En un contexto de creciente presión sobre el Banco Central (BCRA) y un riesgo país que superó los 1.300 puntos básicos, el Gobierno habilitó la opción de realizar una reestructuración de canje en moneda extranjera. Esta medida buscó afrontar los significativos vencimientos de deuda previstos para 2025.
RIESGO PAÍS EN 1.308
Reestructuración: Dudas entre bonistas y búsqueda de responsables
Agregándole más presión al BCRA y al riesgo país, el Gobierno de Javier Milei sigue adelante con su opción de hacer una reestructuración de deuda.
A pesar de que el Ejecutivo afirmó contar con los dólares necesarios para los pagos de los intereses de enero, en donde, todavía no llegan a pagar la amortización.
Es por esto que, el reciente decreto que modificó las condiciones para la reestructuración de la deuda, elevó interrogantes sobre la capacidad de pago del Gobierno.
Un cambio normativo crucial
El nuevo decreto permitió al Gobierno reestructurar la deuda en moneda extranjera sin la obligación de cumplir con dos de los tres requisitos previos: extender plazos, reducir intereses o disminuir el capital. Anteriormente, se requería al menos dos de estos elementos, y el proceso debía realizarse en moneda local.
Este cambio normativo abrió la puerta a un canje más flexible, pero también generó incertidumbre entre los tenedores de bonos, quienes temieron que esta medida representara un debilitamiento de estos activos.
La dificultad del BCRA
El BCRA enfrentó un doble desafío: mantener el nivel de reservas en medio de los compromisos de deuda y sostener su papel como comprador en el mercado mayorista. Además, las intervenciones en el mercado de cambios resultaron necesarias para controlar la brecha cambiaria, que se mantuvo en un 20%.
El Gobierno se encontró en una encrucijada, ya que, mientras esperó el impacto del blanqueo en las reservas, debió considerar los fondos adicionales que requeriría en el corto y mediano plazo.
Vencimientos
Según un informe de Quantum Finanzas, los primeros y terceros trimestres de 2025 serán críticos, con vencimientos que rondaron los 6.800 millones de dólares en cada uno, concentrados en enero y julio. Para enfrentar esta situación, el Gobierno dispuso de dos alternativas: emitir nueva deuda en moneda extranjera o utilizar pesos provenientes de superávits fiscales y deuda en moneda local para adquirir dólares al BCRA. Sin embargo, esta última opción planteó interrogantes sobre la capacidad del Banco Central para vender divisas al Tesoro, dado el contexto actual.
El total de vencimientos para el próximo año es significativo: se estimó que 2.174 millones de dólares correspondían a deuda intra-sector público, mientras que los compromisos en dólares sumaron 17.285 millones, incluyendo 2.700 millones de dólares de intereses con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Quantum resaltó que el Tesoro desempeñó un papel central en la acumulación de al menos 10.000 millones de dólares adicionales, fundamental para cumplir con las obligaciones de pago.
Posibles impactos
El canje propuesto podría representar un riesgo para los tenedores de títulos, pero el mercado mostró una actitud cautelosa. Muchos inversores confiaron en que el Gobierno tomaría medidas para evitar cualquier impacto negativo en los "hard dollars".
Gustavo Neffa, Director de Research for Traders, sugirió que un canje a corto plazo es poco probable y previó que el Gobierno buscaría obtener suficientes reservas a través de mecanismos como el blanqueo.
Por otro lado, Delphos Investment sostuvo que el canje de bonos de corto plazo podría mejorar el perfil de vencimientos y aliviar la presión sobre las reservas del BCRA.
En este sentido, la reducción del riesgo país fue esencial.
Si bien el riesgo país se ubica en 1.308 puntos básicos, se encontraba cerca de un umbral crítico que podría facilitar el acceso del Gobierno a los mercados de deuda.
Aun así, sigue estando muy lejos de los 800 puntos básicos necesarios para ingresar al mercado de capitales internacionales a tasas razonables.
Pablo Wende
Defendiendo al Gobierno de Javier Milei, Pablo Wende destacó:
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