El presidente Alberto Fernández intentó relanzar la campaña electoral con un baño de masas en José C. Paz, pero ocurrió lo que todos esperaban: eje en la economía.
¿ALBERTO ENTENDIÓ?
Preocupación: La economía no se arregla a los gritos
El presidente Alberto Fernández dijo que había entendido el mensaje de las urnas y lo linkeaba con la economía. La preocupación es si esto realmente es así.
En un marco televisivamente paupérrimo -un escenario oscuro, un atril municipal para el presidente de la Nación y una bandera arrugada de fondo-, el mandatario se puso a gritar a los 4 vientos mientras repasaba la gestión.
El problema radica allí: la gestión, principalmente la económica. El jefe de Estado dejó una sensación amarga en el Frente de Todos en general, y gobernadores y municipales en particular, porque desde hace varios días todo el equipo económico y el propio mandatario vienen insistiendo en que la gente no fue a votarlos por la economía y la sensación de angustia e incertidumbre que genera esta situación.
Entonces, se esperaban anuncios o detalles sobre el norte a seguir. Eso no ocurrió. Fernández se puso a gritar hasta que arderle la garganta -por lo que se vio obligado a toser y tomar agua-.
"En 2019 otros perdieron las elecciones primarias y al día siguiente cerraron el Ministerio de Salud, el Ministerio de Trabajo, el Ministerio de Ciencia y Técnica. No saben la alegría que tengo que después de perder las elecciones yo venga a mantener en pie la educación pública", dijo.
A su vez, habló de la cantidad de dosis: "En ese mes que postergamos las PASO, suministramos 12 millones de vacunas y favorecimos la inmunidad de millones de argentinos que fueron a votar. Las medidas que tomamos ayer eran medidas que teníamos previsto tomar viendo cómo evolucionaba la situación epidemiológica".
Por un lado, Fernández había prometido vacunar al 100% de los inscriptos para septiembre. Eso tampoco ocurrió y, de hecho, hay 6 millones de vacunas que no se saben porqué no fueron aplicadas. ¿Negligencia? Por otro lado, alguien debería remarcarle que los estudios de opinión pública advierten que la pandemia están en 6to puesto de las preocupaciones. En cambio, la economía es el principal problema que la sociedad reclama resolver con urgencia. El desempleo y la inflación es un combo explosivo en los hogares. Aunque moleste, alguien debe decirle que es un 2001 ordenado.
El problema es que, pese a postpandemia, el Gobierno sigue dejando esa sensación amarga de que no arranca. La falta de plan económico es evidente. Esta mañana (22/09), el ministro de Economía, Martín Guzmán, habló pero tampoco deslizó políticas para el relanzamiento de la gestión.
Tal vez, los argentinos deban acostumbrarse por un largo tiempo a este tipo de inconsistencias entre el diagnóstico y las medidas.