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TIEMPO PERDIDO

La deuda con el FMI llega al libro con herederos y culpables

Marina dal Proggetto habla de los seis años de malas decisiones que desembocaron en esta deuda "impagable" con el FMI, cuya responsabilidad todos niegan.

Antes de decidir en el Congreso si se aprueba o no lo que acuerde el Poder Ejecutivo con el FMI, los y las 257 diputadas/dos y 72 senadores/ras disponen de material de consulta por si les interesa determinar antes a quiénes responsabilizar por la enorme deuda que está cerca de entrar en falencia: el libro Tiempo Perdido.

Lo acaba de sacar la directora general de la consultora Eco Go, Marina dal Proggetto, en sociedad con el politólogo Daniel Kernan.

Marina Dal Poggeto. Histórica colaboradora de Miguel Bein y directora de Eco Go Consultores.
La deuda con el FMI se amasó en una cadena de malas decisiones desde 2015 que la economista Marina dal Proggetto describió en el libro Tiempo Perdido.

La deuda con el FMI se amasó en una cadena de malas decisiones desde 2015 que la economista Marina dal Proggetto describió en el libro Tiempo Perdido.

Analiza “la herencia, de la herencia, de la herencia”, que arranca en 2015, y pretende echar luz al debate entre las fuerzas políticas que va tomando temperatura en las redes y los medios, donde la cuestión ya no pasa por si se firmará o no un acuerdo con el Fondo, sino qué responsabilidad endilga cada lado de la grieta al otro.

Desde las primeras páginas, los autores describen las sucesivas herencias que se fueron dejando Cristina Fernández de Kirchner en 2015 y Mauricio Macri en 2019, que desembocan en la actual crisis financiera que le explotó a Alberto Fernández en 2021.

El inventario de la situación económica heredada por Macri la llevan a la conclusión de que hubo un entrelazamiento de decisiones que "se apoyaron en errores de diagnóstico". Y que no se debió a que el gradualismo estuviera mal, sino a que “no podía ser inconsistente".

El prólogo de Alejandro Katz podría ser el epílogo. “Arrastramos una sucesión de malas decisiones”, que la coautora amplía: “las políticas tratan de maximizar el corto plazo, y así, cuando no hay grado de libertad, los problemas se encaran, pero cuando lo hay se los patea para adelante”.

Puntualizó: "Lo decimos en el libro, se suceden gobiernos populistas que desajustan y gobiernos liberales que de alguna forma intentan corregir los desaguisados anteriores y apelan al endeudamiento para poder financiar las transiciones y terminan generalmente mal cuando se corta el crédito. Es ir de un lado al otro y las agendas no se compatibilizan".

En diálogo con Urgente24, la ex funcionaria del Banco Central y el Ministerio de Economía expuso que, en el primer año de gestión de Mauricio Macri, había “un sendero fiscal que no se condecía con el de desinflación que había planteado el Banco Central, ni con el esquema de aumentos tarifarios que había planteado el secretario de Energía, ni con la paritaria docente, que arrancó con el 40 cuando la meta de inflación era 20/25. Y que no tenía en cuenta que la meta del gasto público estaba indexada al pasado".

-¿Esos desequilibrios eran susceptibles de ser tratados con gradualismo?

-La herencia positiva que recibe Macri, que es la baja deuda en el mercado, que hubiera permitido financiar el gradualismo, termina de alguna forma generando un problema adicional que explota en el 2018 cuando se le corta el crédito a la Argentina.

-¿Cómo es?

-Se sale del default, se había arreglado con los bonistas, la reparación histórica, el blanqueo, todas las medidas que analizamos a lo largo del texto, 2017, el año electoral, la única agenda que pedía el mercado era la gobernabilidad, sin que importara la consistencia macroeconómica, y básicamente para ganar la elección de medio término, se duplicó el déficit de cuenta corriente y se financió en un contexto en el cual se había removido todos los controles de capitales con deuda en dólares y en pesos de muy corto plazo. La que estaba dolarizada era emitida el Tesoro y el Banco Central compraba los dólares para darle los pesos al tesorero y luego los retiraba con deuda del Banco Central, cuando el mundo estornudó voló por los aires y se combinó con una sequía.

-¿No se aprovechó en consecuencia el envión que le dio haber ganado la elección de medio término?

-De 2018/2019 rescatamos la ida al Fondo Monetario y el manejo de esos dos años donde no sólo se trataron de ir dilatando las correcciones, sino que se hicieron de prepo, pero nunca va a ser un plan de estabilización.

Y el acuerdo termina explotando cuando Macri pierde la elección, a la cual llega con una apuesta, a mi juicio, muy perversa: con la cuenta capital abierta intenta un esquema político que era competir contra Cristina, a la que el mercado veía como el abismo. La apuesta salió mal. La pregunta es si fue estrategia política o irresponsabilidad. Ex post me quedo con la última.

-Pasamos a la herencia que recibe el actual gobierno, entonces.

-Y a la construcción de su autoherencia de mitad de período. No hubo transición, las PASO de agosto le cortan el crédito a la Argentina, cae el programa con el Fondo. Hubo casos como el de Brasil, por ejemplo, que tuvo una transición ordenada entre Cardoso y Lula, que manda una carta para tranquilizar al mercado, el Fondo financia esa transición y el tránsito se hace manteniendo los cimientos de la construcción de la moneda y sin defaultear la deuda. Acá se hizo todo mal.

-¿La derrota del Frente de Todos en las PASO cortó toda posibilidad de cooperación con Juntos por el Cambio para encarar una solución consensuada?

