Monica Seles, la número uno del tenis que fue apuñalada en la cima de su carrera

La tragedia en Hamburgo: un ataque sin sentido

Monica Seles había nacido con un talento innato para jugar al tenis. Lo venía demostrando desde los cinco años, y para cuando cumplió 14, estaba compitiendo a nivel profesional. Su juego agresivo, caracterizado por su potente doble derechazo, la había convertido en una fuerza temible en la cancha. No era de extrañar que, a sus 19 años, con nueve títulos de Grand Slam acumulados en su haber, la joven serbia estuviera en camino de convertirse en una de las mejores tenistas de todos los tiempos.

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Monica Seles competía como tenista profesional desde los 15 años y estaba en camino a ser la mejor de todos los tiempos. Antes de cumplir los 20 años, ya ostentaba nueve Grand Slams, el torneo más importante de este deporte.

Ella mantenía una rivalidad feroz con la alemana Steffi Graf, con la que se había enfrentado en nueve ocasiones, protagonizando algunos de los partidos más emocionantes de la historia del tenis femenino. Graf ostentaba el primer lugar, pero corría peligro de perderlo con la llegada de su homóloga serbia (un desenlace que nunca conoceremos).

Para el año 1993, la pica entre las dos tenistas seguía teniendo peso, y Seles se perfilaba como la clara favorita para ganar el Abierto de Francia por cuarto año consecutivo.Por entonces, la serbia enfrentaba a la búlgara Magdalena Maleeva en los cuartos de final de la Citizen Cup de Hamburgo, una especie de preparación antes de competir en Francia, y estaba a la cabeza del partido. Fue durante un descanso, mientras Seles estaba tomando agua, que un hombre irrumpió repentinamente en la cancha y la apuñaló por la espalda.

El agresor resultó ser Günter Parche, un fanático obsesionado con su rival Steffi Graf, que pretendía lograr que la tenista alemana volviera a estar en el primer puesto del ranking eliminando a Seles de la competición. Por suerte, la herida que sufrió la joven de 19 años no fue grave, pero las cicatrices psicológicas la afectaron profundamente.

Las secuelas de un ataque atroz

El ataque en Hamburgo, que algunos llamaron "el día más oscuro de la historia del tenis", le robó a Seles dos años y medio de su carrera cuando estaba en su cúspide. La tenista padeció estrés postraumático, ansiedad, depresión e insomnio, e incluso demandó a la Federación Alemana de Tenis por falta de seguridad.

Pese a su regreso a las canchas en 1995 y a un nuevo triunfo en el Abierto de Australia de 1996, Seles nunca recuperó plenamente su nivel anterior, pues el miedo y la inseguridad después de haber sufrido aquel ataque la acompañaron durante el resto de su carrera. Finalmente, en 2008, la tenista de 35 años anunció su retiro de las canchas, con 9 títulos de Grand Slam y el sabor amargo de que su carrera quedó interrumpida por la violencia.

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El fanatismo obsesivo de Günter Parche, derivado de la rivalidad de la joven serbia con Steffi Graf, desembocó en la agresión que le puso fin a la carrera de Seles.

Como afirmó la leyenda Martina Navratilova cinco años después de este suceso, Seles podría haber alcanzado una cifra récord de títulos de no ser por la agresión recibida (cuyo autor moriría en 2022 internado en un psiquiátrico). Pero a pesar del ataque y sus secuelas, Monica Seles sigue siendo considerada una de las mejores tenistas de todos los tiempos. Su historia también nos recuerda lo rápido que se puede terminar el éxito y lo importante que es cuidar la salud mental de los deportistas de alto rendimiento.

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