Comenzó el 2do. Semestre y las frentes de nuestros funcionarios públicos empiezan a sudar, mientras se acomodan los trajes en una muestra clara de preocupación: dólares y pesos es 'el tema', no 'los temas'. Tal como se venía advirtiendo hace tiempo, se encrudece el panorama coyuntural de la economía argentina a partir de la última mitad del año. Estamos dejando atrás
EL DÍA DESPUÉS
¡Ojo con la oferta de dólares y la demanda de pesos!
Dólares y pesos vuelven a concederle centralidad a la economía luego del atentado a CFK por el error de enfoque del FdT. Por lo tanto, vamos a dólares y pesos.
- los altos precios de las commodities y
- las tasas de interés bajas
que inundaron de liquidez a las economías del mundo desde la pandemia por COVID-19.
Nuevamente, las probabilidades de que se generen nuevas presiones sobre los dólares financieros se acrecientan por una combinación de menor oferta de dólares y caída de la demanda del peso, junto con inestabilidades políticas que afectan a los mercados:
Caída de la oferta de dólares:
- Suba de tasas de interés internacional que impacta negativamente sobre mercados emergentes, exportadores de productos básicos;
- Estabilización de precios de commodities que hace que entren menos dólares del frente externo;
- Caída en la liquidación del agro.
Caída de la demanda del peso:
- Datos mensuales de inflación que impactan negativamente sobre las expectativas;
- Inestabilidades políticas como el enardecido espectro político ante el juicio de CFK;
- Una caída de la demanda del peso por cuestiones estacionales;
- Incertidumbre sobre próximas licitaciones en pesos a estar atentos de si renuevan y sino tendrán que recurrir, otra vez, a la emisión monetaria;
- Nuevas medidas restrictivas al acceso del dólar oficial;
Suba de tasas de interés
La suba de las tasas de interés de los principales bancos centrales del mundo afecta significativamente a los mercados emergentes tal como el argentino.
En primer lugar, una menor liquidez internacional constituye una menor demanda de los productos básicos que la Argentina vende en el exterior, por lo que va a presionar a la baja los precios de estos. De esta forma, nos acercamos a una etapa en la que van a entrar menos dólares de afuera.
Por otro lado, una suba de las tasas de interés afecta a países endeudados tal como la Argentina ya que incrementa el costo del crédito. Nos va costar más pagar la deuda pública contraída previamente, así como las futuras.
Además, bajo este contexto, los capitales salen de los países riesgosos como la Argentina hacia puertos más seguros como, por ejemplo, los bonos de los países desarrollados y que cuentan con cierto orden macroeconómico, aún cuando les cueste tan caro el gas por estas horas y registren inflación desconocida. Volvamos a la Argentina: no sólo no entrarían dólares de afuera, sino que, muy probablemente, continuaría la salida del país.
Estabilización de precios de las commodities
Luego de haber experimentado un alza de los precios de los productos básicos, resultado de las políticas monetarias expansivas desde los principales bancos centrales del mundo durante la época de la pandemia, comienzan a estabilizarse. Es probable que la volatilidad de las commodities se acreciente con las consecuencias de los últimos shocks exógenos tal como la pandemia y la guerra en Ucrania. Más allá de eso, los países exportadores de estos productos no presentan un crecimiento importante, tal como en otras épocas. Es el caso de la Argentina que, si bien recuperó en 2021 todo lo perdido en 2020, está mostrando ya claras señales de estancamiento.
Esto sucede una serie de factores:
- Falta de disciplina fiscal y monetaria: cambios abruptos en las variables fundamentales y el no contar con un orden macroeconómico genera mutaciones microeconómicas que llevan, en muchos casos, a senderos explosivos. Lamentablemente, en vez de crear una reserva de recursos cuando los precios internacionales están en alza y utilizarla en períodos de emergencia, los distintos gobiernos se la pasan despilfarrando en los ciclos de auge y agravando aún más los problemas estructurales.
- Exceso de regulaciones e impuestos: somos uno de los países del mundo con la presión fiscal más alta. Las regulaciones son exorbitantes y ahogan al sector privado. Eso impide que se diversifique la economía y se dependa de un solo sector, en nuestro caso el agroexportador, donde tenemos ventajas comparativas. El riesgo se encuentra en terminar siendo un país monoexportador que depende de la volatilidad de los precios de los productos que exporta sin consolidar un crecimiento sostenido de largo plazo.
- Políticas proteccionistas para suavizar la volatilidad externa: las retenciones, el atraso cambiario y los aranceles altos para cubrir a la economía de los vaivenes externos pueden contribuir a calmar el impacto de corto plazo, pero aleja de las posibilidades de progreso de largo plazo. Un ejemplo es el de las retenciones que se utiliza para desarticular la suba de los precios internacionales de los precios locales pero que desalienta la oferta monetaria del sector lo que se traduce en menos divisas para el resto de los sectores económicos en el mañana.
Caída en la liquidación del agro
No es novedad que, dado el nivel de atraso del dólar oficial ante el deterioro continuado de las cuentas nacionales, con un dólar de equilibrio que hoy debería estar en los $250, los productores agroexportadores expresan su desaliento por el producido de sus ventas. Inclusive, incrementa su especulación. Si hoy el precio al que se vende es percibido como escaso por el productor, quien prefiere retener su producto, asumirá el riesgo de mantenerlo en silobolsas en vez de liquidarlo.
