CÓRDOBA. La infección de casos de corrupción que la Policía de Córdoba presenta es, cuanto menos, inconmensurable. Con sucesivos destapes de casos importantes con agentes de la fuerza involucrados, hace tiempo que el cuerpo policial cordobés no tiene semanas de paz.
ALLANAMIENTOS
Gran infección en la Policía de Córdoba: Nuevo escándalo
Otro caso que produce indignación se conoció en la mañana del miércoles. Un recinto con celulares robados escondidos.
En ese sentido, el caso reciente más resonante fue el del ex subjefe Alejandro Mercado, quien cayó detenido por presunto encubrimiento para una red de delincuentes locales. Ese cimbronazo llegó hasta las puertas de la oficina del ministro de Seguridad, Juan Pablo Quinteros, cuya gestión quedó en el ojo de la tormenta impulsada por la oposición.
A poco más de una semana de conocerse ese caso, ahora se destapó otro foco aparentemente infeccioso. Se trata del descubrimiento realizado por la Justicia en el Departamento Motocicletas Sur, ubicado en la calle Diego Cala al 300 de barrio Las Palmas.
Allí, y fruto de una serie de allanamientos, se encontraron celulares robados, presuntamente, por una banda de agentes policiales. La investigación a cargo del fiscal Guillermo González dio con esos elementos fruto de dos robos denunciados el fin de semana en un boliche céntrico.
La geolocalización de uno de los teléfonos fue clave para destapar la sorpresa dentro de ese recinto.
Policía podrida
Al parecer, los dos teléfonos que eran buscados fueron encontrados en esa dependencia, en el interior de un baño exclusivo para agentes policiales. Al reconocer la dirección, los investigadores dieron orden de requisa a todos los policías presentes en la base.
Ante esa orden, los teléfonos fueron descartados en el baño del lugar. Sin embargo, pudieron encontrarlos de igual manera ocasionando un nuevo escándalo policial.
En Córdoba, hace tiempo que el delito de robo de celulares se volvió uno de los más cometidos. Sobre todo en la noche cordobesa, donde fin de semana a fin de semana se registran decenas de denuncias por hurtos y robos en bailes, boliches y bares, y que poca reacción policial tienen con la común respuesta de “no podemos hacer nada”.
La sospecha de la Provincia es que detrás de ese crecimiento puede haber una organización grande que incluiría desde ladrones, hasta reductores de los productos y revendedores. Entre ellos, agentes cómplices.