Martín Guzmán queda expuesto ahora directamente al tiro de CFK. En tanto, la falta de gestión de La Cámpora es inocultable pero Alberto Fernández no lo mencionará porque su obsesión es llegar, aunque sea dando tumbos, a diciembre de 2023. El Gobierno del Frente de Todos es un desastre que hasta provoca olvidar lo que fue el de Juntos por el Cambio. La Argentina se hunde entre tanta incompetencia. Y los políticos dicen que los ciudadanos deben tenerles paciencia (¡¿...?!). También se quejan del ascenso de Javier Milei pero ¿qué esperan? La impericia es bipartidista en la Argentina. Vamos con la porción que le corresponde al desastre del FdT.
POST MATÍAS KULFAS
Alberto Fernández ya sin balas para defender a Martín Guzmán
Luego de la salida de Matías Kulfas, Martín Guzmán queda más expuesto. Pero ¿se hace o no se hace el gasoducto Néstor Kirchner? ¿Cuándo? Ni idea.
Página/12 y el temor por Martín Guzmán
Mario Wainfeld en el diario Página/12, propiedad de Grupo Octubre (Víctor Santa María), peronismo entre Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner (según el día y la hora):
"El presidente Alberto Fernández vivió una larga jornada este sábado en Olivos, atareado en varias reuniones. (...) Los ejes de la jornada viraron pronto; desembocaron en el pedido de renuncia al ministro de Desarrollo Productivo Matías Kulfas. (...) es crucial señalar que AF reaccionó con reflejos veloces, de volea. Salvando distancias como cuando le pidió la dimisión al ex ministro de Salud, Ginés González García. (...)
El detonante parece asombroso: nadie aconsejaría a un ministro instalar un conflicto dentro del Gobierno después del reencuentro de la fórmula presidencial en Tecnópolis. Pero los seres humanos fallan, más en situaciones de presión. En el plazo corto, AF y Cristina armonizaron. El equipo económico sufrió una baja importante.
En la caldera de Twitter detonó un debate sobre el uso o abuso del 'off the record', aludido por Cristina. Desde el entorno presidencial marcaron una diferencia: subrayaron que la inconducta sancionada fue la falsa denuncia de un acto de corrupción oficial; no el modo de difundirla.
Funcionarios en jaque: La primera pregunta del millón es si recrudecerá la ofensiva contra
- el ministro de Economía Martín Guzmán;
- el de Trabajo, Claudio Moroni; y
- el presidente del Banco Central, Miguel Pesce.
Los principales “funcionarios que no funcionan” según la lectura kirchnerista.
En el Gobierno replican que ese efecto cascada no sucederá, que Kulfas cometió una torpeza imperdonable, individual. Que las aguas deben calmarse. (...) Hasta ayer, Kulfas era uno de los funcionarios predilectos del Presidente. Lo acompañaba desde el Grupo Callao. (...)
Guzmán pierde un compañero de gestión con el que sintonizaba muy bien, un aliado permanente. (...)".
Clarín y el Lado B: No lo echaron, él se fue
Santiago Fioriti del diario Clarín acreditado en Casa Rosada:
"(...) La captura había comenzado a circular, pasada la medianoche, entre algunos dirigentes de La Cámpora. Era el texto que habían enviado desde el ministerio a un grupo de periodistas. La maniobra fue tan desprolija, tan contraria a los acuerdos de confidencialidad entre un periodista y una fuente, que uno de ellos se lo filtró al entorno de la vicepresidenta. (...) La furia cristinista se volvió incontrolable. (...)
Fue Cristina la que dio el visto bueno para que Energía Argentina difundiera un comunicado, con la captura de WhatsApp incluida, para apuntar contra Matías Kulfas. El ministro siempre fue señalado por el cristinismo como “uno de los funcionarios que no funcionan”. Ahora pasaba a ser, además, responsable de impulsar operaciones en contra de la jefa del Frente de Todos.
(...) Martín Guzmán tuvo que desmentirle a varios periodistas su salida. Ese rumor lo instalan a menudo fuentes camporistas. Pero La Cámpora no se toca ni aunque sus dirigentes desobedezcan al Presidente (...)
Alberto Fernández también había visto el texto de la polémica. Quizá no llegó a dimensionar lo que eso iba a provocar. Se terminó enterando del accionar de Cristina, como todos, por Twitter. Había terminado una reunión en la Residencia de Olivos con Martín Guzmán, Gustavo Beliz, Santiago Cafiero, Cecilia Todesca y Agustín Rossi. Los cinco habían asistido para hablar de la posición argentina en la Cumbre de las Américas. Apenas se despidieron, acaso en busca de un fin de semana en paz, irrumpió el escándalo.
“Lo voy a echar a Matías. No cumplió con lo que les vengo pidiendo, que no hagan operaciones en los medios”, adelantó el primer mandatario en conversaciones telefónicas con varios de sus funcionarios. (...)
