Eric Arthur Blair, mejor conocido como George Orwell, nació un 25 de junio de 1903. El autor de novelas distópicas como “1984” y “Rebelión en la granja” siempre fue crítico de la sociedad imperialista en la que vivía y, en el último tiempo, sus obras han tomado mayor relevancia.
El fútbol no escapó del análisis del escritor nacido en la India luego de que presenciara la visita de un equipo ruso a Inglaterra. Decir que no apreció la obsesión por el deporte ni las actitudes violentas de los hinchas sería quedarnos cortos.
El fútbol es una guerra sin disparos
Apenas unos meses después del final de la Segunda Guerra Mundial en 1945, el Dínamo de Moscú visitó Gran Bretaña para jugar unos amistosos contra los mejores equipos de Inglaterra. Desconocidos para ellos, los rusos pronto demostraron ser unos rivales formidables.
Los soviéticos se fueron del archipiélago de la Reina Isabel sin una sola derrota. Primero, empataron con el Chelsea por 3-3, aunque luego le bailaron al Cardiff City por 10-1. Más tarde, derrotaron al Arsenal 4-3 (que contaba con grandes figuras como Stanley Matthews, Stan Mortensen y Joe Bacuzzi) y empataron con los Rangers de Escocia con 2 goles.
Una de las peores facetas del fútbol es cuando los encuentros acaban de la peor manera. Y es que los últimos dos partidos, el de Arsenal y el de los Rangers, escalaron al punto que se desató una batalla campal entre hinchas británicos y rusos.
Alertado porque la violencia que se vivió en ambos encuentros afectara las relaciones de los dos países, George Orwell tomó su pluma para escribir un ensayo titulado “El espíritu deportivo”, en el que comparó al fútbol con una guerra. En su artículo publicado en el Tribune, Orwell escribió:
En la plaza del pueblo, donde eliges bandos y no hay ningún sentimiento de patriotismo local, es posible jugar simplemente por diversión y ejercicio. Pero tan pronto como surge la cuestión del prestigio, se despiertan los instintos combativos más salvajes. A nivel internacional el deporte es francamente imitar la guerra.
Asimismo, destacó que mientras en otros deportes se mantiene la caballerosidad, en el fútbol “la noción de jugar siguiendo las reglas siempre se desvanece”. Los hinchas llegan tan lejos por ver a sus rivales humillados que intervienen en el partido a los golpes o con insultos. “El deporte serio no tiene nada que ver con el juego limpio. Está ligado al odio, los celos, la jactancia, el incumplimiento de todas las reglas y el placer sádico de presenciar la violencia. En otras palabras, es la guerra menos los disparos“.
La razón de George Orwell
El escritor británico acertó en varios puntos en cuanto el deporte. El fútbol puede convertirse en una guerra, por ejemplo, cuando se realizan torneos internacionales como la Copa del Mundo. En momentos así, se enfrentan dos países, pero se genera un espíritu de nacionalismo.
Los hinchas siguen a sus seleccionados con euforia, viendo sus progresos y deseando con el mayor fervor que su país gane. Y cuando eso ocurre, los simpatizantes sienten una enorme satisfacción personal y orgullo nacional.
Es cierto que muchos encuentros pueden terminar con violencia entre los hinchas, pero no debe perderse de vista que en los deportes se gana o se pierde. Afortunadamente, es una guerra sin bajas, o como lo llamó Orwell, “una guerra sin disparos”.
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