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ENFERMOS CRÓNICOS O TERMINALES

El 72,8% de familiares a cargo sufren profundas depresiones

La sobrecarga que supone cuidar enfermos crónicos o terminales se traduce en estrés, ansiedad y alteraciones en la calidad de vida . El modelo, Hospice, ofrece asistencia a los pacientes con afecciones progresivas y contención a sus allegados.

La sobrecarga que supone cuidar un familiar enfermo crónico se traduce en estrés, ansiedad y depresión, junto con distintas alteraciones de la calidad de vida e incluso de la capacidad de cuidar al ser querido. El modelo de hospice ofrece asistencia a los pacientes con enfermedades crónicas progresivas, así como también contención emocional a sus familiares

La depresión, en la mayoría de los casos toca niveles tan altos que interfieren con las actividades cotidianas (e incluso con el cuidado del familiar a cargo), alcanza al 72,8% de los cuidadores, mientras que los trastornos de ansiedad se observan en un 76,5% y el estrés en un 61,5%, mostró un estudio realizado con familiares de pacientes crónicos hospitalizados.

La “sobrecarga” de responsabilidades a la que se ven sometidos los cuidadores los vuelve vulnerables, predisponiéndolos a padecer un rango muy amplio de enfermedades y de alteraciones en su calidad de vida.

“Tan frecuente es la sobrecarga que experimentan los familiares de pacientes con afecciones crónicas progresivas que la principal causa de internación en un hospice es la claudicación familiar”, afirma el doctor Silvio Pederiva, especialista en Cuidados Paliativos y Director Médico de CCP Baires, primer hospice privado de la Argentina, institución que asiste a pacientes con enfermedades crónicas progresivas o terminales.

El modelo ofrece contención emocional a la familia del paciente, que suele enfrentar altas dosis de estrés que dificultan la posibilidad de brindar a sus seres queridos los cuidados necesarios.

Quienes asumen el cuidado del ser querido con una enfermedad crónica progresiva experimentan habitualmente sobrecarga de actividades tanto en la casa como fuera de ella, aislamiento social, alteración del comportamiento de los familiares que reciben cuidados, la idea de ser “responsables” exclusivos de su familiar, entre otros problemas.

Cuando el proceso de la enfermedad se vive en el hogar la sobrecarga suele ser aún mayor. “El desgaste que implica transitar por el proceso de mantener un ser querido en el hogar con los cuidados que requiere crea una situación de angustia en las personas de la familia abocadas a su cuidado que a veces concluye con severas enfermedades de los familiares" agrega el doctor Pederiva.

Inspirado en el St. Christopher Hospice, este modelo se materializa a través de instituciones capaces de albergar y asistir a pacientes con enfermedades crónicas progresivas o terminales, brindándoles una mayor calidad de vida a sus días y contribuyendo a disminuir el sufrimiento físico, emocional, psicológico y espiritual.

Al mismo tiempo, el modelo de Hospice ofrece contención emocional a sus familiares, quienes suelen enfrentar altas dosis de estrés que dificultan la posibilidad de que brinden a sus seres queridos los cuidados necesarios.