EXCLUSIVO 24

DE EZEIZA A LA QUIACA

"Frederic y Berni, unidos para forjar una mentira" (el Sheriff mira con melancolía)

"El reclamo de fuerzas federales revela una debilidad que descalifica gestiones. La presencia de las mismas en los territorios neurálgicos del centro del país donde no son operativas por no estar formadas para abordar los mismos, lejos de representar un trabajo conjunto y coordinado con Nación, representa la debilidad de los gobernadores canalizada en sus ministros", afirmó Laura Etcharren.

La Pandemia no vino a desorganizar el delito sino a generar una nueva mutación.

Lejos del diagnóstico que formula un delito desorganizado, el mismo se encuentra organizado y amparado por la anomia, los desviados y los desviados reincorporados y por reincorporarse.

La organización, aunque mínima, existe y desde hace años. Tiene 3 herramientas claves: Dato/móvil/arma.

El delito mutó en sus valores agregados de perversión, enseñamiento y alevosía. Es decir, consolidó el capital cultural violento existente bajo la acumulación de formas siniestras.

Las operaciones de velo y engaño solo lograron que aquello que en un primer momento se contuvo por un lado, hoy estalle por el otro. Se trata del estallido en simultáneo de los contagios  por COVID-19 y de la Inseguridad.

Ocurre, que no contemplaron el delito subterráneo y el tráfico. Los envolvió la obviedad ante la desesperación. Escucharon a los militantes, más que a las organizaciones sociales. A los asesores en seguridad, poco se los escuchó. En rigor de verdad, "ni se los consideró", cuentan desde las cercanías del ejecutivo provincial.

El desprecio

La interna Frederic/Berni debilita a ambos, pero esa debilidad arrastra más al expuesto del Enclave Conurbano por estar en el territorio de visible catástrofe sostenida.

El desprecio es mutuo. Solo tienen en común el fervor por legalizar las drogas. 

Frederic, en tono naif, trafica con la nobleza de la planta del cannabis, subestimando a los investigadores en un universo de científicos que, a medida que lo fogoneaban, lo destruían con impericias.

Berni, por su parte, apuesta fuerte a una legalización masiva en vista del supuesto detrimento del narcotráfico.

El ninguneo es recíproco. Sin embargo, ambos están sostenidos por la elementalidad, al menos en la materia, de quienes los designaron.

El Gobernador de PBA sostiene a su Ministro de Seguridad porque no tiene una figura superadora para ocupar la cartera. Es que en la rifa que es el Ministerio, son pocos los osados y pocos los inútiles con vuelo. No hay, en la galera, figuras que puedan superar la versatilidad de Berni.

El costo de sostenerlo será alto, pero al parecer, inevitable. Y por qué no sostenerlo si el Presidente de la Nación sostiene a una Ministro que pone en riesgo la seguridad de todo el país, tal como su antecesora, al no entender que la seguridad del mismo comienza en sus fronteras.

En el caso de PBA, el asesor subterráneo del Gobernador, Granados, de perfil más bajo durante su administración, sugiere bajar un cambio con la exposición mediática. El “Zorro”, también llamado, "Sheriff", sabe que son los gobernadores los que pagan los desaciertos y los desquicios de sus ministros de seguridad.

Granados conoce a la policía. La huele. Y hasta puede identificar los protones levantados con los ojos cerrados. De ahí su claridad en la visión de una policía revuelta. Sin conducción. Con señales negativas al volver a pedir, casi puchereando, la presencia de las Fuerzas Federales.

Desde Ezeiza, trafica con sigilo que ese reclamo activo traerá más internas.

Que la Bonaerense responde si la respetan y que, si no se suavizan las relaciones con los intendentes, éstos últimos no harán nada para evitar los roces. Al contrario, asistirán al espectáculo como si fuese un film pochoclero.

Lo cierto es que Granados no lo hace por Berni, sino por Kicillof. Le gusta, como a otros poderosos territoriales, el ludismo del fuego amigo. La nostalgia del cargo lo seduce, aunque con sigilosa prudencia.

