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BASURA ESPACIAL

Las misiones al espacio peligran por escombros sin control

Antes se creía que la basura no podría representar un problema en el espacio. Ahora los científicos buscan soluciones para que las misiones no corran riesgos.

El 4 de octubre de 2022 la humanidad celebrará el 65 aniversario del comienzo de la era en el espacio. Todo comenzó en 1957 con el lanzamiento de Sputnik-1, el primer satélite artificial que se puso en órbita.

Desde entonces, se han lanzado al espacio alrededor de 8.900 satélites desde más de 40 países.

En efecto, ha generado una creciente preocupación por la basura espacial y el peligro que representa para futuras constelaciones y naves espaciales en la órbita terrestre baja (órbita alrededor de la Tierra entre la atmósfera y el cinturón de radiación de Van Allen).

Según la Oficina de Desechos Espaciales (SDO) de la European Space Agency (ESA), hasta el 3 de marzo de 2022 se han lanzado alrededor de 12.720 satélites a la órbita terrestre desde el Sputnik-1.

De estos, se estima que 7.810 permanecen en órbita, de los cuales unos 5.200 siguen operativos.

En total, alrededor de 29.860 escombros en órbita terrestre baja son rastreados regularmente por redes de observación con base en la Tierra.

Anteriormente, se pensaba que la población de escombros sería bastante insignificante debido a las estrictas normas del espacio destinadas a garantizar que los satélites no colisionen entre sí.

Sin embargo, la aparente destrucción reciente de los satélites de comunicaciones AMC-9 y Telkom-1 de Lockheed Martin, ha proporcionado una clara evidencia de que existe un campo de escombros en el GEO (orbita a más de 35 mil kilómetros de distancia de la superficie del mundo, sobre el ecuador, que orbita en el mismo sentido que la rotación de la Tierra).

La Tierra se ahoga en basura espacial

Soluciones a la basura espacial

La creciente evidencia que demuestra las posibles consecuencias de la basura espacial en las orbitas lejanas a la Tierra ha llevado a los científicos a proponer múltiples soluciones para limpiarla, así como a diseñar satélites que puedan salir de órbita y quemarse una vez en desuso.

Por desgracia, todavía hay dudas sobre si un planeta rodeado de mega constelaciones de satélites es sostenible a largo plazo.

James Blake, investigador de basura espacial, dijo a Universe Today:

Con el tiempo, la población de desechos orbitales ha crecido debido a explosiones y colisiones accidentales [...] La gran mayoría de los desechos producidos por estos eventos permanecen invisibles para nosotros, demasiado pequeños para ser detectados por nuestra generación actual de redes de vigilancia, pero aún tienen el potencial de dañar severamente las naves espaciales Con el tiempo, la población de desechos orbitales ha crecido debido a explosiones y colisiones accidentales [...] La gran mayoría de los desechos producidos por estos eventos permanecen invisibles para nosotros, demasiado pequeños para ser detectados por nuestra generación actual de redes de vigilancia, pero aún tienen el potencial de dañar severamente las naves espaciales

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¿Cómo se controla la basura espacial?

La estrategia actual para prevenir un entorno de escombros incontrolables en órbita implica un enfoque doble: seguimiento y pasivación.

La tarea de rastrear satélites y basura espacial está a cargo de varias agencias espaciales y oficinas gubernamentales en todo el mundo. Por ejemplo:

  • La Oficina del Programa de Desechos Orbitales de la NASA (ODPO)
  • La Oficina de Desechos Espaciales (SDO) de la ESA
  • A nivel internacional, el Comité de Coordinación Interagencial de Desechos Espaciales (IADC), un foro que incluye trece agencias, incluidas la NASA, Roscosmos, la ESA y agencias de India y China.

Este organismo desarrolló directrices en 2001 que han sido revisadas varias veces y adoptadas por la Comisión de las Naciones Unidas sobre la Utilización del Espacio Ultraterrestre con Fines Pacíficos.

Por otro lado, existe la famosa "regla de los 25 años", en la que se alienta a los operadores a deshacerse de los satélites dentro de los 25 años posteriores a la finalización de la misión a través del reingreso atmosférico.

Es posible que los satélites de baja altitud ya sean naturalmente capaces de hacer esto. Por el contrario, los demás satélites podrían equiparse con propulsores y otros instrumentos que aceleren el proceso de salida de órbita.

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Fuente: Universe Today

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