Luego de una larga pandemia, los riesgos para la estabilidad financiera mundial de los mercados, se mantienen contenidos por el momento. Durante año y medio, bancos centrales, ministerios de Hacienda e instituciones financieras internacionales han brindado en todo el mundo un apoyo sin precedentes al crecimiento económico, a través de sus políticas. Ahora deben elaborar estrategias para preparar de manera segura medidas de política monetaria y fiscal para una nueva etapa.
Los bancos centrales de importancia sistémica de todo el mundo son conscientes de que las consecuencias imprevistas de las medidas que adopten podrían poner en riesgo el crecimiento y, posiblemente, provocarían ajustes bruscos en los mercados financieros mundiales. La incertidumbre es especialmente intensa en un clima acaparado por la persistente pandemia, en el cual la sociedad enfrenta retos inherentes a las tres C: la COVID-19, las criptomonedas y el cambio climático.
El optimismo se desvanece
Las masivas políticas de apoyo monetario y fiscal a la economía aplicadas en 2020 y 2021 ayudaron a limitar la contracción económica que se inició al estallar la pandemia y, durante gran parte de este año, han respaldado un fuerte repunte de la economía. De todos modos, el clima de optimismo que impulsó los mercados durante el primer semestre del año corre el riesgo de desvanecerse.
El deterioro de la confianza de los mercados desde la publicación de la edición de abril de 2021 del informe GFSR provocó un fuerte descenso a nivel mundial de los rendimientos nominales a largo plazo durante el verano, impulsado por la caída de las tasas de interés reales como consecuencia de la preocupación por las perspectivas de crecimiento a largo plazo. No obstante, a finales de septiembre, la inquietud de los inversionistas ante las presiones inflacionarias dio un nuevo impulso a las tasas de interés, a la vez que las presiones de los precios comenzaban a considerarse más persistentes de lo que se había previsto en algunos países, lo cual comportó la total reversión de los anteriores descensos.
Si, en un momento dado, los inversionistas revalúan repentinamente las perspectivas económicas y de las políticas, los mercados financieros podrían registrar una revalorización del riesgo que, de mantenerse, podría interactuar con las vulnerabilidades subyacentes y provocar un endurecimiento de las condiciones financieras. Ello podría poner en peligro el crecimiento económico.
Medidas políticas
Los responsables de la política económica deberán elaborar planes de acción que eviten consecuencias imprevistas. Las políticas de apoyo monetario y fiscal deben estar más focalizadas y adaptarse a las circunstancias específicas de cada país, habida cuenta de las diferencias en cuanto al ritmo de recuperación económica de cada uno. Los bancos centrales deberán comunicar con claridad el enfoque futuro de la política monetaria, con el fin de evitar un endurecimiento injustificado o repentino de las condiciones financieras.
En la medida de lo posible, las autoridades responsables de la política económica en los mercados emergentes deben comenzar a recomponer sus márgenes de maniobra fiscal y aplicar reformas estructurales. Algunas de esas economías, que enfrentan también varias dificultades internas -subida de la inflación y problemas fiscales-, siguen expuestas al riesgo de que se produzca un endurecimiento repentino de las condiciones financieras externas.
En un contexto de mayores presiones sobre los precios, los inversionistas están trasladando a los precios el ciclo de restricción rápida y bastante pronunciada de muchos mercados emergentes, si bien se espera que el aumento de la inflación sea temporal. Regenerar reservas y aplicar reformas duraderas para dar impulso a las expectativas de crecimiento económico será fundamental para protegerse del riesgo de reversión de los flujos de capital y el incremento de los costos de financiamiento.