que atravesar en 2022. En ese momento, la paralización de la producción se perpetró durante meses por la huelga, lo que llevó a la empresa a un colapso logístico y productivo que generó importantes pérdidas.
Sin embargo, el daño mayor que registró ese histórico conflicto fue la relación quebrada entre la filial argentina y la casa matriz en Tokio. El nivel de conflictividad generó caída de contratos de exportación y otros daños financieros que calaron hondo en los ejecutivos japoneses, que redujeron al mínimo las relaciones con la fábrica en Argentina.