La versión del entorno de Kulfas contradice el relato oficial. Uno de sus mejores amigos, que ayer fue a visitarlo a su casa, contó que no lo echaron, sino que fue él quien ofreció dar un paso al costado. La charla se dio en un contexto de trabajo. Ambos estaban hablando del viaje del ministro a Los Angeles y Toronto, en la previa de la cumbre de presidentes. Kulfas le dijo que tenía agendada cerca de 40 reuniones. Pero la conversación viró de pronto, cuando uno de los colaboradores del economista le envió el tuit de la vicepresidenta y las primeras repercusiones.
“Con todo este ruido que se armó y con tantas tensiones que hay en el Gobierno, tenés mi renuncia a disposición”, le escribió. Por primera vez desde que asumió el cargo, Alberto mantuvo un diálogo con uno de sus ministros antes de pedirle a Gabriela Cerruti que difundiera la noticia. Hasta ahora, la ingrata tarea de decirle adiós a los funcionarios había recaído en Cafiero, cuando el actual canciller era jefe de Gabinete. (...)
Fernández vuelve a apostar a un acercamiento con Cristina. (...)
Hace tiempo que los ministros más políticos del Gabinete conversan con referentes de La Cámpora para generar un mínimo pacto de convivencia que les permita coordinar hechos de gestión, posiciones públicas ante determinados temas y para poder llegar juntos a las primarias de 2023. En esas charlas incluso ha participado Máximo Kirchner, el más hostil con Alberto. No ha habido avances, ni siquiera cuando Máximo dejó trascender -como si fuera una concesión mayúscula- que Guzmán se tiene que ir, pero que Alberto podría designar su reemplazante sin consultar el nombre con su madre. (...)".
La Nación y la mentira del Gasoducto
Damián Nabot, en el diario La Nación:
"(...) El gasoducto sigue paralizado. En Vaca Muerta siguen extrayendo más gas del que se puede usar. Y el Gobierno sigue usando los dólares que escasean para traer decenas de barcos con gas importado, porque no hay un tubo para usar el propio. Nada transformó la realidad, solo se trató de sí mismos. La novela tiene capítulos extraordinarios, que serían cómicos si no ocurrieran en un país donde se cierran escuelas por falta de calefacción.
El escándalo de la mentira del gasoducto, que en actos y publicidades se presentaba como si estuviera en marcha pero en realidad estaba paralizado, comenzó a salir a la luz con la renuncia de Antonio Pronsato, el funcionario que La Cámpora había ido a buscar porque necesitaba a alguien que supiera del tema. Hasta entonces, las autoridades de Energía, cuyas cabezas responden a Cristina Kirchner, aseguraban que la obra marchaba viento en popa. Finalmente, en el comunicado que publicó ayer (04/06) la empresa Energía Argentina para defenderse de las sospechas de corrupción lanzadas en su contra por el Ministerio de Producción, el kirchnerismo reconoció que la licitación para comprar las válvulas del gasoducto había fracasado. Argumentó que por eso difícilmente podían favorecer a una empresa.
Hasta entonces, Energía no reconocía que la licitación se había caído. En otras palabras, para desmentir que hubieran sido corruptos, los funcionarios de Cristina Kirchner se reconocieron inoperantes. Admitieron que no había una sola válvula comprada para un gasoducto que las necesita para unir cada tramo de caño. Hasta ahora, solo La Nación había revelado que no se habían importado las piezas. No existe en Argentina una empresa que las fabrique. Sin válvulas, no hay gasoducto. Tampoco se compraron los caños. Pero hubo actos y comunicados para celebrar la obra. El escándalo los forzó a reconocer la parálisis.
La semana pasada, la renuncia de Pronsato descolocó a los funcionarios kirchneristas de Energía. Primero atinaron a poner en duda su renuncia. Hubo medios de comunicación que no la difundieron porque quedaron a la espera de un comunicado de la Secretaria de Energía que iba a desmentir el portazo. Nunca llegó. Al día siguiente, los funcionarios kirchneristas ya admitían la renuncia pero argumentaban que en realidad eran ellos quienes lo habían echado porque Pronsato quería darle la obra a la empresa CPC, de Cristóbal López. Era el segundo intento por tapar la realidad que estaba descubriendo la ficción que se había publicitado en torno del gasoducto Néstor Kirchner. Pero no presentaban ninguna prueba de la acusación. Solo hablaron en off. Y justo Cristina Kirchner hizo ahora echar al ministro de Producción, Matías Kulfas, por los off que arrojaban sospechas de corrupción sobre el área de Energía. (...)
Energía argumentaba que se buscó imponer a la empresa de Cristóbal López. Pero el funcionario que renunció había protagonizado fuertes enfrentamientos con Federico Basualdo, el subsecretario de Energía que responde a Cristina Kirchner, por las trabas para avanzar con la licitación de los caños y reclamaba cumplir el acuerdo con Siat, de la empresa Techint, a la que se le adeuda unos US$ 200 millones en concepto de anticipo. Ahora, para defenderse de las acusaciones de corrupción, Energía Argentina, la empresa pública que encabeza el kirchnerista Agustín Gerez, reconoció que Siat, la subsidiaria de Techint, era la única compañía que había cumplido con las exigencias de la licitación. (...)
Alberto Fernández echó por el escándalo del gasoducto Néstor Kirchner a un funcionario que nada había tenido que ver con la obra. (...) La obra, por supuesto, sigue paralizada. (...)".
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