Un reciente artículo de The Wall Street Journal lo deja claro, la administración de Joe Biden, presidente de USA, ha propuesto nuevas reglas que establecen restricciones para las empresas de semiconductores (chips) que buscan subvenciones federales bajo la Ley de Chips, lo que las hace enfrentar una difícil decisión al elegir entre:
- Aceptar la ayuda de Washington para expandirse en Estados Unidos
- Preservar su capacidad de expandirse en China.
Las restricciones estadounidenses impuestas a las exportaciones de chips avanzados y equipos de fabricación de chips a China dificultarían que las empresas surcoreanas continúen invirtiendo en China. Esto generó que los ejecutivos de la industria, los abogados y los analistas de seguridad se cuestionen si quieren aceptar la financiación de la Ley de Chips.
La secretaria de Comercio, Gina Raimondo, dijo que la administración Biden no busca desvincularse económicamente de China, pero se deben tener los ojos bien abiertos sobre los riesgos que se presentan a los Estados Unidos, ya que China ha dejado en claro que quiere acceder a la tecnología estadounidense más avanzada para incorporarla a su capacidad militar.
Las grandes empresas consideradas candidatas para la financiación de la Ley de Chips están reteniendo en gran medida los comentarios públicos por ahora. Samsung dijo que ha estado en “conversaciones cercanas con las agencias gubernamentales relevantes de los Estados Unidos y Corea” y planea determinar sus próximos pasos después de revisar los detalles de la financiación.
SK Hynix ha revelado planes para una nueva planta de empaque de chips avanzados en los Estados Unidos y revisará de cerca los anuncios de Washington. TSMC, con un plan de US$ 40.000 millones para construir un complejo de chips avanzados en Arizona, se negó a comentar al medio estadounidense.
La Ley de Chips, promulgada por el presidente Biden en agosto, tenía como objetivo renovar el liderazgo de Estados Unidos en tecnología avanzada de semiconductores y defenderse de la competencia de China. La ley prohíbe "transacciones significativas que impliquen la expansión material" de la capacidad de fabricación de semiconductores avanzados y de vanguardia en países extranjeros de interés.
Las reglas propuestas definen "transacciones significativas" como aquellas que cuestan al menos US$ 100.000 y "expansión material" como el aumento de la capacidad de una instalación en un 5%. Las reglas cubren un período de 10 años, lo que permitiría a las empresas hacer ajustes en su estrategia a largo plazo en China. La secretaria de Comercio, Gina Raimondo, dijo que podría visitar China este otoño para mantener abierta la comunicación con Beijing y asegurarse de que las empresas estadounidenses puedan operar en igualdad de condiciones.
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