El número de muertes por COVID-19 en el mundo aumentó un 21% la semana pasada respecto a la anterior, con cerca de 70 mil víctimas. Los contagios se incrementaron un 8%, según el informe epidemiológico de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El reporte detalla que las muertes se incrementaron en todas las regiones, sobre todo en América (29%) y el sudeste de Asia (30%). En cuanto a los contagios, se dieron primordialmente en América y en el Pacífico occidental.
De acuerdo con los especialistas de la OMS, los países que registraron un mayor número de nuevos contagios de coronavirus fueron Estados Unidos, Brasil, Indonesia, Reino Unido e India.
A la par, la variante Delta se identificó en ocho nuevos países, que ya suman 132.
De hecho, los números son similares al pico de la pandemia del año pasado, momento en el que se originaron cuatro cepas altamente transmisibles, culpables del incremento global de muertes.
Ha llegado el punto en el que los virólogos consideran que el coronavirus pudo haber desarrollado formas más amenazadoras, hasta ahora inadvertidas por no haber infectado a suficientes personas.
Además de propagarse en países con bajas tasas de inoculación, un estudio del Instituto de Ciencia y Tecnología de Austria, publicado el viernes en Scientific Reports, halló que el peligro de que se establecieran cepas resistentes a las vacunas era mayor cuando más del 60% de la población estaba vacunada, sobre todo si las restricciones de distanciamiento se levantaron.
Según la investigación:
Nuevas variantes
Las “variantes de preocupación”, que son la categoría más grave según la OMS, incluyen a Alpha, Beta, Gamma y Delta. Las cuatro surgieron en la segunda mitad de 2020, aunque tomó algún tiempo para que se extendieran y detectaran.
La siguiente categoría es la de “variantes de interés”, de las cuales se sospecha que podrían ser más transmisibles y/o resistentes a las vacunas. Incluye Eta, Iota, Kappa y Lambda.
La mutación del virus es inevitable y, aunque la mayoría de las variantes son neutrales, ocasionalmente aumentan la capacidad de infectar y, como consecuencia, las muertes.
Por ejemplo, Delta es aproximadamente dos veces más transmisible que la variante Alpha, registrada por primera vez en Inglaterra, que en sí misma era un 40% más infecciosa que las formas anteriores del virus detectadas por primera vez en China.
De las variantes existentes, Beta, que surgió en Sudáfrica, parece ser la más capaz de reinfectar a los vacunados.
Sylvie Van Ver Werf, genetista molecular del Instituto Pasteur de París, explicó a Financial Times que no está claro cuánto más puede evolucionar el Sars-Cov-2.
La mayoría de los virus que persistieron en las poblaciones humanas, se vuelven menos virulentos con el tiempo. Sin embargo, “cuanto más circule el virus, más cambiará”, advirtió María Van Kerkhove, líder en la respuesta a la COVID-19 de la OMS.
Con información recopilada por Financial Times.