Rodolfo Walsh es el tema con Ceferino Reato, autor del flamante 'Masacre en el Comedor', aquel atentado de Montoneros contra quienes almorzaban en instalaciones de la Policía Federal Argentina, urdido por Rodolfo Walsh.
CEFERINO REATO
"La izquierda editó un Rodolfo Walsh que él no aceptaría"
24/03 efeméride del golpe cívico-militar de 1976, y 25/03 muerte de Rodolfo Walsh en 1977. Una entrevista a Ceferino Reato.
El 25/03/1977, un grupo de tareas de la ESMA (Escuela de Mecánica de la Armada) intentó detener a Rodolfo Walsh y en el intercambio de balazos murió el organizador del área más recordada del espionaje de Montoneros. Pese al encargo especial de capturarlo vivo, triunfó la convicción de Walsh de no permitirlo: ¿muerto o desaparecido?
Reato: "Walsh fue acribillado cuando extrajo una pistola, pequeña, como la que usaba 007 en las películas de James Bond, o la que utilizó Adolfo Hitler para suicidarse (pistola Walther PPK, calibre 22). El grupo 'de chupe' -así se decía en la jerga- era numeroso, unos 30, y llevaron a varios detenidos para 'marcarlo'. Los del grupo de tareas 3.3.2 creían que él iba a extraer una granada y gritaron 'pepa pepa'. Walsh llegó a herir a uno. A la ESMA llegó muerto aunque Martín Gross, quien vio el cuerpo, no lo confirmó. Su cuerpo sigue desaparecido. Quizás fue incinerado en los fondos de la ESMA, algo que era como el procedimiento para los que 'se quedaban' en las sesiones de tortura".
Walsh, audaz, hiperactivo, sociópata, planificador de diversos ataques de Montoneros es diferente al Walsh humanista que imaginó la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires cuando en marzo de 2013 aprobó la adición del nombre Rodolfo Walsh a la estación del tren subterráneo Entre Ríos, de la Línea E. En la intersección de las avenidas San Juan y Entre Ríos fue donde cayó Walsh.
Patricia Walsh, hija de Rodolfo Walsh, hermana de María Victoria Walsh (alias 'Hilda', 29/09/1976, combate de Villa Luro, "Uds. no nos matan, nosotros elegimos morir") corrobora lo que afirma Reato:
En general hay una persistencia en presentar a Walsh como "escritor, periodista y militante", no montonero y menos a cargo de operaciones de inteligencia, tal como si el verdadero Walsh fuese algo tabú.
Reato:
La construcción épica
Cuando el cronista va por la próxima pregunta, Reato lo interrumpe: "Algo más: Walsh no estaba propiciando una renuncia de Montoneros a la acción directa o violencia planificada. Él estaba pidiendo un cambio de estrategia. No es cierto que él tuviera una crítica casi rupturista. Él consideraba que era necesario aceptar la derrota y reorganizarse para una nueva etapa de la resistencia. No era el enfoque dominante en la organización pero la idea de un Walsh pacifista es un bochorno".
Walsh había pasado a la clandestinidad en 1974, el año en que murió Juan Perón y la Triple A incrementó su actividad porque contaba con la cobertura de José López Rega como tutor de María Estela Martínez de Perón.
Hacia fines de 1975, varios de Montoneros creyeron que un golpe de Estado sería un motivador para que la gente reaccionara, las Fuerzas Armadas se desprestigiaran y debilitaran y el acceso al poder fuese posible.
La previsión falló, según la percepción de Walsh hacia diciembre de 1976 y reclamaba readecuar el combate a la realidad.
La conducción insistía en debilitar a los militares a través de grandes atentados, que repercutieran en la opinión pública y desprestigiara al proceso. El propio Walsh planificó al menos uno de ellos, el del Comedor.
Entre septiembre y diciembre de 1976, varios atentados de Montoneros fueron intensos:
- el 12 de septiembre un coche bomba destruyó un ómnibus policial, 12 policías y 2 civiles muertos;
- en octubre, una bomba destrozó una sala de cine en el Círculo Militar, y hubo 60 heridos;
- el 9 de noviembre estalló una bomba en el cuartel general de la policía provincial de Buenos Aires, con 1 muerto;
- el 15 de diciembre estalló una bomba en el salón del Ministerio de Defensa durante una conferencia sobre antisubversión mató a 14 oficiales superiores y de inteligencia.
Pero la capacidad de combate del Estado no mermó, y esto es lo que percibió Walsh.
¿Cómo fue que en marzo de 1977 Montoneros no había trasladado al exterior a quien era su personaje público más importante?
"Es conocido que Horacio Verbitsky acusó a Miguel Bonasso por la tardanza en la extradición -casi de complicidad con la emboscada- y que Patricia Walsh defendió a Bonasso afirmando que su padre había pedido permanecer en el país. Es interesante notar que Rodolfo Walsh nunca fue el jefe formal de inteligencia de Montoneros, y que él llegó desde las FAP (Fuerzas Armadas Peronistas, lideradas por Envar El Kadri), pero había desarrollado la escucha de los móviles policiales, algo infrecuente para la época, y tenía la fama de cuando en Prensa Latina había desencriptado el parte de inteligencia de la CIA que le permitió a Fidel Castro anticipar el desembarco en Bahía de Cochinos. La fama le precedía. Era un gran periodista de investigación y 'Operación Masacre' hasta tenía una versión cinematográfica (la dirigió Jorge Cedrón con Norma Aleandro, Carlos Carella, Víctor Laplace y Ana María Picchio en el elenco), tenía un protagonismo social que nadie más lograba en Montoneros. Y tenía iniciativa. Entendía que parte del combate estaba en la opinión pública. Él organizó ANCLA (Agencia de Noticias Clandestina) y armó una red de informantes infiltrada en las fuerzas de seguridad y militares. Por ejemplo, Sergio Tarnopolsky, asistente de Jorge Acosta, 'el Tigre', uno de los más pesados de la ESMA. O José María Salgado, quien estuvo en la Federal y puso la bomba en el Comedor. Frecuentando las facultades de Ciencias Exactas e Ingeniería, Walsh intentaba sumar gente metódica, ordenada, con capacidad de planificación. Los marinos creían que 'interrogándolo' le sacarían muchísima información. Él lo sabía y había decidido que nunca sucedería, tal como había hecho su hija Vicky".
El problema era que los marinos, en quienes la Junta Militar había delegado la represión de Montoneros, ya habían identificado en 1977 el sistema de intercomunicación de la guerrilla: las citas entre integrantes se armaban con los llamados 'pies telefónicos'. Dado que los teléfonos escaseaban en aquellos días de ENTel, había gente que atendía llamados por cuenta y orden de sus clientes, quienes luego les pedían que les pasaran los mensajes.
Antes de asistir a la cita final, Rodolfo Walsh bajó aquel mediodía en la estación de Constitución de un tren que había abordado junto a su compañera en San Vicente, llamó al 'pie telefónico' para confirmar el encuentro con José María Salgado, a quien le entregaría un ejemplar de su 'Carta Abierta a la Junta Militar', ignorando que Salgado estaba secuestrado hacía 2 semanas, y había 'cantado'.
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