El maíz y la soja, secos, quemados y apedreados.
Ello, sumado a la fuerte sequía producto del fenómeno de la “niña”, hizo que el rendimiento del maíz y la soja bajara considerablemente. Y en Córdoba se pudo observar perfectamente ese impacto.
Aún en temporada de cosecha, los datos finales se hacen esperar. Pero la Bolsa de Cereales de Córdoba lanzó un estimado muy aproximado al final de la misma, donde se reveló un fuerte descenso en los rendimientos respecto al año pasado, justo cuando los precios internacionales se dispararon.
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Según el estudio denominado “Segunda Estimación de Producción Estival 21/22”, la proyección final no superaría las 32 millones de toneladas. Esto representa bajas interanuales de maíz (-16%) y de soja (-17%) pronunciadas.
Además del calor y la sequía, en varias oportunidades golpeó el granizo, por lo que las tres variables más indeseadas estuvieron presentes en lo que respecta al clima. Para el maíz, la producción estimada ronda las 19 millones de toneladas, mientras que para la soja el rendimiento esperado es de 11 millones de toneladas.
“Durante el último trimestre las precipitaciones fueron menores al promedio histórico (2007-2021) en toda la provincia de Córdoba. Estas condiciones se expresan en los porcentajes de avance de cosecha de los cultivos, siendo los mayores valores de los últimos ciclos”, ratifica el estudio. Además del maíz y la soja, se vieron afectados, en menor medida, el girasol, el sorgo y el maní, tres cultivos que también se producen en Córdoba.
Respecto al clima que se viene, los especialistas detallan que las condiciones de sequía se extenderán hasta entrado el verano 2023. A partir de entonces, se espera una lenta evolución hacía un clima más húmedo que el actual, que podría contribuir en las futuras cosechas.
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