Las conspiraciones tienen público y Netflix lo sabe. En su 'top 10' del fin de semana siguió estando 'Beckett' y se le sumó 'Sweet Girl', con un actor muy conocido desde 'Aquaman' a 'Game of Thrones' -Jason Momoa- pero una pésima dirección - Brian Andrew Mendoza-.
SWEET GIRL
Las conspiraciones 'garpan', en especial contra laboratorios
Las conspiraciones provocan interés, casi siempre. Netflix lo está ratificando con 'Sweet Girl', y pese a un deficiente director Brian Andrew Mendoza.
Buscando encontrarle alguna explicación a cómo construyó el producto: ¿Habrá querido Mendoza elaborar un producto modelo Steven Seagal y no lo logrò?
Si bien habría que enviarlo al debutante Mendoza a tomar un curso de cómo filmar escenas de acción, ¿qué deberá hacerse con los guionistas, Philip Eisner y Gregg Hurwitz? Son los autores de una trama no creíble, casi ridícula.
Philip Eisner nunca logró nada interesante luego de aquel film de horror y ciencia ficción 'Event Horizon'... en 1997.
Gregg Andrew Hurwitz es más conocido por sus trabajos para Marvel y DC Comics, participando de 'Batman: The Dark Knight' y 'Wolverine'. En teoría, un conocedor del suspenso. Aquí no lo consigue.
Una lástima porque, además de Jason Momoa, el casting fue acertado en la elección de Isabela Merced como Rachel Cooper la hija de Ray Coooper (Momoa), la chica dulce (Sweet Girl).
De todos modos, ninguno de los tantos errores impide que el largometraje resulte de gran demanda en la pantalla de Netflix.
Las claves
¿Cómo explicarlo?
- Por un lado, a muchos espectadores les fascina que los malos reciban su castigo.
- Por otra parte, en este caso los malos son un laboratorio farmacéutico, que oculta un producto para tratamientos cardiovasculares, y una senadora, instituciones y personajes desprestigiados para muchos habitantes de la pandemia.
En USA en días recientes han ocurrido escándalos con laboratorios medicinales.
En 2021, la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA, por sus siglas en inglés), es investigada luego de haber autorizado la comercialización de Aduhelm (Aducanumab), de Biogen Inc., contra el Alzheimer. Las llamadas telefónicas recibidas por los integrantes del departamento que trabajó ese expediente son motivo de pesquisa porque la sospecha es soborno.
Peor aún: Aduhlem no sólo no es aconsejable para quienes sufren de Alzheimer avanzado -cuando inicialmente la FDA había permitido que se dijera que sí- sino que la terapia tiene un precio prohibitivo e injustificado, sin mencionar que en 2019 ese fármaco había quedado en entredicho por sus efectos secundarios (inflamaciones o hemorragias en el 40% de los participantes de las pruebas que recibieron las dosis más altas).
Antes de eso, en 2019, Pfizer fue denunciada por ocultar desde 2018 que su especialidad medicinal Enbrel, un desinflamante para tratar la artritis reumática, podría reducir el riesgo de Alzheimer en 64%.
En 2018, un comité interno de Pfizer informó a su directorio que "Enbrel podría potencialmente prevenir, tratar y retardar la progresión de la enfermedad de Alzheimer de forma segura", pero la empresa desistió de informarlo y canceló todas las investigaciones sobre Alzhéimer y Parkinson porque decidió buscar otros nichos más rentables.
Volviendo a 2021, 14 fiscales generales estatales estadounidenses anunciaron un acuerdo en las demandas civiles contra 4 farmacéuticas -Johnson & Johnson, McKesson, Cardinal Health y Amerisource Bergen Drug- por US$ 26.000 millones a pagar en 18 años a cambio de que se retiren los cargos penales contra los ejecutivos de esas empresas que promovieron el consumo de opioides.
Desde la década de 1990, estas compañías de opioides indujeron, por cifras millonarias, el uso indebido de drogas recetadas e ilícitas a gran escala, conocido como 'la epidemia de opioides' que provocó la muerte de casi 500.000 personas en USA, donde 136 personas mueren todos los días por sobredosis de opioides.
Cualquiera de los familiares de los damnificados, en su impotencia, podría amenazar de muerte a los directivos de cualquiera de esos laboratorios, inicio de la historia de 'Sweet Girl'. En especial por la facilidad que hay en USA para acceder a las armas de fuego. Entonces, la ficción no sería tan descabellada. Pero imposible avanzar mucho cuando están a cargo Mendoza, Eisner y Hurwitz... Más control de calidad se necesita en Netflix.
Etc. etc. etc.
Entonces, para muchos es satisfactorio ver a un laboratorio pagar sus culpas aún cuando sea ficción y la película resulte mala.