Genocidio étnico iugur en la región noroeste de Xinjiang: tema de una conferencia de 3 días que comenzó el miércoles 01/09 en la Universidad de Newcastle, Reino Unido, reuniendo reúne a decenas de oradores, incluidos religiosos, jueces y legisladores británicos de alto rango.
Es la última medida que tiene como objetivo responsabilizar a China por presuntos abusos de derechos contra los uigures y otras minorías predominantemente musulmanas y turcas.
La organizadora es Joanne Smith Finley, académica especializado en estudios uigures.
Finley es una de varias personas británicas a las que China les impuso sanciones tales como la prohibición de ingresar a su territorio:
Es un gran desastre humanitario que es cada vez más urgente. ¿Es esto un genocidio o un genocidio cultural, o un crimen de lesa humanidad, y cómo podemos procesarlo? Realmente estamos tratando de reenfocarnos en lo que podemos hacer para detener esto.
Uno de los principales objetivos de la conferencia es considerar si las acciones diplomáticas, como un boicot diplomático de los Juegos Olímpicos de Invierno de 2022 en Beijing, pueden ser efectivas para lograr la responsabilidad de China.
Xu Guixiang, portavoz de Xinjiang, negó las acusaciones en una conferencia de prensa en Beijing. Dijo que las políticas del gobierno habían frenado los ataques de militantes y restaurado la estabilidad en la región:
Identidad
Los uigures tienen su propia lengua y escriben en la versión modificada persa del alfabeto árabe con algunos signos añadidos para representar las vocales.
A partir del 742 d.C., los uigures iniciaron el proceso de conversión hacia el Islam.
La religión ha influido de forma notable en los sistemas judiciales, económicos y educativos de las familias uigures. Sin embargo, ¿su persecución es por el Islam? Esto es lo que hay que profundizar.
La región de Sinkiang o Xinjiang tiene más de 15.000 mezquitas y centros de oración, uno por cada pueblo musulmán.
El informe 'Cultural erasure: Tracing the destruction of Uyghur and Islamic spaces in Xinjiang' (Borrado cultural: rastreando la destrucción de los espacios uigures y del islam en Xinjiang), del Australian Strategic Policy Institute (ASPI), calcula que, de las 24.000 mezquitas que existían en Xinjiang en 2004, 65% del total han sido dañadas, la mayor parte desde 2017.
De ellas, 8.500 fueron demolidas. Un 30% de los lugares islámicos —santuarios, escuelas, cementerios, partes integrales de la cultura uigur y su conexión con el territorio— también han sido destruidos, y 28%, dañados o alterados.
Una parte de la población uigur, compuesta por 8 millones de personas, tiene sentimientos separatistas y se opone a lo que denomina "preponderancia cultural impuesta por el Partido Comunista de China" en la región.
Sin duda que los uigures y los tibetanos resultan aspectos muy frágiles para el Partido Comunista Chino, que no ha encontrado una respuesta eficiente a esos problemas de identidad.
Controversias
Pero los uigures no son los únicos musulmanes asentados de forma permanente en China. Dentro de la rama suní, existe una comunidad numerosa que, por el contrario, goza, en líneas generales, del favor de las autoridades: los hui.
Tal como los uigures, son un grupo étnico de mayoría musulmana que tiene su núcleo en las regiones de Gansu y Ningxia, vecinas de Xinjiang, pero cuyos miembros están por toda China. Los hui se encuentran bastante asimilados, tanto étnica como culturalmente, a los dominantes han, que son los chinos de Beijing.
Los hui sí pueden, al menos en un mayor grado, dar muestras de su fe en público, practicar el ayuno durante el mes de Ramadán y otros beneficios.
Según un reportaje publicado por la revista Time, un funcionario chino dijo que "los hui son los musulmanes buenos y los uigures son los musulmanes malos".
Los hui han sido el blanco de campañas violentas de los sectores más radicales de la población uigur.
La cuestión religiosa tampoco parece ser un problema en el caso de los chinos musulmanes chiíes. Según un informe publicado por The Washington Institute, 1 de cada 10 musulmanes chinos es chií.
La mayoría proceden de la escuela ismaelita y pertenecen a minorías tayikas o kirguizas de la región de Xinjiang, como los uigures, según un informe de noviembre de 2019 del Middle East Institute.
La relación con Beijing depende del vínculo de China con Irán. Los lazos entre Beijing y Teherán es casi sin fisuras. China no ha reprimido con especial dureza a las minorías chiíes de su territorio. El Gobierno ha puesto en práctica una campaña de diplomacia con autoridades religiosas de Irán y también de la vecina Irak.
La Universidad Internacional al-Mustafa fundada por el ayatolá Rudollah Jomeini, en la ciudad sagrada de Qom, recibe a unos 700 seminaristas de nacionalidad china.
Quizás sea parte de la ofensiva contra la etnia uigur porque predican una visión alternativa del islam.
El choque
La mayor parte de los uigures observan un culto totalmente opuesto al salafista, de modo que no deberían constituir una preocupación desde el punto de vista de la seguridad china. A pesar de eso, son sometidos a campañas de vigilancia y reeducación.
Si la cuestión diferencial fueran las creencias de sus miembros, los hui o los chiíes tayikos y kirguices también deberían estar sometidos a una presión semejante. Sin embargo, no es así.
El profesor Dru Gladney, reputado sinólogo y uno de los mayores estudiosos del islam en China, le dijo a la revista Time:
El académico Adrian Zenz, cuya investigación sobre esterilizaciones forzadas entre mujeres uigures atrajo la atención generalizada sobre el tema, presentó documentos oficiales que respaldan sus afirmaciones de que Beijing quiere reducir por la fuerza la población uigur.
Los investigadores dicen que aproximadamente 1 millón de personas o más, la mayoría de ellos uigures, han sido confinadas en vastos campos de reeducación en Xinjiang en los últimos años.
“La eliminación deliberada de elementos tangibles de la cultura local uigur e islámica en Xinjiang parece ser una política dirigida desde el centro, pero puesta en marcha de manera local, cuyo objetivo último es chinizar la cultura local y, al final, lograr la completa transformación del pensamiento y comportamiento de la comunidad uigur”, apuntó el estudio de ASPI.
Los funcionarios chinos rechazaron las acusaciones de genocidio y abuso de derechos por considerarlas infundadas y caracterizaron los campamentos como centros de formación profesional para enseñar el idioma chino, habilidades laborales y la ley para apoyar el desarrollo económico y combatir el radicalismo.
China asegura que cuida y repara los lugares de culto musulmanes:
No coincide Amnistía Internacional en su reciente informe 'Como si fuéramos el enemigo en una guerra; Internamiento masivo, tortura y persecución por parte de China a personas musulmanas en Xinjiang':
En el plano religioso, se adscriben a las corrientes más tolerantes del islam suní; las escuelas de pensamiento que beben de la transición sufí tienen un gran enraizamiento en la sociedad de la región. No obstante, también hay sectores minoritarios más rigoristas.
En el plano político, entre esas facciones más radicales, se ha cultivado un movimiento secesionista que busca conseguir más autonomía del Ejecutivo central o, directamente, la independencia de la región.
Esto ha derivado en episodios puntuales de violencia. China registró una ola de ataques terroristas relacionados con Xinjiang hasta 2016.