La reinserción argentina en el mundo que pregonaba el ex Presidente, Mauricio Macri, en cuanto foro participaba, pivoteaba sobre las inversiones y su puente, el endeudamiento, y por eso se aproximaban al calor que irradia el eje USA-Reino Unido.
CHOCAN PLANETAS EN CANCILLERÍA
Relaciones económicas vs. ideológicas, el caso de la embajada en China
El miércoles 29/01 debería ingresar en el Senado el pliego con el estratégico nombramiento del embajador en la República Popular China, una de las big four naciones que lideran el intercambio comercial de Argentina, y el pescado seguía sin vender, a la espera del regreso de Alberto Fernández y el canciller Felipe Solá del viaje a Israel. Precisamente el 29 volverán a partir a Europa y antes debería quedar definido. La dificultad en concretarlo obedece a la encarnizada interna por el preciado lugar en Beijing entre un candidato de “La Casa”, próximo al titular del CARI, Adalberto Rodríguez Giavarini, como Alfredo Bascou, y Sabino Vaca Narvaja, un K tío de la nieta de CFK por parte de su hermano Camilo, pero que acumula méritos propios por ser un experto académico sinólogo: se desempeña como titular del Programa de Cooperación y Vinculación Sino-Argentino del Departamento de Planificación y Políticas Públicas de la Universidad Nacional de Lanús, donde formó un equipo de especialistas en China, entre los que se destaca Gustavo Girado. Como tercera opción laudatoria surgió Luis María Kreckler, un veterano hombre de “La Casa” pero de buen desempeño en Brasilia cuando CFK estaba al frente de la Casa Rosada y Dilma de Planalto. La relación con China es clave en las perspectivas futuras de inversión, lo mismo que para la colocación inmediata de granos y carnes, cuyos precios y cantidades dependen de la ejecución del acuerdo firmado entre el gigante asiático y USA. En gran parte, ambos rubros agropecuarios se convirtieron en el principal factor exportador para el rebalanceo de las cuentas externas, que permitió al país, el año pasado, revertir el saldo comercial en 5 puntos del PBI desde 2017. Pasó a ser positivo en más de US$15.000 millones, aunque haya sido también por una consecuencia no deseada de la recesión, como la significativa caída e de las compras argentinas en el exterior. El actual gobierno se propone reformular la reinserción en el mundo de Mauricio Macri con el eje puesto en las relaciones económicas internacionales.
Lo que llovieron fueron deudas, en realidad los capitales emigraron mucho más que los ingresados y la burbuja explotó llevándose puesta la experiencia macrista.
En la alianza gobernante que lo sucede, el elegido como comandante de la liga peronista, Alberto Fernández, pretende desplazar el dial externo hacia las relaciones económicas internacionales mientras la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner asumió el rol de morigerar la tendencia de sus seguidores K a privilegiar afinidades ideológicas en la integración al conjunto de las naciones.
El Presidente zigzaguea con su posición en política exterior, por un lado tiende puentes al progresismo regional y europeo, pero sin dejar de lado las vinculaciones con países que se encuentran en el lado opuesto de lo que representan los socios kirchneristas, como serian los casos de USA e Israel.
Impertérrito, estuvo junto al primer ministro Benjamin Netanyahu cuando éste le agradeció "seguir manteniendo la clasificación de Hezbolá como organización terrorista".
Para conducir este slalom de la relaciones internacionales desde la Cancillería puso al frente a un amigo suyo, Felipe Solá, quien goza del respeto kirchnerista aunque no tanto de reconocimiento hacia su solvencia diplomática para conectar al país desde una vereda claramente diferenciadora, sin llegar a ser opositora, a la que la Casa Blanca le señala al vecindario continental.
Es así como el Palacio San Martín, desde diciembre, implosionó en disputas domésticas por los cargos.
El primer equipo que paró Solá intentó conciliar a las partes, aunque siempre dentro de un sesgo “comercial” para la gestión. Nombró vicecanciller a un diplomático que había sido embajador en Rusia cuando CFK estaba en la Casa Rosada, Pablo Tettamanti, hizo del histórico Leopoldo, y luego Susana Malcorra hizo echar porque su mujer cantaba loas al kirchnerismo.
