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PODER DE COMPRA PROMEDIO

S.OS. de la clase media: Los precios relativos hacen más daño que la inflación

La inflación no es lo peor para la clase media argentina. Hay un calvario mayor: si la estructura de precios relativos hablara, podría determinar cómo más del 300% de inflación acumulado por la Administración Macri en estos 4 años de mandato impactó al promedio de los 12 millones de trabajadores registrados en el Sistema Integrado de Previsión Argentino (SIPA), que ahora se encuentra en torno de los $40.000 mensuales. En definitiva, la capacidad adquisitiva de un trabajador para, por ejemplo, comprar aceite es 56% menor que en diciembre de 2015; para pan francés, 37% inferior; para azúcar, -25%, en cuanto a los alimentos. Sin embargo, consecuencia de que se fueron a las nubes en su presupuesto las expensas, combustibles, luz, gas y agua, colegios privados, medicina prepaga e internet, la frazada se acortó con el costo de los servicios recargado para vivir en sociedad, lo cual obligó a maniobrar con algunos gastos para llegar a fin de mes.

En muchos casos, la decisión fue pasar a los chicos a la enseñanza pública o a colegios de cuota más baja, a bajar categorías en los planes de las prepagas o volver directamente a la medicina social. 

Le hubiera sido más accesible por una eventual relación favorable entre precios y salario cambiar o comprar auto, pero ahora le da para cargar 23% menos de nafta que hace 4 años. Asimismo se le abarataron los viajes aéreos y la entrada al teatro, pero en un marco de racionalización en el presupuesto para esparcimiento que le haga lugar a la comida y las mayores erogaciones relacionadas con la vivienda.     

La estructura de precios relativos que se fue modelando en 4 años con una inflación del 40,9% en 2016; 24,8% en 2017; de 47,6% en 2018, y proyectada en 55% (o vaya a saberse cuánto) para 2019, le modificó a la clase media el modo de administrarse con los ingresos, tomados a partir del nivel intermedio de las remuneraciones que mide el SIPA.

La Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME) estimó que cuando se cumpla el actual mandato presidencial el consumo general habrá caído 20% punta a punta. 

Yendo al detalle, el Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad Nacional de Avellaneda (UNDAV) hizo una comparación del poder adquisitivo  a través de 5 alimentos claves, de la que resultó que si en 2015 con un salario promedio podían comprarse 862 litros de aceite de girasol, este año sólo alcanza para 380 litros.

De los 768 kilos de pan francés de aquel momento se pasó ahora a 483; de 1447 kilos de azúcar se bajó a 1.094; de 1.023 de arroz blanco a 935 y la carne vacuna más o menos se mantuvo, de 199 a 196 kilos.

Es una muestra apenas de que la canasta básica alimentaria se ha ido alejando de la capacidad de compra de los que cobran salarios mínimos y ya les insume un tercio del ingreso.

Los economistas de la UNDAV indicaron que los alimentos de consumo masivo duplicaron prácticamente sus precios en el último año, signado por la volatilidad cambiaria. 

Los que más se dispararon fueron la leche, los lácteos y los huevos (+85,7%), manteca, grasas y aceites +71,7%, y luego azúcar, dulces, chocolate y golosinas (+60,1%). Carnes y derivados, con +56,7%, junto a pan y cereales, con +54,5%, remontaron aún más el costo de la subsistencia, que en conjunto se aproximó al 60% interanual.    

Sin embargo, las estadísticas no le sientan nada mal a la actual participación del indicador general alimentario en el promedio de las remuneraciones, siendo que al final del gobierno anterior ocupaba la cuarta parte y en las postrimerías de este, un 11%.
  
Después del 35% en que fue reajustado el salario mínimo, vital y móvil para llevarlo a $16.875, los trabajadores que perciben el básico quedaron 20% encima del ticket mensual de comida y en setiembre, casi 4 millones de jubilados, al ser aplicada a la movilidad, se irán a $12.937,22 y lograrán un transitorio empate con el límite de la indigencia.   

Unos peldaños más arriba de la pirámide socioeconómica, donde comienza la clase media, los cambios en los precios relativos obligaron a adaptar hábitos. 

Las paredes oyen

Expensas, combustibles, colegios privados y medicina prepaga avanzaron más que el resto sobre el poder adquisitivo, obligando muchas veces a los más apretados en sus ingresos a reintegrarse a la educación pública y a las obras sociales sindicales, desprenderse del auto o mudarse a una vivienda menos onerosa. 

Los abonos de internet también se proyectaron por encima de los demás, y del 0,5% en que incidían en 2015 saltaron al 5% en 2019, pero los usuarios defendieron a capa y espada la conectividad aún en sus debilitados presupuestos.

De la mitad hacia arriba del posicionamiento social, algunas de las mutaciones de los valores jugaron a favor, ya que se abarataron comparativamente los pasajes aéreos para viajar al interior y al exterior, gracias a la onda low cost.

Un aéreo a Bariloche en 2015 representaba el 30% de una remuneración media y 4 años después ocupa el 13%. En el caso de Miami, la proporción bajó de 94 a 90%.

Y adquirir una Hilux, de 50 sueldos promedio que requeriría, bajó a 30 en nuestros días. 

De acuerdo con los datos extraídos de un trabajo publicado en Infobae con la firma de Ximena Casas, la cuota más baja de un colegio privado en CABA ocuparía el 13% de un sueldo promedio de 2015 y descendió al 9% ahora que corren los ajustes por las paritarias.

Pero en los niveles más altos, la proporción es a la inversa: del 40% que tenían en esa relación acaba de trepar al 49%.

La prepaga pasó en el mismo lapso del 23% del ingreso medio de hace 4 años que calcula la cartera laboral al 34% de hoy día. 

Los alquileres, tomando un 3 ambientes en Caballito, no variaron casi nada en la ponderación: 54 a 56% en el período, y el ajuste de los créditos hipotecarios con cláusula UVA se mantuvieron entre 38 y 40% término medio netos de las entradas familiares. 

Las expensas sí tuvieron un decidido rumbo ascendente, ya que del 27% que ocupaban en diciembre de 2015 para un departamento sito en Recoleta se fueron a 36%.

La electricidad y el gas multiplicaron por 6 el espacio ocupado en los presupuestos hogareños medios entre el final del mandato de CFK y el de MM, de acuerdo con las facturas comparadas por la autora del esclarecedor artículo periodístico.

Y grafica lo complicado que se ha hecho para la clase media mantener un vehículo. 

Si hace 4 años el sueldo promedio equivalía a 1.050 litros de nafta Premium, actualmente alcanza para 810 y gracias. 

Algo a favor jugaría que si para una cochera había que destinar el 14% del ingreso, ahora con el 11% ya se cubre, pero estaríamos hablando de valores que no van más allá de $4.500.

La cuota del club más o menos se mantuvo en torno del 2,5% de lo que gana el promedio y con la de la TV cable sucedió otro tanto, pero como consecuencia de la desregulación del mercado que llevó a las compañías prestadoras del servicio a competir con agresivos descuentos. 

El gimnasio, Netflix y las empleadas domésticas no movieron demasiado el amperímetro, y en todo caso, los recortes que pudieron practicarse en esos rubros respondieron más a la necesidad de hacerles lugar a otros gastos seleccionados como más relevantes, que presionaron sobre los presupuestos. 

E inclusive la frecuencia y el tipo de salidas sufrieron alteraciones, sin que contara, por ejemplo, que ir al teatro hubiera absorbido el 2% de un ingreso medio hace 4 años y ahora apenas si sería del 0,2%.

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