La sonda espacial Parker Solar Probe de la NASA alcanzó un hito histórico al "tocar el Sol" y registrar los sonidos más espeluznantes jamás escuchados en el espacio. El dispositivo, lanzado en 2018, logró atravesar la corona solar durante la Nochebuena del año pasado, estableciendo un nuevo récord de velocidad para objetos creados por el ser humano.
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Lo más impactante de la misión fue la grabación del "sonido" de los vientos solares, que causó terror entre los usuarios de redes sociales. El registro audio captó un agudo chillido que muchos compararon con "gritos del infierno".
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Un viaje al límite de lo posible para la NASA en el Sol
La nave espacial se acercó a unos 3,8 millones de millas de la superficie solar, una distancia que podría parecer enorme, pero que representa un logro extraordinario considerando las temperaturas extremas. El escudo de espuma de carbono de la sonda, capaz de resistir hasta 1.425 grados Celsius, fue fundamental para proteger los instrumentos científicos durante esta arriesgada misión.
"Este acercamiento histórico nos permite comprender mejor los impactos del Sol en todo nuestro sistema solar, incluyendo la tecnología que usamos diariamente en la Tierra y el espacio", explicó Nicky Fox, director de la Dirección de Misiones Científicas en la sede de la NASA en Washington.
"Ese sonido es escalofriante", comentó un usuario en Reddit, mientras que otro en Instagram aseguró que "suena exactamente como imaginaba los gritos provenientes del infierno". Sin embargo, los científicos explicaron que este fenómeno tiene una explicación natural: es el resultado del movimiento ultrarrápido del viento solar a través del espacio, que se silencia una vez que abandona la atmósfera solar debido al vacío espacial.
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El planeta que desafía a los científicos: ¿Qué encontró el James Webb?
Imaginate estar frente a un descubrimiento que podría reescribir lo que sabés sobre planetas extraterrestres. Esto es exactamente lo que están viviendo los científicos de París y España mientras investigan TRAPPIST-1 b, un mundo rocoso ubicado a 40 años luz de la Tierra. El James Webb deja enloquecidos a científicos.
Desde 2017, los astrónomos conocen siete planetas orbitando una estrella enana roja ultrafría. Lo fascinante es que TRAPPIST-1 b representa un verdadero misterio científico: ¿tiene o no atmósfera?
David Barrado, investigador del Centro de Astrobiología, señala que estas observaciones representan un salto cualitativo en la exploración espacial. El equipo científico dirigido por Elsa Ducrot y Michaël Gillon está desentrañando uno de los mayores misterios planetarios actuales.
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