Ahora se está debatiendo un dólar a $200. Por supuesto que en el corto plazo ayuda a incentivar la liquidación del agro y a incrementar el ritmo de acumulación de reservas.
El problema consiste en que subir la vara del tipo de cambio para exportación genera que suba la vara del resto de los dólares.
Así que la brecha se va a ampliar ya que muchos verán en puerta una posible devaluación a futuro. Por otra parte, volverá a repetirse el fenómeno. Al tener un dólar blue a $300 o más, no van a querer liquidar porque les va a resultar barato, a menos que exista un fuerte compromiso político y beneficios no cambiarios, que es lo que ha intentado el ministro Sergio Massa desde el inicio de su gestión. Si su objetivo no lograra satisfacer sus expectativas -y las de todos los agentes económicos-, el dilema queda sin la respuesta necesaria para dar cierta tranquilidad por un tiempo.
¿Cómo incrementar la oferta de dólares?
Dado que no hay mucho margen político para grandes reformas por parte de este gobierno, lo más sensato es apuntar a incrementar la oferta de dólares por:
- Acuerdos bilaterales con otros países u organismos internacionales que decidan apostar, nuevamente, por la Argentina, ya sea por intercambios comerciales beneficiosos o promesas de medidas sensatas de largo plazo. Hoy no cumplimos los requisitos para un nuevo préstamo significativo en un gobierno que está terminando el mandato, pero el cuenta gotas de entrada de dólares, aunque sea mínimo, podría traer cierto veranito por unos meses.
- Incentivar la liquidación del agro con un tipo de cambio más alto. Hoy el tipo de cambio preferencial parece ser la herramienta que escogería el gobierno de Massa.
- Incrementar tasas de interés puede volver atractivos los activos locales si los retornos suben.
- Orden macroeconómico: mantener las cuentas fiscales y cumplir con las metas pautadas con el FMI es crucial para brindar cierta previsibilidad económica y alejar las dudas de potenciales inversores.
Datos mensuales de inflación que impactan negativamente sobre las expectativas:
Más allá de las teorías keynesianas, la demanda de dinero depende de la inflación esperada y ésta se basa en la confianza de los individuos. Cada vez que los individuos ven que la inflación se ha acelerado, se deshacen de los pesos más rápidamente. Es decir, no utilizan el dinero como depósito de valor y se refugian a activos más seguros como el dólar para cubrirse ante la escalada inflacionaria, tal como fue explicado en el artículo de la semana pasada.
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Sin Alto el Fuego en la Guerra de Expectativas
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Una caída de la demanda del peso por cuestiones estacionales
Durante dos meses –julio y agosto- los argentinos demandan más pesos por vacaciones y aguinaldo, por lo que la corrosión del valor de la moneda se para por unas semanas. No obstante, una vez que entramos a finales de agosto y septiembre, nuevamente, se comienza a sentir las presiones inflacionarias.
Incertidumbre sobre próximas licitaciones en pesos
Claramente que la suba de tasas de los instrumentos en pesos, los vuelve más atractivos que en meses anteriores. Por otra parte, dado que suelen ser instrumentos más riesgosos, la tasa de retorno es más alta, así que siempre hay un grupo que se vuelca a ellos con el objetivo de sacar rápidos retornos en poco tiempo. Obviamente, para muchos inversores hoy es una opción. Ahora, lamentablemente, días atrás fue difundido un supuesto plan de Gabriel Rubinstein, que él desmintió en un informal mensaje en una cadena de WhatsApp pero ya había sido replicado por varios profesionales provocando expectativas negativas en los mercados. El inoportuno momento pudo haber interrumpido la reinstalación de los instrumentos en pesos. Pero, luego, el programa de financiamiento en pesos revirtió la pésima evolución de las últimas ruedas. Importante corroborarlo en los próximos meses. Las medidas anunciadas hasta ahora son bastantes ortodoxas por lo que lleva tranquilidad a los mercados.
Nuevas medidas restrictivas al acceso del dólar oficial
Toda nueva restricción al acceso de dólares implica mayores presiones sobre los dólares paralelos. Es bastante sencillo: si no se puede acceder al mercado oficial se recurre al mercado paralelo. Cabe remarcar que cada vez que la brecha entre el oficial y el blue se acrecienta, los precios de la economía empiezan a responder a las variaciones del dólar paralelo. Por lo que, cualquier plan de estabilización hoy requiere de un achicamiento en la brecha cambiaria.
Inestabilidad política
Entre uno de los factores de riesgo de inestabilidades cambiarias se encuentra las inestabilidades políticas. Nos enfrentamos ante una crisis de gobernabilidad, hoy lo político prima sobre lo económico. Lamentablemente, cualquier medida ortodoxa puede llegar a ser contrarrestada por una crisis institucional. Es muy frágil el escenario en el que intenta desempeñar su labor el ministro Sergio Massa. Este escenario no sólo puede ser vulnerable a ataques especulativos sino a un pánico real de los individuos que terminen refugiándose en activos extranjeros. Es fundamental que en su viaje al exterior, el ministro pueda consolidar su tarea, reduciendo este riesgo.
Hoy no se descarta que, de persistir la inestabilidad política, el blue vuelva a tomar fuerte impulso por arriba de los $300.
¿Cómo incrementar la demanda de pesos?
Para eso es necesario previsibilidad y resolver la crisis de gobernabilidad. Todo ajuste fiscal o monetario queda en la nada si desde la parte institucional no se tranquilizan las aguas.
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