CÓRDOBA. Más que nunca, las elecciones 2023 en Argentina serán una muestra de la fractura interna que un país puede cargar en una realidad controlada por redes sociales, cámaras 24 horas y micrófonos abiertos permanentemente. La oferta más elegida parece ser cualquier extremo que encaje bien con el votante enojado, ya sea oficialista u opositor.
ACUERDO
Elecciones 2023: ¿Queda tiempo para un "frente de frentes"?
Para las elecciones 2023, el precandidato Juan Schiaretti instaló la necesidad de un acuerdo amplio. ¿Queda lugar para eso?
Lejos de la góndola de las más vendidas quedaron las ideas que precisamente llevaron a la creación del país. A poco más de 40 años del regreso de la democracia, tal vez el último gran acuerdo, pocos quieren vender lo que los argentinos aún comparten en común, mientras que lo que vuela son las diferencias.
En ese contexto, el gobernador de Córdoba y precandidato a presidente, Juan Schiaretti, parece ser uno de los últimos políticos vigentes dispuestos a trabajar en base a ideas que no son, a priori, rentables en términos de caudal de votos. Al menos no bajo las reglas de juego actuales.
En su última aparición pública, el cordobés reveló una nueva carta de rumbo en su juego nacional. Mencionó la posibilidad de conformar un “frente de frentes”, en alusión a un gran acuerdo nacional preeleectoral que siente bases comunes con la mayoría de los espacios, aunque dejando fuera los extremos, y en especial al kirchnerismo.
La idea de Schiaretti es empujar la eventual acordada con los espacios más mesurados de la grieta que, en las elecciones 2023, ya no se debate entre dos frentes sino entre dos extremos mucho más difusos. Para ello, el cordobés buscaría el acercamiento con espacios como el de Horacio Rodríguez Larreta, a quien admite como “un buen candidato”.
Dentro de ese eventual acuerdo, Juan Schiaretti buscaría ocupar la representación del peronismo que debería resultar evolución del agotado modelo PJ dominado por el kirchnerismo. Es decir, un peronismo liberado de los vicios K.
Ahora bien, ¿Qué busca el gobernador de Córdoba al empujar una oferta que nadie quiere hacer? Precisamente, desmarcarse de una lógica que no lo deja entrar en juego y, de paso, volver más fuerte a su propuesta provincial.
La aventura nacional del ‘Gringo’ no se sustenta, aún, en intención de voto ni en encuestas acaudaladas. Fuera de su provincia, el precandidato queda muy por detrás de los considerados “espacios competitivos”.
De hecho, el precandidato todavía no tiene un espacio identificable. Lo único que está asegurado es que, por ahora, comparte ese lugar con el salteño Juan Manuel Urtubey.
Bajo todo ese manto, Juan Schiaretti busca ingresar a la lógica competitiva construyendo poder. En caso de llegar con expectativas a las PASO (primer objetivo admitido), el cordobés podrá ofrecer su cartera a uno de los jugadores más “grandes” (como el propio Larreta) a cambio de una posición de poder, como podría ser una eventual vicepresidencia.
Puertas adentro, la exposición nacional del gobernador de Córdoba replica ganancias para su candidato local, Martín Llaryora. Más aún teniendo en cuenta que muchos de los integrantes de Juntos por el Cambio en esa provincia evalúan activamente el salto al oficialismo ante la apertura de puertas que hizo el PJ.
Todo eso lleva a Juan Schiaretti a empujar un “frente de frentes” que aún no tiene nombre, pero que podría tenerlo rápidamente en caso de que la circunstancias lo ameriten. El gobernador sabe de tiempos y en ningún caso cometerá una locura política en contra de sí mismo, que pudiera manchar su récord electoral.
Si bien el reloj apremia, los cálculos de Juan Schiaretti dicen que todavía queda margen para ser opción. Mientras tanto, su campaña seguirá siendo para todo el círculo rojo.
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