Los convictos soviéticos tenían una carta de presentación en las cárceles: sus tatuajes, cuya simbología remitía a crímenes cometidos, o bien era probatorio de su grado de violencia, asesinatos cometidos, violaciones y hasta crímenes de guerra.
Russian Criminal Tatoo
Cárceles soviéticas: Simbología secreta de tatuajes
Tatuajes de convictos en cárceles y gulags soviéticos: un entramado de código oculto de exhibición de prontuario e inteligibilidad entre pares.
Las imágenes que se exhiben en el presente artículo corresponden a Russian Criminal Tatoo Encyclopaedia, unos tres tomos de archivos fotográficos, ilustraciones y registros policiales de tatuajes de presidiarios entre 1948 y 1986, autoría de Damon Murray, Stephen Sorrell y la editorial FUEL.
Las fotografías de criminales tatuados pertenecían a Sergei Vasiliev y las ilustraciones a mano alzada, al guardia penitenciario Danzig Baldaev. Los editores ingleses accedieron a la colección de imágenes de presidiarios tatuados en los Archivos de la Policía Soviética, gracias a la recopilación por parte del criminalista ruso Arkady Bronnikov.
Arkady Bronnikov fue un experto principal en criminalística miembro del Ministerio del Interior de la URSS, quien documentó los tatuajes de presidiarios soviéticos durante 20 años.
Dichos trabajadores penitenciarios y autoridades policiales pretendían comprender las significaciones marginales detrás de cada tatuaje. Es decir, las identidades profundas, obituario criminal y maneras de proceder en ese mundo, además de acreditar la jerarquía entre convictos. En propias palabras del editor Stephen Sorrell:
Los tatuajes de calavera y huesos cruzados en zona de hombros revelaban que cumplía sentencia a cadena perpetua, mientras que el de una daga evidenciaba que había cometido un asesinato a otro convicto.
Los presidiarios violadores disponían un típico tatuaje en el brazo izquierdo: una chica sensual que se levantaba el vestido con una tanza de una caña de pescar. Mientras que los pedófilos: una cola de sirena apuntando hacia el ombligo.
Los tatoos de estrellas en las rodillas hacían alusión a"no voy a arrodillarme ante la policia" y representaba la honorabilidad entre pares, símil a los cinco puntos tatuados en presos argentinos, mientras que en los hombros indican ser una autoridad referente para los reclusos.
Los convictos con más alta jerarquía, según Russian Criminal Tatoo Archives, poseían tatuajes de estrellas de ocho puntas debajo de la clavícula o bien, ojos ubicados en hombros y pecho significando ello una superioridad por "mirar desde arriba" al resto.
Por su parte, las figuras de medallas en el cuero convicto son una especie de condecoración por ser opositor al régimen soviético. Asimismo, los ojos en el sector del estómago expresan la orientación homosexual -pene como nariz de un rostro-
Por su parte, los tatuajes de campanas en los pies a modo de grilletes refieren a sentencias de más de cinco años. Mientras que los tatoos de anillos en sus nudillos representan el status de de criminal cuando no se pueden vislumbrar otros por la ropa.
Los marginales sabían que durante el gobierno de la URRSS, cualquier delincuente que tuviera grabado en su piel una imagen de Stalin, Lenin o Marx saldría ileso de un encuentro con la policía.
No obstante, una ley soviética prohibía la profanación de imágenes de ciertas figuras ilustres comunistas y del gobierno. A partir de ello los reos inauguraron los tatuajes burlescos de líderes comunistas y desafiaron al sistema socialista soviético.
Un ejemplo de ello es la ilustración realizada por el petersburgués Danzig Baldaev, quien registró este tatuaje de un convicto: una calavera con una guadaña con Stalin, Marx y Lenin cabalgando sobre penes erectos, y una leyenda escrita "Adelante con el comunismo. El Gulag a cualquier precio" y en la hoja filosa de la guadaña "Un brillante futuro".
El procedimiento del tatuaje, ejecutado por los propios presos, se efectuaba en condiciones de insalubridad, con afeitadoras eléctricas a las que se les adosaba una aguja sin esterilizar y una ampolla de tinta líquida.
La fabricación casera de dicha tinta se elaboraba a partir de una mezcla de goma quemada y orina del propio convicto, por lo que muchos presidiarios terminaban con tétanos, gangrena y hasta con Sida por compartir agujas.
En casos menos graves, los reos a menudo terminaban con linfadenitis, o sea, una inflamación febril en ganglios linfáticos. Así que dichos convictos emprendieron el proceso en absoluta discreción y en la clandestinidad.
Por otro lado, la injusticia social se hacía carne en la dermis de los presidiarios soviéticos que habían tenido una vida de carencias, exclusión social y persecución política.
El dibujo de un tatuaje de esqueletos cavando con la escritura "Cava más profundo, lanza más lejos, echándote pedos al vapor. 1931 -1933 . Mar Canal Báltico", hace alusión a la construcción del Canal del Báltico producto del trabajo forzosos de los reos de los campos de concentración o gulags. La sátira grabada en el pellejo de los vori v zakone se repetía como un patrón.
Lo sagrado asociado a la delincuencia
Monasterios, Iglesias, santidades cristianas, cruces y calaveras se entremezclaban en las curtidas pieles pálidas de los convictos soviéticos, otorgándole un nuevo sentido: categoría de asesino.
Del mismo modo, la cantidad de cúpulas de una iglesia marcadas en la piel denota el número de condenas del recluso y la sobreabundancia de cruces junto con la representación de una parroquia o similar significa ser ladrón.
El tatuaje de la Virgen María con el niño Jesús encarna la lealtad a una pandilla criminal, que el imputado se halla protegido de todo mal o bien, indica a menudo que el que lo porta está tras las rejas desde temprana edad.
Cabe destacar que los cabecillas podían cometer homicidio a otro recluso sino les gustaba su tatuaje. Los únicos que prescindían de dicha obligación: presos políticos. El resto lo tenía que exhibir para conocer su prontuario y saber como proceder ante él.
En relación a lo anterior, el editor de Russian Criminal Tatoos, Murray, sostuvo:
El experto principal en criminalística del Ministerio del Interior de la URSS, Bronnikov, señaló que en las prisiones de máxima seguridad la cifra de tatuados es de 95 a 98 por ciento, a diferencia de las de mínima seguridad con un 65 a 75 por ciento. Ello tiene que ver con que se inician en el arte grabado en piel y a gran escala tras su primer asesinato, según el criminalista.
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