En los sitios de atracción donde los visitantes se sacan fotos (Time Square en Nueva York, la Torre de Pisa o el Big Ben de Londres) siempre pululan artistas callejeros disfrazados: buscan cobrar alguna propina para posar junto a los turistas disfrazados como Joker, Batman, Spiderman, Wonder Woman y tantos otros.
SI HAY MISERIA, QUE NO SE NOTE
El Joker y Spiderman en disputa por propinas en el Puente de la Mujer de Puerto Madero
Dos cosplayers vestidos con los atuendos de personajes de Marvel (Spiderman) y DC Comic (Joker) se trenzaron en el barrio más exclusivo de Buenos Aires.
26 de abril de 2024 - 01:34
Estos artistas callejeros usan accesorios y trajes para representar populares personajes de los comics o la vida real.
El problema es que, en la Argentina de 2024, se han multiplicado los cosplayers (intérpretes disfrazados) que buscan apropiarse de algún billete nacional o extranjero.
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El hombre del rostro pintado acusó al hombre enmascarado de “traición” y lo denunció en sus propias redes sociales.
Hasta los “buscas” tienen códigos de conducta que, en tiempos de aguda crisis, dejan de respetarse.
¿Qué dijo el Guasón?
“Peter (por Peter Parker, el protagonista del Hombre Araña) era un seguidor mío que vino de Mendoza a instalarse en Buenos Aires. Me pidió que lo ayudara para laburar en la calle. Se vendió como amigo y por eso lo lleve a Bendita tv. Le presente a empresarios amigos míos para que lo contraten para hacer presencias”.
Las poderosas redes de Spiderman
Parece que el hombre araña logró atrapar con sus hilos a una mujer policía que lo ayudó a quedarse con uno de los mejores sitios del barrio más exclusivo de Buenos Aires y esto motivó la ira de su ex amigo, un guasón que ya no sonrie.
El Guasón estaba indignado; “este atrevido se quiso instalar en mi lugar donde yo trabajo hace años, lo considero un traidor”.
Todo terminó con la detención del Joker, acusado de amenazas.
En el final de su propio filme, el personaje interpretado por Joaquin Phoenix logra escapar de un estudio de TV tras matar de un balazo a un presentador (Robert De Niro).
En la vida real, no pudo zafar de los implacables “pitufos” uniformados porteños. Terminó dentro de un patrullero de la Policía de la Ciudad.
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