Es un hombre de carrera con activa injerencia en el Instituto del Servicio Exterior de la Nación (ISEN) e integra los equipos técnicos en la materia del PJ. No es lo que se dice un K puro, pero nadie tampoco lo cuestiona abiertamente.
Donde saltaron las chispas fue con la designación del puesto clave en el perfil comercial que se pretende imprimirle a la cartera: la del tucumano Jorge Neme, de quien recuerdan que llegó siendo denunciado por irregularidades en algunas licitaciones provinciales.
Otro que causó ruido fue haber puesto a cargo de la recuperada de la órbita del Ministerio de la Producción, la Agencia de Inversiones y Comercio Exterior, a Juan Usandivaras, quien había estado al frente de la Fundación Exportar en 2010 y se lo asocia con el CARI, reputado como neoliberal, y con su titular, Adalberto Rodríguez Giavarini.
Para asegurarse una impronta más cercana en el funcionamiento, nombró jefe de gabinete a su cuñado, Guillermo Justo Chaves. Y llevó al lugar estratégico de timonel del presupuesto ministerial, como es la Secretaría de Coordinación y Planificación Exterior, al abogado tandilense Rodolfo Martín Yañez, que había estado como asesor suyo en la Cámara de Diputados.
El resto del elenco es un mosaico que intenta cohesionar con un rebalanceo en los puestos más la presencia de figuras políticas partidarias en embajadas claves para el establishment, como sería el caso de la de Washington, a la que envió a Jorge Argüello; la de Brasil, con un Daniel Scioli capaz de hacer buenas migas con un personaje difícil para tratar para la izquierda oficialista, como Jair Bolsonaro; Pablo Grinspun para la Unión Europea; Carlos Raimundi, en la Organización de Estados Americanos (OEA); y Rafael Bielsa en Chile.
Algo más corrido a la izquierda, pero dentro de la moderación, el ex ministro de Trabajo, Carlos Tomada, fue enviado a México DF, tras los pasos de la que fuera la primera visita de Alberto como mandatario electo, para entrevistarse con Andrés Manuel López Obrador, pero también un ámbito en el que prevalecen los foros internacionales de los trabajadores.
Hasta ahí, Solá había logrado no sin esfuerzo capear el temporal de las internas en un área sensible a la ocupación de cargos, tanto por los privilegios en el desempeño cotidiano, viajes, remuneraciones, viáticos, como en los beneficios excepcionales del retiro, aunque este tema aún tiene por delante tratamiento parlamentario como consecuencia del recorte aplicado a las jubilaciones no mínimas.
Pero llegó el momento de cubrir embajadas claves para la política kirchnerista sobre todo, como las de China, Rusia y Vaticano, y pasar factura por eliminar la reivindicación de soberanía por Malvinas de los protocolos firmados con Reino Unido durante la Administración Macri, para que se desatara una feroz disputa por los cargos paredes adentro del Palacio San Martín.
Sombras chinas
El mayor ruido entre las facciones en pugna lo hizo el proceso de nombramiento de embajador en China, donde la sede diplomática se encuentra vacante desde que su titular durante el gobierno de Macri, Diego Guelar, levantó campamento hace mes y medio.
Hay que aclarar que antes de la epidemia que castiga a China, era un destino mucho más interesante que antes.
Las autoridades de Beijing estaban tan desorientadas en cuanto al relevo e invitaron a disertar en su país al sinólogo que enseña cómo entender a China en la Universidad Nacional de Lanús (UNLa), Gustavo Girado, quien de paso comparte labor docente con el tío de la bebé de Florencia Kirchner, Sabino Vaca Narvaja, uno de los aspirantes a representar a la Argentina ante el gigante asiático.
Pugnaba cabeza a cabeza con Alfredo Bascou, a cargo de la Dirección de Promoción de las Inversiones (DIPRI) en Cancillería en los tiempos de Macri, hasta que lo sacaron y de ahí fue a Corea del Sur.
Su candidatura a convertirse en el nuevo embajador en la República Popular China cobró fuerza cuando CFK, que todo parecía indicar que amadrinaría al hijo del líder montonero, Fernando Vaca Narvaja, no levantó el pulgar.
