Luego del momento tenso que se vivió al aire de LN+ entre el diputado nacional Fernando Iglesias (PRO-JXC) y los periodistas Luis Majul y Eduardo Feinmann, las cuentas trolls que militan por el ala dura de Juntos por el Cambio enfurecieron.
EN LA PICADORA
Luis Majul, en problemas: Los trolls convocan a un apagón
Las cuentas de Twitter que militan por el ala dura del PRO arremetieron contra el periodista opositor Luis Majul y convocan a un apagón.
Se trata de la polémica por la filtración de registros de visitas a la Quinta de Olivos durante la pandemia y algunos comentarios del legislador sobre Sofía Pacchi y Florencia Peña. En varias ocasiones, Iglesias insinuó que se trató de encuentros sexuales.
“Hay una cosa un poco burlona y machista… un poquito o mucho quizá”, disparó Majul contra Iglesias en la entrevista del pasado jueves (5/08).
"¿No estás arrepentido de haber hecho eso?", lo cruzó el conductor, a lo que el precandidato a diputado respondió, tajante: “No”. “Lo dice irónicamente y hace hincapié sobre una mujer”, añadió Eduardo Feinmann.
“En ese momento no estaba ni siquiera publicada la presencia de Florencia Peña. Había otra mujer que asistió 60 veces entre las 21:00 y 02:00”, señaló el diputado con ironía.
Tras la respuesta, Majul se animó a dar su opinión: “hay una cosa un poco burlona y machista… un poquito o mucho quizá”.
Entonces, Iglesias se puso firme: “Quien tiene que explicar eso no soy yo, es el Presidente. ¿En carácter de qué esta señorita que iba acompañada con un empresario de origen extranjero? Ese empresario consiguió al año siguiente 19 contratos del Estado”.
Inmediatamente, el periodista Paulino Rodrigues le preguntó si pedirá disculpas como lo hizo el diputado Waldo Wolff.
“No creo. La ironía forma parte. Si tuviera pruebas denunciaría. Como no tengo pruebas, no denuncio”, agregó Iglesias luego de hablar de supuestos “escándalos sexuales en el peronismo”.
“Yo no comparto, a mí me parece mal. Creo que hay que tener mucho cuidado con estas cosas”, intervino Majul sin filtro.
“¿Usted no pide disculpas entonces?”, preguntó en otro momento Feinmann.
“No, pero sí me reservo el hecho de ser irónico”, respondió Iglesias.
Esto enfureció a los trolls que responden a Mauricio Macri y Marcos Peña. Cada vez que arranca el programa por LN+, Majul se convierte en TT en Twitter, donde convocan a un apagón:
Quien le pegó fue la periodista Viviana Canosa desde A24: "Pero el periodismo es una mierda también, da vergüenza verlos llorar, verlos entregar gente. O sea, ¿tanto miedo, tan cagones son? Miren, estamos ganando la franja, por algo es. Las minas empoderadas somos nosotras, déjenme de joder. ¿Sabés qué es lo que no me banco? Los tipos que te vienen con lecciones".
"Cristina.. Cristina es una chorra te dice Majul. Me sale mal, lo estoy imitando. Que el kirchnerismo no sé qué.. ahora, cuando viene una dicen ‘Ah no, usted Fernando Iglesias es un delincuente ¡pida perdón!’. ¡No, pará Majul, ponete de acuerdo loco!", arremetió.
Macri respaldó a Iglesias
De manera coordinada, el expresidente defendió a Iglesias al compartir en su cuenta de Twitter un artículo de Hernán Iglesias Illa, exasesor suyo, quien bajó línea desde la revista Seúl sobre el éxito del oficialismo al desviar la discusión de fondo, transformando la polémica en un debate de feminismo, violencia de género y machismo.
¿La Nación comenzó a abrirse?
La gran pregunta es si La Nación comenzó a despegarse del ala dura del PRO.
Tal como informó Urgente24 durante el fin de semana, el diario disparó contra Macri en un editorial del pasado sábado (7/08) sobre los “Servicios de Inteligencia y la calidad democrática”:
“Durante su mandato presidencial, Mauricio Macri y sus colaboradores inmediatos fueron advertidos de prácticas clandestinas que se llevaban adelante desde la AFI. Desde hace unos meses está surgiendo información que se investiga en la Justicia y que coincide con esas advertencias.
Macri puso el delicadísimo aparato de inteligencia en manos de un amigo personal, Gustavo Arribas, versado en compraventa de jugadores de fútbol. Para secundar al inexperto e incompetente Arribas, eligió a Silvia Majdalani. El antecedente más notorio de Majdalani en relación con la especialidad que se le estaba confiando era su estrechísima amistad con Francisco Larcher, responsable político del espionaje durante casi toda la gestión kirchnerista.
Existen indicios muy convincentes de que desde la AFI, con una irregular cobertura judicial, se monitoreó la vida cotidiana de dirigentes políticos sometidos al régimen de prisión preventiva por causas de corrupción, en el penal de Ezeiza, escuchándose incluso de manera clandestina las conversaciones que mantenían con sus abogados. Hubo también hostigamiento a periodistas, como el caso de Hugo Alconada Mon, quien realizó una muy concienzuda cobertura acerca de acusaciones que pesaban sobre Arribas. Y hasta aparece la sospecha, todavía en investigación, de que la AFI no habría sido ajena a la intimidación que sufrió el entonces responsable de las relaciones internacionales del Ministerio de Defensa, José Luis Vila, a quien le instalaron un explosivo en un domicilio que ya no ocupaba. También habrían sido blanco de operaciones clandestinas familiares del expresidente Macri, como su hermana y su cuñado.
Estas informaciones salieron a la luz porque estaban archivadas, en forma de partes, fotos y videos, en los teléfonos celulares de agentes de la AFI. A partir de estas evidencias, se dictaron varios procesamientos. Entre ellos, los de Arribas y Majdalani.
Estos dos exfuncionarios alegan una llamativa falta de responsabilidad en los hechos denunciados del organismo a su cargo y se refieren a sus subordinados como si fueran cuentapropistas que cometían presuntos delitos para su propio beneficio. El argumento es de una fragilidad extrema. Cuesta creer que agentes de rango muy inferior se atrevieran a espiar al jefe y al vicejefe de gobierno porteño, a la gobernadora de Buenos Aires y a familiares del presidente. Más allá de esa falta de sentido común, el desconocimiento que alegan Arribas y Majdalani sería difícil de aceptar en cualquier área del Estado. Pero es, sobre todo, inadmisible en una estructura de inteligencia diseñada para ser opaca hacia afuera y perfectamente transparente para su conducción.
En estas irregularidades y presuntos delitos aparecen además algunas características preocupantes. Una de ellas tiene que ver con la calidad de los imputados. Se trata de policías y abogados. Algunos de ellos, conectados con gestores judiciales. Estas especialidades son un indicio serio y grave de que la tarea de la AFI estaba más orientada a manipular los tribunales que a garantizar la seguridad del Estado y de la ciudadanía. La señal más clara de este vicio fue la designación del entonces fiscal Eduardo Miragaya, recientemente fallecido, al frente de la sensible Dirección de Inteligencia sobre Delincuencia Económica y Financiera. Miragaya fue desplazado en medio de acusaciones sobre maniobras clandestinas en los tribunales federales. Esas acusaciones fueron motivo de una causa judicial nunca investigada por su responsable, el exjuez Rodolfo Canicoba Corral. En vez de ser sancionado, Miragaya fue designado fiscal general adjunto de la Procuraduría General de la Nación”.