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ELECCIONES EN BRASIL

Contrarreloj Jair Bolsonaro es Papá Noel... pero no alcanza

Enorme esfuerzo económico realiza Jair Bolsonaro para intentar quitarle a Lula da Silva parte de su 'masa crítica' electoral.

Luciana Magalhaes y Samantha Pearson hicieron la crónica para The Wall Street Journal desde Río Verde, nordeste de Brasil, donde ex leales partidarios de Luiz Inácio Lula da Silva, fueron visitados por el presidente Jair Bolsonaro, y recibieron títulos de propiedad de los terrenos que hasta entonces eran de ocupación ilegal. Hubo una ceremonia, Bolsonaro les entregó la documentación y hubo un abrazo para el retrato de ocasión.

"¡Gracias a Dios! ¡Gracias a Bolsonaro! Es una de las mejores cosas que nos ha pasado nunca, nunca hubiéramos podido permitirnos un terreno tan grande. Cambió nuestra vida”, fue una de las declaraciones que escucharon las periodistas del WSJ.

Jair Bolsonaro ha salido a buscar votos entre los pobres rurales y urbanos, un sector amplio que según las encuestas decidirá el comicio en el país más grande de América Latina.

Desde otorgar títulos de propiedad hasta donaciones en efectivo, Bolsonaro, alguna vez fue un discípulo del Estado pequeño, ha adoptado un intervencionismo militante, necesitado de electores pobres para sumar a su gran número de seguidores entre los brasileros más ricos.

Bolsonaro ha entregado unos 410.000 títulos de propiedad, más de los que otorgó el Partido de los Trabajadores en 13 años en el cargo, según el Instituto Federal de Colonización y Reforma Agraria de Brasil.

En julio, Bolsonaro solicitó al Congreso de Brasil que aprobara unos US$ 8.000 millones para gastos sociales al declarar el estado de emergencia, y eludir las restricciones que impiden gastos adicionales en tiempo de elecciones.

La enmienda proporcionó los fondos para

  • dádivas mensuales de US$ 120 para los pobres,
  • subsidios de gas para cocinar,
  • transporte gratuito para los ancianos,
  • pagos a taxistas y camioneros para compensar los precios más altos del combustible y
  • dinero en efectivo para que los estados reduzcan los precios del combustible en las estaciones de servicio.
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Luiz Inácio Lula da Silva en el merchandising.

Luiz Inácio Lula da Silva en el merchandising.

El Gran Cambio

Bolsonaro casi provoca la envidia del PT, que recuerda sus años en el poder.

“Básicamente, Lula y Bolsonaro están jugando el mismo juego”, dijo Tony Volpon, quien trabajó en el Banco Central de Brasil y ahora estratega jefe de la firma de gestión de activos WHG, al WSJ: gastos de volumen millonario entre los pobres, mientras gravan a los ricos y las empresas. No hay chance de que baje la presión tributaria.

Bolsonaro cambió su postura sobre los impuestos y el gasto público durante la pandemia. Brasil luchó para hacer frente al aumento vertiginoso de muertes que dejó al país con el mayor número de muertes en el mundo después de USA.

Casi 60% de los brasileros dijeron que desaprobaban el manejo de la pandemia del Presidente según una encuesta de Ipespe/Abrapel en agosto 2022. Luego ocurrió la inflación de 2 dígitos anuales y el aumento del desempleo a cerca del 15%.

Pero la generosidad reciente de Bolsonaro atrajo electores.

A días de la 1ra. vuelta (domingo 02/10), la ventaja de Da Silva se ha reducido a 14 puntos porcentuales cuando en mayo eran 21, según la encuestadora Datafolha.

2 conclusiones:

  • Lula da Silva no ganaría en 1ra. vuelta, y
  • Bolsonaro se prepara para dar batalla en el balotaje.

Este mes, 24% de los brasileros que ganan menos del doble del salario mínimo mensual -que es de US$ 230- dijeron que votarían por Bolsonaro cuando en mayo eran 20%.

El apoyo a Lula da Silva se mantuvo sin variaciones en 57%.

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Jair Bolsonaro en campaña.

Jair Bolsonaro en campaña.

Muy difícil

A pesar de todo su dinero, ganar votantes pobres es una batalla cuesta arriba para Bolsonaro, quien ha criticado en el pasado a quienes reciben beneficios estatales, acusándolos de no querer trabajar.

Lula da Silva nació en el Nordeste, luego su familia lo llevó a S. Paulo pero eran pobres de verdad, y emergió hasta Presidente de Brasil en 2003. Es un testimonio poderoso.

A pesar de pasar más de 1 año en la cárcel por corrupción hasta su liberación en noviembre de 2019, Lula da Silva es popular entre los pobres. Cuando fue Presidente gozó del 'viento de cola' del precio de la soja y otras commodities, y asignó enormes recursos a consolidar su popularidad, en especial en su Nordeste natal natal.

Tal como sucede casi siempre, la economía define la voluntad de los electores. Unos 33 millones de brasileros pasan hambre pero a fines de 2020 eran unos 19 millones de personas, según el grupo de investigación Penssan.

WSJ lo reflejó así:

“Solo quiero poder volver a comer carne”, dijo Francisco Marcos, vendedor de frutas y padre de 4 hijos de São Paulo. Con el aumento de los precios de los alimentos, no ha podido comer un bife en más de 1 mes, dijo mientras sostenía a su hija de 4 años con la esperanza de ver a Lula da Silva en un evento de campaña. “Él es el único que nos cuida”, dijo Marcos." “Solo quiero poder volver a comer carne”, dijo Francisco Marcos, vendedor de frutas y padre de 4 hijos de São Paulo. Con el aumento de los precios de los alimentos, no ha podido comer un bife en más de 1 mes, dijo mientras sostenía a su hija de 4 años con la esperanza de ver a Lula da Silva en un evento de campaña. “Él es el único que nos cuida”, dijo Marcos."

En definitiva es subsidio contra subsidio. El voto se gana o se compra, según se quiera.

Pero, en definitiva, Lula da Silva es el favorito entre los pobres y Jair Bolsonaro entre los cristianos evangélicos, 33% de la población. Ellos votaron en masa por Bolsonaro en 2018. Pero eso merece una nota aparte.

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