POLÍTICA

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El kirchnerismo tiene claro el rumbo en Córdoba

El espacio oficialista ya comienza a dar señales de sus próximos movimientos de cara a las próximas legislativas en la provincia más anti K del país. El objetivo es secundar en la elección y quedarse con tres bancas: dos de Diputados y una de Senador. El senador Carlos Caserio es una certeza en la boleta que busca reposicionar al kirchnerismo como tercera fuerza en el distrito.

Por el momento hay dos puntos que son casi un hecho. En primer lugar, que el espacio irá por una vía propia, ante la imposibilidad de generar una alianza con Hacemos por Córdoba que junte al kirchnerismo con el schiarettismo.

Esto implica que el objetivo de las tres bancas en el Congreso deberá ser perseguido por actores propios. En ese orden, la segunda certeza es que el propio Caserio encabezará esas listas para competir y renovar su banca en el Senado. 

A partir de allí, la danza de nombres comienza, aunque también hay un rumbo marcado por la difusión de cada candidato. Por ejemplo, es muy probable que Olga Riutort forme parte de la boleta dado el acercamiento reciente de la dirigente capitalina al espacio oficialista. 

Por otro lado, hay dirigentes como la diputada Gabriela Estévez, o el diputado Pablo Carro, que cuentan con grandes chances de sumarse a la competición electoral por el espacio. Sin embargo, más allá de Caserio, no hay certezas fuertes. 

En cuanto a la posible performance, al tratarse de una provincia netamente opositora, el Frente de Todos se pone metas realistas. Se sabe que es casi imposible que gane las elecciones, aún así aliándose con el peronismo local.

La realidad indica que el kirchnerismo puede aspirar a un segundo puesto, muy por detrás del primero, pero que lo posicione como la tercera opción en un distrito en el cual ha sido muy relegado en los últimos años. Esto permitiría, no solo obtener las bancas, sino plantarse como una opción potable y que puede crecer de cara al futuro, sobre todo entre los jóvenes. 

De hecho, hay algunas encuestas que posicionan a una posible fórmula Caserio-Riutort en un hipotético segundo lugar, casi con el mismo porcentaje de votos que la fórmula Alejandra Vigo-Natalia De La Sota que presentaría Hacemos por Córdoba de cara a las legislativas. Ese porcentaje, que estaría entre el 17% y el 20%, sería la expresión de la base de votos kirchneristas que Córdoba siempre albergó, y que se había volcado al peronismo local por falta de propuesta sólida. 

En caso de volverse realidad la proyección, el kirchnerismo se anotaría un verdadero triunfo a pesar de la ya cantada derrota. Es que así, aseguraría la banca que hoy sostiene en el Senado, y que el schiarettismo quiere recuperar. 

De esta forma, la negociación política con el peronismo cordobés no sería tan necesaria para poder llevar adelante los proyectos de ley, sobre todos los referidos a la Justicia, que busca concretar el kirchnerismo. Esa negociación es la misma que hoy representa una traba, sobre todo en la Cámara baja, donde los cuatro diputados de Juan Schiaretti trabajan las legislaciones a ritmo político, lo que le generó muchos problemas en ciertos proyectos en los últimos meses Frente de Todos. 

Ahora bien, todo este escenario de optimismo que plantean desde el Frente de Todos, debería estar también acompañado de realidad. Es decir, hay algunos “desencantados” que podrían expresar su voto en contra en caso de que la situación siga siendo desfavorable, sobre todo desde el punto de vista del consumo y el empleo. 

En cuanto a la pandemia, el kirchnerismo apuesta fuertemente a la producción y distribución rápida de las vacunas, y a mantener un esquema de restricciones que permita bajar los fallecimientos y contagios por coronavirus. Aunque será difícil revertir la imagen de demora en la llegada de dosis al país, además de las promesas incumplidas al respecto. 

Mientras tanto, Caserío sigue buscando sumar intendentes, referentes y dirigentes del peronismo, a los cuales el largo brazo del Centro Cívico no haya alcanzado con suficientes obras o subsidios. Y el juego de la pandemia tampoco se queda afuera a la hora de competir, ya que el fogueo de la idea de una mala gestión de la misma por parte de la Provincia no comenzó en el radicalismo, sino en el kirchnerismo.