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SIGUE EL ESCÁNDALO

Planes sociales: la clase media harta y FdT y JxC agrietan

Tanto JxC como FdT, impotentes de resolver la problemática de los planes sociales, se pelean y profundizan la grieta mientras la clase media se harta.

La experiencia y los datos han demostrado que hasta ahora ningún gobierno pudo resolver el problema de la pobreza con planes sociales. Menos el actual de Alberto Fernández que en el 2021, gastó más de 7 billones de pesos en planes, según datos públicos del Ministerio de Economía Nacional.

El gobierno de Mauricio Macri tampoco pudo resolverlo. Prometió durante la campaña presidencial del 2015 "pobreza cero", y aunque en su gobierno se multiplicaron los planes sociales terminó con mayor cantidad de pobres que cuando comenzó. La conclusión es la siguiente más gasto publico, más planes mas pobreza.

Es que por más planes que se inventen la pobreza sube. Los programas pueden crear un piso para proteger de la pobreza extrema, pero no permiten salir de ella. Su temporalidad podría ser efectiva, su eternidad es perjudicial. Pero un país, acostumbrado a un estado protector en salud pública, educación, un auténtico estado de bienestar, le es muy difícil salir de esa cultura de asistencia social politizada.

Apenas pasó una hora del anuncio del jefe de Gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta que expresó la iniciativa de quitar los planes sociales a las familias que no manden a sus hijos a la escuela, cuando Gabriela Cerruti, la portavoz presidencial de la Nación salió a repudiar la medida por Twitter.

“Si está tan preocupado por el cumplimiento de la ley, el gobierno de @horaciorlarreta podría ocuparse de que sigan ingresando familias que lo necesiten o requieran, y que se pague el porcentaje que establece la ley y que se fue restringiendo a medida que pasaron los años”, disparó.

https://twitter.com/gabicerru/status/1556983899150065664

La bronca de Cerruti se explica porque supuestamente ella fue la ideadora del programa social “Ciudadanía Porteña”, el primer plan social que será abolido por la gestión de la Ciudad si los familias no aseguran la escolaridad efectiva de sus hijos. Al menos así lo contó en Twitter: “El jefe de gobierno @horaciorlarreta se refiere hoy al plan Ciudadanía Porteña que es un programa social que conozco bien, porque tuve el honor de diseñarlo e implementarlo junto a mi equipo del Ministerio de DDHH y Sociales en el año 2006”.

Y agregó: “Ciudadanía Porteña es el primer programa de refuerzo de ingreso universal. En un año llegó a ochenta mil familias porteñas que recibían el 75 por ciento de la canasta básica para luchar contra la indigencia”.

El gobierno porteño entiende que aquellos beneficiarios del programa “Ciudadanía Porteña” que no aseguren la escolaridad efectiva de sus hijos, o sea aquellos que incumplan la contraprestación del plan social requerida podrían dejar de percibir el ingreso.

Pero el fuerte cruce no es el eje de la discusión. La manera que tanto JxC como el FdT tienen de resolver la problemática de los planes sociales es enredarse en vanas discusiones y profundizar la grieta, en lugar de formular firmes planes para solucionarlo. Mientras la clase media percibe la existencia de más impuestos y más ridículos. La ciudadanía advierte que el pago de esos impuestos no mejoran su calidad de vida ni la del contribuyente ni la del beneficiario del plan social.

La ley que creó el programa "Ciudadanía Porteña" señala como exigencias para percibir el plan social: regularidad escolar, vacunación obligatoria y búsqueda de trabajo para los adultos del hogar. La raíz de la disyuntiva radica en que el gobierno nacional y el porteño poseen miradas distintas en materia de los planes sociales. Para Cerruti esas exigencias son “corresponsabilidades que son un marco para ayudar a las familias a salir de la situación de vulnerabilidad, y no pueden ser usadas como un castigo, una doble estigmatización, una herramienta fiscal para bajar la ayuda”. Para Larreta y su ministra de Educación Soledad Acuña son “requisitos” a cumplir.

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La clase media advierte que el excesivo gasto público no mejora la calidad de vida ni la del contribuyente ni la de los beneficiarios de los planes sociales.

La clase media advierte que el excesivo gasto público no mejora la calidad de vida ni la del contribuyente ni la de los beneficiarios de los planes sociales.

De ahí la dura reacción de ella contra el gobierno porteño. La crítica de la portavoz que obviamente encarna el pensamiento de la presidencia, puede ser leída como una reacción ligera ante la ineptitud del gobierno que integra de resolver la problemática de los planes sociales.

Además, no hay que olvidar que, tras los sucesivos escándalos de la “planera influencer”, las discusiones entre el CFK y los movimientos sociales en el manejo de los planes y la necesidad de una ajuste fiscal, lo que consistiría en achicar el gasto público exorbitante del Ministerio de Desarrollo Social Nacional (que gastó más de 7 billones de pesos en planes sociales el año pasado, según datos públicos del Ministerio de Economía Nacional), el gobierno aseguró que duplicará los controles para determinar si los beneficiarios de los planes y las unidades de gestión que los administran en cada barrio y municipio, cumplen con la "contraprestación" de tareas o capacitación obligatorias previstas en la normativa vigente.

Sin embargo, Larreta no solo se les anticipó, sino que invitó al Gobierno nacional a replicar la iniciativa para controlar la asistencia de clases. “Nosotros esperamos que el gobierno nacional acompañe con esta medida, que lo lleve a todo el país con el resto de los planes sociales, porque además es lo que está previsto. Estamos hablando de cómo se hace cumplir”, reclamó el jefe de gobierno porteño esta mañana durante una conferencia de prensa.

Pero lejos de asentir y en su tono siempre confortativo, desde Casa Rosada salieron al cruce donde Cerruti, además, pidió que se pague el porcentaje que establece la ley que supuestamente "se fue restringiendo a medida que pasaron los años". Luego del fuerte cruce entre ambos funcionarios, hace unos minutos Larreta defendió la iniciativa y remarcó: "Ojalá que no haya que sacarle los planes a nadie, lo que queremos es que los chicos vayan a la escuela".

Como se ve, las idas y vueltas entre las dos fuerzas políticas mas grande del país no llegan a nada. Además, las organizaciones piqueteras y organismos sociales tampoco contribuyan a paliar el tema, incluso lo acentúan. Crean una cultura de asistencia social politizada. Muchos de ellos intervienen como intermediarios entre el beneficiario y el estado, por lo que se genera un clientelismo político en el que se le obliga al beneficiario participar en ciertas marchas políticas o afiliarse a diversos partidos para cobrar el plan en lugar de incentivarlo a trabajar. Muchas veces los beneficiarios oficiales nunca llegan a percibir el total del plan, este se pierde en la intermediación de los movimientos sociales.

La única manera probada para poder paliar la indigencia y la pobreza es generar las condiciones esenciales para impulsar la actividad laboral y el empleo privado registrado. Pero en el FdT y y JxC abundan las promesas, las peleas y las grietas pero escasean sus actos y respuestas. Mientras, la clase media se harta y grita ¡BASTA!

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