El reloj urge. El 29 vence el plazo para que se presenten los pliegos en el Senado y, finalmente, Alberto Fernández laudará .
Las versiones más firmes indican que tendría decidido nombrar al K Vaca Narvaja de número 2 pero hay un problema: por artículo 5to. (o sea diplomáticos políticos, que no son del Servicio Exterior profesional), sólo se puede designar embajador. No falta quien recuerde que Héctor Timerman fue cónsul en Nueva York antes que embajador en USA.
En cualquier caso, el candidato VN tiene un conocimiento profundo de China y cuenta con el respaldo de un equipo altamente especializado en China en la Universidad Nacional de Lanús, aunque igual parece ganarle un consagrado diplomático de carrera, proveniente de una tradicional familia de la actividad, Luis María Kreckler, cuyo antecedente inmediato ha sido Brasilia durante la presidencia de CFK.
Kreckler es un hombre de La Casa, tal como le dicen al establishment diplomático: supo ser, asimismo, funcionario de alto rango en la Cancillería: secretario de Comercio y Relaciones Económicas Internacionales y, anteriormente, desde 2005, subsecretario de Comercio Internacional.
Cristina no promovió tan entusiastamente, aunque algo tuvieron que ver razones familiares, al tío de su nieta para el cargo al que aspiraba ante Alberto Fernández, como sí lo hizo con un cuadro altamente ideologizado como Alicia Castro para ocupar otra embajada estratégica, en la Federación Rusa.
Y otro meneado caso es quién irá al Vaticano. Había picado en punta Luis Bellando, hijo del periodista Ovidio, de perfil “conservador”, y cayó por varias razones vinculadas a su vida personal, según se leyó.
¿Quién tuyo la responsabilidad del grave error de proponer a un candidato de esas característias?
Si bien quisieron cargarle la equivocación al secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Beliz, la verdad es que fue una decisión que compete al canciller Felipe Solá y sus colaboradores. Peor aún: todos sabían en el Servicio Exterior de la Nación que la designación no funcionaría para el Vaticano, pero el equipo de Solá decidió persistir.
Bellando venía de ser encargado de negocios en la embajada argentina en Cuba hasta que el 11/01/2018, el presidente Mauricio Macri lo designó embajador en Angola.
Y él no era del agrado del influyente ex canciller Jorge Taiana por viejas cuestiones sobre su paso por el consulado de Río de Janeiro. Si bien le cuestionaron en la curia local su condición de divorciado en primeras nupcias, si bien no había estado casado por la Iglesia Católica, había más en el placard, nada que descalifique su idoneidad profesional pero ya se sabe que el Vaticano es un lugar muy particular.
De ahí que suene cada vez más la candidatura de la kirchnerista María del Carmen Squeff, que estuvo como embajadora en Francia desde febrero de 2014 hasta principios de 2016 y en septiembre de 2018 la mandaron a Nigeria, pero volvió al país un año después por cuestiones de salud y no volvió a ocupar un cargo de peso, hasta que asumió al frente de la Subsecretaría del Mercosur y Negociaciones Económicas Internacionales.
Una vez que logre desenredar el ovillo de las internas en su ámbito, Felipe Solá deberá comenzar a tejer el cometido prioritario que su amigo Alberto Fernández le encomendó: activar las relaciones comerciales internacionales para construirle una estructura intestina al sesgo favorable alcanzado el año pasado por la balanza de intercambio de bienes y servicios, que arrojó un saldo positivo de US$15.992 millones.
El resultado contiene, por ejemplo, disparadores no deseados, como que se explique principalmente mucho más en una caída de las importaciones, consecuencia de la recesión en que sumió al país la anterior Administración, que en el incremento de las exportaciones.
Tal característica no es sostenible, como tampoco lo había sido que en 2017 se hubiera registrado un déficit en torno de los US$8.400 millones. En esos 2 años, el flujo comercial en nada menos que US$24.300 millones, debido a que nuestras ventas al mundo avanzaron 11,3% en tanto las importaciones sufrieron un retroceso que roza el 27%, sin que haya habido sustituciones por producción nacional, sino ausencia de ésta, que cuando funciona demanda más del 60% de los insumos del exterior.
