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DEPORTADOS

Brasil teme a Donald Trump, Javier Milei, al muro y al alambrado

Brasil en los últimos 4 años ha recibido miles de deportados y ahora da por hecho que serán más con Trump. Pero Lula también guarda cierto resquemor con Argentina por el plan en la frontera que esbozó el gobierno de Milei: alambrados y muros.

Brasil sabe perfectamente que no tiene una política de acogida ante un aluvión de deportados, expulsados por el gobierno de Donald Trump o el de Javier Milei, con el que, de hecho, comparte una frontera al sur.

Lula aún no posee un plan firme para sus ciudadanos que han sido devueltos a casa y observa con recelo el reciente giro en la política migratoria de Estados Unidos, tras la vuelta al poder de Donald Trump, quien ya firmó decretos y derogó una serie de medidas, sólo para endurecer el control sobre inmigrantes irregulares y sobre células narcoterroristas extranjeras, a las que culpa por el tráfico de fentanilo y la violencia.

El líder del Partido de los Trabalhadores espera que, en cualquier momento, le toque el turno de recibir a los deportados de la Era Trump, tal como ya lo ha hecho México y Venezuela que han recibido a ciudadanos comunes, con visados que ya expiraron, como a narcotraficantes expulsados que hicieron de las suyas en el Sueño Americano.

Del mismo modo, mirando hacia el sur, el Gabinete de Lula se percata que es sólo cuestión de tiempo para que el Gobierno de Javier Milei comience con el mismo estilo con respecto a los inmigrantes.

Más aún cuando la ministra de Seguridad de Milei, Patricia Bullrich, avisó hace pocos días que planean alambrar la frontera con Brasil y con Bolivia, en primera instancia, guardando cierta analogía con el famoso muro entre USA y México que fue construido por Washington durante distintos mandatos.

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Milei en agrado con Trump, pero alejado de Lula | GENTILEZA X

Milei en agrado con Trump, pero alejado de Lula | GENTILEZA X

Bullrich, la ministra insignia de Milei, dijo ante los medios locales que el Gobierno está elaborando un plan en Misiones para la frontera con los estados del sur de Brasil. "Tuvimos casos de asesinatos por encargo y otros problemas allí", sentenció.

En esa misma línea, el Gobierno argentino anunció que, en el marco del Plan Güemes del Ministerio de Seguridad, y con el objetivo de fortalecer las fronteras del norte del país, se construirá un cerco de alambre en la frontera con Bolivia, para evitar el paso ilegal de personas y el contrabando.

Brasil ajusta las tuercas ante los deportados de Trump y Milei

Los gobiernos de México, Guatemala y Honduras cuentan con políticas de Estado para la reinserción de deportados, ya sean gente de bien o criminales de las maras que mandan a la cárcel; los primeros, fueron a buscar una mejor vida en el extranjero, y los segundos, a probar suerte con el delito o a traficar.

En el caso de Brasil, a pesar de que en los últimos cuatro años recibió cerca de 7 mil deportados del Gobierno de Biden, no posee programas de reabsorción de ciudadanos que puedan dar abasto ante las cifras descomunales que se manejarían si Trump da rienda suelta a la ola de expulsión: se estima que el número de brasileros ilegales en Estados Unidos asciende por estos días a 230 mil.

Los deportados, usualmente llegan a Brasil a través del Aeropuerto Internacional de Confins, en Minas Gerais, y luego pasan por el control de la Policía Federal (PF), como cualquier ciudadano. Tras ello, no reciben apoyo estatal, ni asistencia económica ni seguimiento.

“Las personas que llegan al país sin perspectivas de rehacer sus vidas en su tierra natal, y muchas de ellas después de años en Estados Unidos, no es raro que intenten emigrar nuevamente con la ayuda de coyotes. Hay un impacto material, pero también psicológico en sus vidas”, explica el diario Folha S. Paulho.

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Inmigrantes llegando a Brasil | GENTILEZA AFP

Inmigrantes llegando a Brasil | GENTILEZA AFP

En general, Brasil e hispanoamérica exportan ilegalmente a USA la mano de obra no calificada. Ciudades como Governador Valadares, Minas Gerais, el ex centro de vida de esos inmigrantes, no tienen una política específica. Al respecto, la dirección del municipio dijo que "esperará esta llegada" de deportados para analizar "los próximos pasos".

Ante el nuevo panorama mundial de deportaciones, el gobierno de Lula publicó esta semana un mensaje de aliento para los inmigrantes irregulares y afirmó que los deportados "son dignos de respeto".

En ese sentido, trascendió que el Gobierno de Lula está ahora mismo ultimando detalles para desarrollar una política migratoria más seria, o bien reimpulsar la Ley de Migraciones firmada en 2017, que nunca salió a la mesa.

Según la prensa brasilera, un equipo del Palacio do Planhato ya elaboró un documento que aún no ha sido aprobado. Uno de sus artículos sostiene que "los brasileños retornados y los no admitidos en el extranjero, así como sus familiares, serán el público objetivo de acciones de promoción de derechos, inserción socioeconómica e integración local".

El ministro Macaé Evaristo (Derechos Humanos) anunció, tras una reunión con Lula durante el martes, la creación de un centro de atención humanizada en Confins. El proyecto seguiría el modelo de la estructura que existe en el Aeropuerto Internacional de Guarulhos, en São Paulo, desde hace 20 años.

"Sin embargo, la iniciativa en el aeropuerto más grande del país debe considerarse con cautela. Creado inicialmente para combatir la trata de personas, en los últimos años estuvo dominado por servicios para inmigrantes afganos que llegaban y durante días, semanas o meses vivieron en la terminal 2 del aeropuerto. Es un dispositivo de servicio inmediato e importante, pero quienes siguen el tema dicen que es necesario hacer más", sostiene Folha S. Paulho.

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