Sabe, el “Zorro”, que hoy Frederic y Berni están unidos para forjar una mentira. Una novela. La de la seguridad en el territorio que, por política, nadie se anima a abordar. 

La solidaridad por partidos puede más que la seguridad ciudadana.

Las internas y los federales

Para los no desviados de la Bonaerense recibir a los desviados que habían sido apartados por la gestión anterior, es una afrenta con consecuencias:

1. No desviados contra desviados.

2. Toda la estructura Bonaerense contra los Federales.

3. Sectores serios policiales fortalecen su no respeto a Berni.

4. Importante malestar de los no desviados de la Bonaerense con los Intendentes. Ellos saben que la presencia de recursos externos no son más que reiterados simulacros. Un baile de uniformados con parejas al azar.

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La Provincia de Buenos Aires insiste, gestión tras gestión, en reclamar a los ejecutivos nacionales la prestación de dichas fuerzas para ir a cubrir los territorios más neurálgicos del enclave Conurbano Bonaerense. Ese enclave que, al no ser tratado como tal, mantiene sus dinámicas delictivas y muta ante los imponderables. 

El Conurbano se configuró como el epicentro de los desastres. Un panóptico de vigilancia, pero de los delincuentes. Los que hacen inteligencia, los que monitorean, los que hacen de mirillas. Los que hacen de satélites. Los que agradecen los planes de seguridad teóricos, y los shows televisivos.

Una estructura delictiva atravesada por la droga, tal como escribí en varias oportunidades, por consumo o negocio.

El enclave está compuesto por triángulos y círculos.

Los triángulos están conformados por aquellos partidos de proximidad en donde las redes criminales de uno desplazan delito hacia los otros sin consenso y desatando caos.

Los círculos, en cambio, desplazan delito en connivencia. Es decir, las bandas se van desplazando en red por todos los partidos próximos de forma alineada. 

Un triángulo es el de José C Paz, Malvinas Argentinas y San Miguel.

Un círculo, es Moreno, Morón y Merlo.

Los "refuerzos" buscan tapar los desastres. En el imaginario de la seguridad, los improvisados entienden que amontonando uniformados sin estrategia, el cachivacherío de un plan que no existe se va a maquillar.

Vuelven a lo mismo, a lo lícitamente criticado. A mismos problemas, ahora con más violencia, mismas soluciones. Porque eso de la innovación, aunque sea para disimular, es un concepto límite.

No obstante, el uniforme ya no tiene peso en el contexto de la barbarie que tuvo más de cuatro meses de maceración. Ni la Gendarmería, mucho menos la Prefectura, tienen el poder necesario para regular muertos, mucho menos para sanear el fondo. Pero igual se decide desperdiciarlas.

Es que desperdiciar federales se volvió un acto obsesivo compulsivo arrastrado. 

Las desperdician sin estrategia, mientras siguen descuidando las fronteras. En especial, la frontera norte, por donde pasa entre el 70% y el 80% de la criminalidad y sus derivados. Exponiendo, sin pudor, a Formosa, Salta y Jujuy. También a Misiones. Provincias, especialmente las tres primeras, que protegen sus territorios mientras los ministerios nacionales las descuidan en bloque, o selectivamente.

Se desprotege, a su vez, la imparable hidrovía.

Final morboso

Todo el despliegue mediático y de fuerzas de seguridad basados sobre la nada, fortalecen el agradecimiento de la criminalidad. Eso es algo que la Ministro de Seguridad de Nación lo sabe, aunque sea por teoría.

Sin embargo, no hará nada para cambiarlo por el morbo de ver a su par, tropezar.

Par, por supuesto, con mucha más pisada territorial que ella. Un punto que la vulnera porque la muestra infinitamente inferior a Berni.

Pero la verborragia de éste, a Frederic la eleva. Sobre todo, en este contexto de género.

Recuerden, la Pandemia fortaleció al Narcotráfico en Buenos Aires, pero también en el país mientras Berni y Frederic se encuentran encerrados en un mismo juguete.

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