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DESDE EL ESTRIBO

Jóvenes “ni-ni” en picada: Ni becas ni inserción laboral

El Ministerio de Producción y Trabajo había detectado que, de 6.385.000 jóvenes contabilizados en el país, 1.662.000 son ni-ni: o sea, ni estudian ni trabajan. Un 20% del potencial de la nueva generación desperdiciado y condenado a los peores riesgos y sin futuro, para el cual la respuesta de la sociedad se limitaba a ponerles al alcance becas estudiantiles y planes de inserción para los que no tienen trabajo. La Administración Macri se va sin dejar en pie ni siquiera esas oportunidades de entrenamiento que eviten el anquilosamiento: en plena crisis económica, a las pocas becas del plan Progresar que sobrevivieron a la licuación ya les había cambiado el sentido de puente social complementario con otros programas, como el de Becas del Bicentenario (BB), el de Becas Universitarias (BU) y los específicos de las Universidades Nacionales, por un extemporáneo espaldarazo selectivo al mérito. Y, por su parte, la cartera laboral cortó la transferencia a las agencias territoriales de los $18 millones mensuales presupuestados para capacitar y entrenar a unos 3.500 jóvenes desocupados.

En plena retirada, la Administración Macri muestra la hilacha y abandona a más de 3.500 jóvenes desocupados inscriptos en los planes de capacitación y entrenamiento, como también le recorta en términos reales recursos a millennials que percibían el programa de estímulos para estudio denominado Progresar.

El incremento del 40% que la cartera educativa anunció en agosto tenía la finalidad de compensar lo que la inflación había pulverizado, pero ni siquiera alcanzó a recuperar el terreno perdido por las becas bajo la gestión Cambiemos.

El Programa de Respaldo a Estudiantes de Argentina (Progresar) había sido originalmente concebido como un beneficio "puente" para familias que cobraban la AUH o tuvieran ingresos bajos, orientándose a poblaciones vulnerables a fin de evitar que, cuando los hijos continuaran o retomaran los estudios. La idea fue que antes que se insertaran en el mercado laboral, el grupo familiar dejara de percibir un ingreso como la AUH o el salario familiar por el hecho de que el hijo cumpliera los 18 años. 

El Programa de Inserción Laboral (PIL) forma parte del plan "empalme" anticipado por Mauricio Macri en mayo de 2017 en un acto en Ferro y le atribuyó el propósito de generar 700 mil nuevos puestos de trabajo.

Así se lo prometió un Día del Trabajador al fallecido Gerónimo "Momo" Venegas, ex líder del sindicato de peones rurales, del Partido Fe y hasta su final líder de las 62 Organizaciones Peronistas aunque integrante de Cambiemos.

Destina en total $18 millones mensuales, a  razón de $6.000 por beneficiario, según trabaje medio tiempo o completo, como parte del salario neto de cada uno de los jóvenes seleccionados para su preparación laboral o inserción. 

Ahora, las autoridades de la Secretaría de Trabajo avisaron por WhatsApp a las agencias territoriales justo el día anterior al ingreso de los participantes en las empresas que se agotó el presupuesto, y los gremialistas de ATE dudan sobre el destino que tuvo ese dinero.

Cobertura mínima

De todos modos, la reticencia oficial a integrar ese fondo no es nada nueva, lo cual se ve claramente en que, de la meta planteada por Cambiemos, no se llegó a cubrir ni el 10% en 2 años y 6 meses. 

Pero, además, ahora el riesgo es que el empleador anule el alta temprana en la empresa al no contar con ese incentivo.

El programa de becas Progresar tampoco deja de dar tumbos: la cantidad promedio de beneficiarios viene en descenso:

** en 2015 registró 724.439 jóvenes,

**  en 2016, 816.006, y 7

**  en 2017, 76.668 en 2017,

**  mientras que en el mismo periodo de 2019 se registraron sólo 423.926.

Esto representa una caída del 48% en la cobertura del programa respecto de 2016 y de 42% respecto de 2015, conforme señala en un reporte el Centro de Estudios Políticos Argentinos (CEPA).

Asimismo, si hace 4 años el poder adquisitivo de la beca (que en valores nominales alcanzaba los $900) promediaba 100, en 2016 se redujo a sólo 78 y a 61 en 2017. 

Difícil saber en qué quedó de lo que dijera el ministro de Educación, Alejandro Finocchiaro, en agosto último cuando se anunció el 40%: "Con este incremento acompañaremos de manera directa a nuestros estudiantes beneficiarios de la beca. Vamos a seguir apoyando el esfuerzo de nuestros estudiantes para que avancen, terminen sus carreras y luego puedan insertarse positivamente en el campo profesional en las áreas que nuestro país necesita para su desarrollo".

La tijera pasó tanto por becarios como por becas. Entre abril de 2015 y febrero de 2018, el monto de la beca estuvo congelado y los beneficiarios y universidades denunciaron bajas arbitrarias, aunque la cantidad de perceptores se recuperó en el 2do semestre de 2017.

Si se considera la distribución de la Cuenta de Inversión 2018, y tomando en cuenta el promedio de becas en 2019, se puede estimar que existen unas 84 mil de nivel superior de sectores estratégicos, 193 mil en nivel superior de sectores no estratégicos, 138 mil de nivel obligatorio y 7,6 mil de nivel formación profesional. 

La decisión implica eliminar las 138 mil becas de nivel obligatorio y 193 mil de nivel superior no estratégico, lo que se expresa en un Programa de apenas unas 85 mil becas, es decir, al 10% de las becas otorgadas en 2015, 2016 o 2017.

Progresar se complementa con otros programas como el de Becas del Bicentenario (BB), el de Becas Universitarias (BU) y los programas específicos de las Universidades Nacionales. Si el alumno, de nivel universitario, tenía un buen desempeño e iba avanzando en la carrera, podía acceder a ellas. 

En realidad, funciona como un programa de becas estrechamente ligado al mérito.

De una concepción de carácter universal en su cobertura y un abordaje integral de las problemáticas, se dio lugar a la aparición de criterios selectivos y meritocráticos que, en los hechos, se traducen en mecanismos excluyentes para las y los jóvenes de menores ingresos.

El 9 de octubre de 2019, el Presidente anunció por Twitter: “Vamos a enfocar las becas en las áreas que necesita el país” y los nuevos ingresos a las becas Progresar pasarían a ser solo en las carreras prioritarias. 

Prometió también premiar a los estudiantes que aprobaran 1er. año con las materias al día: "#PropuestasNuevaEtapa”.

El Plan Progresar había sido planteado originalmente como un beneficio "puente" para familias que cobraban la AUH o tuvieran ingresos bajos (se orientaba a poblaciones vulnerables). 

El objetivo era permitir que cuando los hijos continuaran o retomaran los estudios y antes que se insertaran en el mercado laboral, el grupo familiar no dejara de percibir un ingreso como la AUH o el Salario Familiar por el hecho de que el hijo cumpliera los 18 años.

Al ser cambiado por la beca Progresar, a principios de 2018, se lo dejó sujeto al presupuesto y pasó a funcionar como un programa de becas estrechamente ligado al mérito.

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