Rebalanceo
El pasado del actual canciller como dirigente agropecuario le confiere el expertise para identificar una especial coyuntura detrás de los US$65,115 millones exportados en 2019 que será difícil de sostener, como el 54% en que se incrementaron los valores exportados de carnes, a raíz del aumento de la demanda china de bovinos, que ya venía creciendo, y “explotó” el año pasado como consecuencia de la peste porcina africana que disminuyó el rodeo porcino de dicho país.
La cosecha, ya repuesta de la sequía de la temporada anterior, aportó a la balanza comercial el 30% de su mejora, impulsada principalmente por la soja (+46% en la producción) y el maíz (+30.8%).
Tanto en carnes como en la soja el cliente determinante es China, que en un año absorbió un 57% de compras a la Argentina, gracias a lo cual nuestro país achicó el déficit comercial bilateral de US$ 7,600 millones en 2018 al último de US$ 2,200 millones.
Otros destinos asiáticos, entre los cuales se destacan India y Vietnam, también incrementaron sus compras en torno del 35% , en términos generales, lo cual contribuyó con US$3,550 millones al superávit comercial.
Estos datos están contenidos en el primer informe elaborado por Abeceb desde que su dueño, Dante Sica, regresó de la licencia que se tomó para desempeñarse como ministro de la Producción de la Administración Macri.
Esta suerte de inventario del ajuste externo realizado en el último año de gestión, y 2do de macrodevaluaciones del peso, sin contar la inicial cuando asumió, revela que si el gobierno entrante quiere mantener la diferencia deberá aplicar sintonía fina en las relaciones con los demás países.
Así como la facturación no podrá sostenerse primordialmente en el eje soja, maíz, carne, hay otros ítems industriales que se desmoronaron, como la industria automotriz (-12.9%), que resignó casi US$1,000 millones, ya que se apoya exclusivamente en la integración con Brasil; el biodiesel (-20%), como consecuencia del cierre temporal del mercado europeo en el arranque del año y su parcial reapertura en el resto del año vía cupos, lo mismo que la veda impuesta por USA como represalia al efecto diferencial de las retenciones, el que tildan de dumping.
Las representaciones en la USA, Unión Europea y Brasil tendrán bastante trabajo en este sentido, y a su frente su puso a figuras políticas potables para los interlocutores, como es el caso de Argüello, Grinspun y Scioli, respectivamente.
Las declinaciones en las ventas de maní preparado (-41%) y de camarones y langostinos (-19%) obedecieron a factores ocasionales en las producciones, ajenos al comercio, que por lo tanto se revertirán este año.
Claramente, en cambio, el 25% menos importado el año pasado, que totalizó US$49.125 millones, responde a una contracción en las cantidades importadas de 20,7% y una caída de 5,4% en los precios foráneos.
También Brasil tiene mucho que ver con estos guarismos, ya que entraron 56,1% de vehículos automotores para pasajeros menos, en consonancia con la merma de 43,8% en los patentamientos de unidades importadas en especial del país vecino y una reducción significativa de stocks.
Asimismo se trajo 31,9% menos en cantidades de combustibles y lubricantes -y 25,4% en bienes de consumo y bienes de capital por la recesión pero por el incremento de la producción doméstica en el caso de la energía.
Abeceb pronostica para 2020 una repetición del superávit comercial en el orden de unos US$15.000 millones,en un contexto en que se espera que las exportaciones se mantengan estancadas y que las importaciones se recuperen muy modestamente en un contexto de magra demanda del consumo y la actividad económica, además de un monitoreo más exhaustivo de los flujos de importación sobre todo de bienes finales.
De ser así, salvo Scioli, que deberá estar atento a la recuperación esperada del crecimiento en Brasil (+2.2% en 2020 vs 1.1% en 2019) y quien sea designado en China, que tendrá que sentarse a jugar damas chinas, para moderar los efectos del precario acuerdo con USA (que abre las compras agropecuarias al oeste americano) no sólo en el precio de las carnes y la soja que le vende Argentina, sino en los volúmenes en cuestión, los demás embajadores no tendrán otra este año que dedicarse a sentar bases para más adelante.