ARGENTINA

Larreta y una fórmula cordobesa

El jefe de Gobierno porteño ya proyecta su posible candidatura en el 2023 y le habría sugerido la idea de correr juntos al gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti. Por qué están lejos y por qué podría hacerse realidad el tándem Larreta-Schiaretti.

El cristinismo ‘Insfraniza’ a Larreta mientras en JxC el dilema es qué hacer con Macri
Con lomitos y papas fritas, el PJ analizó cómo ganarle a Larreta, que pide a Schiaretti
  • “Abran las escuelas”: El pedido de Macri con elogio a Larreta (sin nombrarlo)
  • El éxito político es el electoral, y por eso las figuras políticas en el país no descansan, aún cuando falte mucho tiempo para las próximas elecciones en las que puedan verse directamente involucrados. Si bien la agenda marca al 2021 como un año electoral, hay quienes tienen en vista al 2023, un nuevo año de elecciones presidenciales que, aunque no se crea, ya se va diagramando a fuego lento. Si, a poco menos de tres años, en un país donde una semana parece un siglo. 

    En ese orden, los rumores comienzan a correr. Las alianzas y acercamientos, posiciones y acuerdos entre actores se comienzan a gestar, aunque todo puede cambiar en poco tiempo.

    Quién parece no perder el tiempo para ir gestionando el campo de juego de cara a las elecciones presidenciales es Horacio Rodríguez Larreta. Desde la derrota que Mauricio Macri sufrió en las PASO de 2019, Larreta surgió como el nombre sucesor que mejores posibilidades tendría en Juntos por el Cambio. 

    A partir de ese momento, el juego dentro del PRO se abrió (antes iban todos medianamente alineados detrás del ex presidente Macri) y se comenzaron a gestar posiciones que hoy, si bien no abrieron una interna, si fomentaron diferencias, dejando a los larretistas por un lado y a los macristas más duros, comandados por Patricia Bullrrich, por el otro. 

    Sin embargo, todos reconocen que el jefe de Gobierno porteño es quien mayor músculo político presenta si hoy tuvieran que competir. Y eso le da el poder de ir cocinando su próximo menú.

    Respecto a ello, en los últimos días se conoció la intención de Larreta de realizar un acercamiento a uno de los actores políticos más solicitados por los dos movimientos que mejores chances tienen de cara a una futura elección. Se trata del gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, que parece ser uno de los protagonistas de la política argentina de cara a los próximos años y que Larreta querría sumar como su vicepresidente, cuando irónicamente se encuentra casi sobre el fin de su carrera.

    El deseo de Larreta es el de concretar una fórmula que le permita recuperar la identidad original que Juntos por el Cambio gestó, ganando el voto de todos aquellos que han caído dentro de la grieta (una buena parte de la clase media), teniendo en cuenta que la desaprobación de la gestión actual de Alberto Fernández es creciente a medida que avanza el tiempo. Y una fórmula con Schiaretti le brindaría la medida justa para conformar una alianza fuerte, con alcance al peronismo central, y originada en una provincia de corte antikirchnerista, incluso en sus propios peronistas. 

    Hoy por hoy, Schiaretti representa una fuerza política que en esencia es peronista, pero que en la práctica se desenvuelve de manera independiente, demostrando una flexibilidad que le permitió a Hacemos por Córdoba sostenerse en el poder por más de 20 años con elecciones récord, a pesar de que sus gestiones son de una calidad mínimamente cuestionable. Ello se demostró durante todo el 2020, cuando las fuerzas legislativas del peronismo cordobés funcionaron como un freno/acelerador para las propuestas kirchneristas en el congreso, dependiendo la ayuda que la provincia cordobesa necesitase de la Nación. 

    Ahora bien, como ya se mencionó, la inestabilidad en Argentina es prácticamente una ley física aplicable a todos los órdenes de la vida. Y como tal, las alianzas políticas no pueden escapar de ella.

    Por ello es importante poner en la balanza las diferencias y similitudes que podrían contribuir en la posible formación o no, de una fórmula que daría que hablar si las elecciones fueran mañana. Comencemos por las malas noticias para los deseos Rodríguez Larreta.