-Se repitió de algún modo la historia con el tramo entre las PASO y octubre que le tocó a Macri luego de una categórica derrota en primarias. Como se propuso remontarla y ganar la elección, la cooperación no era viable, como tampoco lo fue después de octubre: Alberto Fernández manda al Fondo a freir churros y arranca en 2019 con un intento de programa económico, porque el ajuste fiscal que había hecho Macri no se sostenía, al hacerlo acelerando la inflación.

-¿Intentó frenar la herencia?

-Macri se le adelantó cobrando el anticipo de las retenciones aprovechando que Alberto Fernández había avisado que iba a subirlas. Y además le dejó el gasto indexado. De modo que lo obligó a ocuparse de sostener antes que nada la consolidación fiscal. Los hizo. Tal es así que arrancó con la ley de responsabilidad social y reconversión productiva, que básicamente lo que hace es frenar la indexación previsional, la reforma tributaria de 2017 y recompone la alícuota de retenciones que habían sido licuadas porque Macri las estableció con un monto fijo a un dólar de 40, y para entonces valía 60. La brecha con la que llega estaba en el orden del 20%. Los controles de capital los había repuesto Macri en octubre, aunque no hubo controles de capitales entre las PASO y la elección general. Por eso mismo empezó a acumular reservas.

-¿Por qué si se encaminó bien terminó en este desastre?

-La agenda de la deuda fue lo que estuvo mal, porque Argentina no tiene un problema de solvencia sino de liquidez ya que se había quedado sin crédito. Sin embargo, el cupón de la deuda argentina estaba en la zona de 7 puntos, una tasa alta para las bajas que había en el mundo, pero dado el pedigree de Argentina no lo era tanto, en términos de niveles ni de cupones. Se transformó un problema de liquidez en solvencia y encima vino la pandemia.

-¿La herencia le dejaba margen para estabilizar?

-Sí, pero el ministro Guzmán hizo un mal diagnóstico y se tomaron malas decisiones. El margen para estabilizar estaba: requería una renegociación de la deuda y enmarcarla en un acuerdo con el Fondo. La señal de consolidación fiscal se había dado y era un gobierno peronista con capacidad para manejar la puja distributiva.

-¿Cuáles fueron las consecuencias del incremento en la emisión monetaria para financiar déficit fiscal que se retiraba con la emisión de pases?

-El balance del Banco Central quedó cada vez más deteriorado: pocas reservas, muchos pesos en la economía y la tasa de interés de la deuda arriba del 20%. Ninguna capacidad para capitalizar el Banco Central, pero aun así a fines de 2020, o principios de 2021, se presentó una nueva oportunidad, cuando Biden gana la elección en Estados Unidos. Por un lado el escenario de liquidez mundial con la aparición de la vacuna al día siguiente genera un salto violento en el precio de la soja, que a 600 dólares le inyectó a la economía 10.000 millones de dólares más de liquidación del campo en los primeros 10 meses del año, a lo que debe sumarse el hecho de que el Fondo, que no había podido emitir moneda durante los meses duros de la pandemia, por la oposición de Estados Unidos con Trump, con Biden lo dieron y nos tocaon 4.000 millones más. Tuvimos 14.000 adicionales este año que nos hubieran permitido negociar rápido con el Fondo. No lo hicimos, seguimos postergando y ahora nos pegamos contra esta pared de vencimientos, a un riesgo cierto de pedalear en el aire.

Cristina no firma

En los cruces mediáticos, la vicepresidenta, Cristina Kirchner, fue la única que anticipó que no dará explícito consentimiento para acordar con el FMI a fin de no dejar caer la deuda.

El diputado mendocino Alfredo Cornejo (@alfredocornejo), si bien sostuvo que la oposición exigía conocer el plan y saber si contaría con el apoyo de todo el oficialismo, le había dedicado anteayer un tuit a Alberto Fernández diciéndole que para la vicepresidenta @CFKArgentina la culpa es siempre del otro, pero que @alferdez sea presidente es suya. "Hágase cargo, deje las cartas y póngase a escribir alguna propuesta que nos saque del desastre económico que hicieron", intimó.

El ex ministro de Economía, Alfonso Prat Gay, señaló en el programa Esta Mañana, que se emite por radio Rivadavia, interpretó la movida con la carta como que "se está corriendo para que el Gobierno negocie con el FMI, atrape a la oposición y después ella tenga la última decisión".

Recordó un hilo de tuits publicado a mitad de año en el que describía la herencia que dejó el gobierno de CFK en 2015: "un FMI por año".

Indicó en tal sentido que las deudas vencidas y por vencer eran de US$86.000 millones en...dos años (las registradas: 62 millones más holdouts y otras no registradas: 24 mil millones).

https://twitter.com/alfonsopratgay/status/1416888529427353603?s=20

Enumeró asimismo que algunas de las deudas vencidas no incluidas en aquél registro oficial de fin de 2015 que la Administración Macri pagó en los cuatro años que estuvo: son, en miles de millones de dólares:

holdouts (18.6), Gas Plus, Petróleo Plus y Plan Gas (3.4), CAMMESA (0.8), CIADI (0.6), Vialidad (0.5), Bolivia y Paraguay por Energía (0.4).

Agregó deudas acumuladas con provincias por US$18.000 millones, por armonización de cajas previsionales y restitución del 15% de coparticipación (decreto firmado horas antes de irse).

"Solo en 2016, los vencimientos de capital que tuvo que afrontar Cambiemos superaron los US$42.000 millones, por todo concepto. Más otros US$12.000 millones de intereses", especificó.

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