Alberto Fernández no concurrió a pavonearse por el Foro Económico Mundial de Davos, Suiza, tal como religiosamente acostumbraba su antecesor, Mauricio Macri, no obstante lo cual tomó debida nota de que ni lo más granado del Estado y los negocios de las naciones ricas tiene la más mínima idea de lo que sucederá con la economía mundial en 2020, su 1er. año al frente del Poder Ejecutivo Nacional.
NI INVERSIÓN NI CREACIÓN DE EMPLEOS A LA VISTA
Los CEOs argentinos se resignan a sacarle punta al lápiz
Carpeta de Vaca Muerta en mano, Guillermo Nielsen, presidente de YPF, terminó siendo el funcionario de mayor rango del gobierno de Alberto Fernández que representó al país en el foro económico mundial de Davos, Suiza, un evento que cualquier día Mauricio Macri se perdería, ya que junta a jefes de Estado, ministros, presidentes de bancos centrales y a lo más granado de los negocios globales. Se escuchó la palabra incertidumbre en mesas, pasillos y en encuestas, como la que realizó PwC global entre Ceos de todos las latitudes. Las cabezas máximas de empresas argentinas no esperan primordialmente respuestas regionales ni globales, como sus colegas de otras partes, que iluminen su desconcierto en cuanto al crecimiento de sus ingresos. Afirman que encararán en 2020 actividades que busquen hacer la diferencia en eficiencia operativa para recién después ver por lanzamientos de productos. Ni inversiones ni nuevos empleos figuran en los planes estratégicos de las compañías en el presente año.
Incertidumbre fue el eco de boca de los popes del planeta que más trascendió de la localidad alpina cuando se intentaba pronosticar el crecimiento para el año recién empezado.
Sacó en claro de las conclusiones de la 23° Encuesta Anual Global de CEOs realizada por PwC, extraídas de 1.581 entrevistas en 83 países entre septiembre y octubre de 2019, que los máximos directivos argentinos centrarán sus próximas actividades, en primer lugar, en la búsqueda de eficiencia operativa para impulsar el crecimiento y recién después pensarán en algún lanzamiento de nuevos productos.
Los colegas internacionales, directamente descreídos de que haya alguna posibilidad de que la economía global reaccione y pueda remontar la cuesta, centran sus expectativas en las respuestas regionales y globales.
Martín Barbafina, socio de PwC Argentina a cargo del área de Marketing y Comunicaciones, destacó que la incertidumbre en cuanto al crecimiento económico ganó mayor espacio entre los directores generales de este lado del mapa respecto del año pasado, y que siguen encendidas las luces amarillas en:
** la volatilidad del tipo de cambio,
** el incremento de la carga tributaria,
** la incertidumbre política, y
** la inestabilidad social y populismo.
El gobierno que asumió el 10 de diciembre pasado aún no transmitió señales contundentes en ninguno de esos “top 5” interrogantes en la comunidad de negocios.
Santiago Mignone, socio a cargo de PwC Argentina, interpretó que aminorar el efecto de la desaceleración económica lleva a “los líderes de negocios a focalizarse en las oportunidades que presentan los mercados, basándose en una estrategia ágil, objetivos bien definidos y la experiencia acumulada a lo largo de los últimos años que fueron muy desafiantes a partir de la irrupción de las nuevas tecnologías”.
Claramente, las inversiones y la ampliación de planteles no figuran en ningún plan para el año en curso.
Sí hay una gran expectativa depositada en el “upskilling”, en lo cual los líderes de negocios, educadores, gobiernos y la sociedad civil deberían trabajar en conjunto para asegurar que las personas estén empleadas en un trabajo productivo, con un propósito y gratificante.
“La 4ta. Revolución Industrial introdujo nuevos modelos de negocios y formas de trabajo que requieren renovadas habilidades técnicas, digitales y sociales y este tema requiere estar en la agenda de los directorios”, opina Santiago Mignone.
El pesimismo cundió entre los hombres de negocios de la orbe, lo cual quedó reflejado en las conclusiones de que fueron dadas a conocer en el Foro Económico Mundial de Davos, Suiza.
A decir verdad, el pesimismo respecto de la situación de la economía global es la característica sobresaliente de los CEOs, de modo tal que hoy más de la mitad predice que la tasa de crecimiento mundial descenderá.
En la anterior edición de Davos 3 de cada 19 lo creían y en la precedente de 2018 apenas un 5%. Se trata de la mayor expresión de descreimiento desde 2012.
O sea que la confianza en que mejoren los ingresos de las empresas está en su punto más bajo desde 2009. Es esta la amenaza más cierta que vislumbran, junto a la excesiva regulación y los conflictos comerciales internacionales.
De América del Norte a Europa occidental y al Medio Oriente, con 63%, 59% y 57% se da el degradé del pesimismo los CEO´s de estas regiones en cuanto al pronóstico de crecimiento global en el año que se inicia.
Es atribuido por Bob Moritz, socio principal de PwC Global, a una prolongada incertidumbre “a causa de las tensiones comerciales, cuestiones geopolíticas y falta de acuerdos en cómo encarar el cambio climático”.
Admitió que no sorprendía tanto como la dimensión y velocidad del cambio.
Excesivas regulaciones
Al revés, el ránking de los menos desconfiados lo encabezan China e India, luego vienen USA, Canadá, Reino Unido, Alemania y Francia. De los CEOs japoneses apenas un 11% manifiestan “mucha confianza” en que los ingresos aumentarán en 2020.
Sin embargo, a la excesiva regulación es a lo que más temen en todas las latitudes e inclusive más de dos tercios ve venir que los gobiernos introducirán nuevas leyes para regular los contenidos tanto de internet como el de las redes sociales, contribuyendo a reorganizar el campo de incumbencia de las empresas tecnológicas más influyentes.
Los CEOs no se ponen de acuerdo sobre la participación de los Estados en las regulaciones y si los gobiernos debieran adaptar sus marcos normativos a los estándares emergentes, o establecer nuevos límites en la privacidad de los datos y moderación de contenido, teniendo en cuenta que si son excesivos se corren riesgos de inhibir la conectividad de datos entre fronteras, debilitar la efectividad de la ciberseguridad e incluso la innovación.
“En la actualidad no existe aún un marco global sólido que controle los ataques tecnológicos. El ciberdelito sigue en aumento y nos estamos enfrentando a adversarios cada vez más sofisticados que cuentan con tiempo y los recursos suficientes como para vulnerar los activos más valiosos de las organizaciones. El estudio arrojó que un 48% de los directores ejecutivos locales están preocupados por la ciberseguridad como una de las amenazas a las que deben enfrentarse día a día. No hay lugar a dudas, de que la digitalización expone a las empresas a nuevas vulnerabilidades, lo que hace que la ciberseguridad y la privacidad de datos sean más importantes que nunca en todas las industrias”, finaliza Mignone.
Latinoamérica tiene otras prioridades porque lo que más impacta es la falta de crecimiento.
El cambio climático no figura entre las 10 principales preocupaciones que afectan las perspectivas de crecimiento para los CEOs, quienes sí expresan un reconocimiento cada vez mayor de los aspectos positivos de participar activamente en reducir su huella de carbono.
Comparando las respuestas con las de una década atrás, los directivos opinan que invertir en iniciativas relacionadas con cambio climático implicaría una ventaja en la reputación (30% en 2020 frente a 16% en 2010), y el 25% comparado con el 13% en 2010, afirma que las iniciativas de cambio climático abren nuevas oportunidades de productos y servicios para su organización.