Algunas subas llegaron incluso a los $150 el kilo, y se suman además a los registrados en febrero pasado, lo que agrega aún más presión inflacionaria en alimentos sensibles para la canasta familiar.
En este escenario, el Gobierno nacional busca frenar estas alzas, con herramientas como el fideicomiso aceitero y triguero. En carnes, está en vigencia el programa de Precios Populares, que la próxima semana tendrá un incremento de 2% en sus precios –unos $16 por kilo- de acuerdo a lo pactado entre Comercio Interior y los frigoríficos exportadores.
En los comercio minoristas, los aumentos de los últimos días ubican al kilo de carne en torno a los $1.000, con incrementos que oscilan entre los $50 y $100. En febrero, las categorías de consumo en el Mercado de Liniers –novillitos y vaquillonas- tuvieron una suba de 15%, pero no terminaron de reflejarse en los mostradores, porque fue absorbida en parte por los eslabones intermedios del negocio.
Liniers
Las carnicerías bajaron su ritmo de comercialización, y esta situación tuvo un impacto directo en las pizarras. "Al bajar el volumen de venta, el comerciante tiene que integrar todos los aumentos", dicen en el Mercado de Liniers. El mes pasado, en tanto, si bien hubo subas, los carniceros solo la trasladaron a algunos cortes.
En los remates de Liniers, la hacienda de consumo encontró su punto de equilibrio y se vende entre los $290 y $300 el kilo vivo. Los consignatarios admitieron que por el momento, estos valores se mantendrán, pero la falta de oferta será un factor que generará presión en las cotizaciones.
La industria frigorífica cuenta con menos materia prima para trabajar. De acuerdo a la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes (Ciccra), la industria procesó en enero 971.800 cabezas, lo que marca una caída interanual de 2,6%. Por un lado influyó la menor producción de terneros y la sequía, con productores que alargaron el tiempo de engorde de sus animales.