Un análisis reciente de la Universidad de Tufts acerca de los datos de los precios mundiales de los alimentos reveló que a partir de 2017, alrededor del 40% de la población mundial ya se vio obligada a consumir dietas de mala calidad debido a una combinación de altos precios de los alimentos y bajos ingresos. Cuando los artículos saludables no son asequibles, es imposible que las personas eviten la desnutrición y las enfermedades relacionadas con la dieta, como la anemia o la diabetes.
EN EL MUNDO
Alimentos: el 40% de las personas tiene dietas pobres
Según un nuevo estudio de la Universidad de Tufts, la población mundial tiene dietas de mala calidad por el alto precio de los alimentos.
El 60% restante podría permitirse los alimentos para comidas saludables pero esto no significa que puedan seguir una dieta sana, ya que existen factores como la publicidad y el marketing, llevan a la gente a consumir alimentos muy poco saludables.
El estudio sobre los alimentos
Para medir los costos de la dieta a nivel mundial, el análisis relacionó los precios del Banco Mundial para 800 alimentos populares en 174 países con la composición nutricional de esos alimentos. Utilizando los precios y los valores nutricionales de cada uno, se calculó la forma menos costosa de cumplir con las pautas dietéticas nacionales y los requisitos de nutrientes esenciales.
En el estudio, publicado en el portal The Conversation, se indica que "los precios de los alimentos suben y bajan, pero muchos alimentos saludables como frutas y verduras, nueces, productos lácteos y pescado son constantemente más caros que los alimentos básicos con almidón, el aceite y el azúcar. El alto costo de los grupos de alimentos más saludables a menudo obliga a las personas en situación de pobreza a comer alimentos menos costosos o pasar hambre".
Qué se puede hacer al respecto
Desde el estudio recomiendan que los países pueden hacer posible que todos puedan permitirse una dieta saludable creando más empleos con salarios más altos y ampliando las protecciones sociales para las personas de bajos ingresos.
"Más allá de mayores ingresos y redes de seguridad para los más pobres, los precios de los alimentos pueden reducirse para todos mediante la inversión pública en nuevas tecnologías e infraestructura para mejorar la producción y distribución de alimentos. La innovación agrícola y la inversión en los mercados alimentarios pueden salvar vidas e impulsar el desarrollo económico , cuando las nuevas tecnologías y otros cambios se adaptan bien a las condiciones locales", aseguran.