    En la actualidad, la posibilidad de concreción de un tándem Larreta-Schiaretti se ve algo lejano debido a los actores que rodean el espacio que representa el propio Larreta (Juntos por el Cambio). En dicha coalición se encuentran los opositores provinciales más acérrimos de Schiaretti, entre los que se puede nombrar a Mario Negri, quien compitió por la gobernación contra el “Gringo”, Ramón Mestre que también hizo lo propio, Rodrigo De Loredo, Luis Juez, y muchos otros locales que detentan una rivalidad con Hacemos por Córdoba.

    Por el momento es muy difícil imaginarse a todos estos actores políticos vitoreando a un Schiaretti al que alguna vez defenestraron, aunque la casta política argentina se caracteriza por una amnesia oportuna llegado el caso. Otro impedimento importante para la concreción de una alianza entre Larreta-Schiaretti son los actores que acompañan al propio Schiaretti.

    Entre sus filas, el Gobernador cordobés tiene a hombres como Martín Gill o Juan Manuel Llamosas, quienes se han mostrado cercanos al Gobierno nacional y que deberían romper sus lazos para un lado o para el otro en pos de ceder a una posible fórmula. Además, Hacemos por Córdoba, como se mencionó, no es una fuerza añorada únicamente por Larreta. 

    Durante gran parte del 2020, el peronismo cordobés dio señales de estar en negociaciones con el oficialismo nacional, quien necesita tanto o más a Schiaretti y su poder político en una provincia reacia al movimiento K. La deuda en dólares que Córdoba sostiene con bonistas llevó al Gobierno provincial a abrirse a la posibilidad de negociar con la Nación poniendo a disposición sus votos (aunque nunca entregando el control de las bancas) en la Cámara baja del Congreso de la Nación, algo que le permitió al oficialismo lograr algunas cosas, como el recorte de presupuesto que afectó a CABA y al propio Larreta.

    Esta situación de necesidad cordobesa hizo que el propio Fernández le acercará una propuesta de unidad peronista a Schiaretti, algo que no se concretó, al menos por el momento. El Presidente necesita controlar mínimamente una de las bancas de Hacemos por Córdoba en Diputados para alcanzar el quórum, solicitud que le fue expresa a Schiaretti, a quién se le ofreció asistencia económica y comunión política a cambio. 

    En el orden de las buenas noticias para los deseos políticos de Larreta, nos encontramos justamente con el rechazo momentáneo del schiarettismo a la idea de comulgar con el kirchnerismo. Si bien el acercamiento con el kirchnerismo fue concreto, la reestructuración independiente (de Nación) de la deuda a último momento por parte de Córdoba (entró en default por un día), le dio aire económico y por lo tanto político a un Schiaretti que ya se veía con la soga al cuello.

    Ese esquive al piedrazo económico le permitió a Schiaretti volver a relucir sus diferencias con el Gobierno nacional (quien ya lleva a cabo una avanzada K independiente en Córdoba en manos de Carlos Caserio), con el que sostiene una relación institucionalmente correcta, pero a quien le manda mensajes políticos de manera muy astuta. Ese es el caso del acto en el que se mostró con Martín Llaryora, intendente de Córdoba, en el cual anunció una obra de más de 2 mil millones de pesos para la ciudad capital, en un evento con un ambiente exclusivamente schiarettista que demostró el gusto de Schiaretti para con la idea de una córdoba “isleña”, que le dio tantas satisfacciones electorales..

    Otro dato alentador para Larreta es que de este modo, Schiaretti recuperó poder para llevar adelante su proyecto político personal. Los deseos del Gobernador de Córdoba son dos: ser vicepresidente como último paso de su carrera política, y que su esposa, la diputada Alejandra Vigo, ocupe el cargo que hoy detenta el mariscal kirchnerista en Córdoba y senador por dicha provincia, Carlos Caserio. 

    Si bien todo parece indicar un acuerdo entre Larreta y Schiaretti es, al menos hoy, algo lejano de la realidad, una vez puestas las cartas sobre la mesa la idea no se presenta como algo irreal o imposible. Sin dudas, una alianza entre ambos, al menos con lo que respecta a las encuestas, sería a priori, potente.

    Quedará por verse si la propuesta de Larreta avanza o queda tan solo en un anhelo político de lo que podría haber sido. Para 2023 falta mucho tiempo, aunque los políticos argentinos si hay algo que no pierden, es el tiempo. 
     

    Dejá tu comentario