CÓRDOBA. Las elecciones del 2015 y 2019 se dieron bajo un contexto de polaridad importante, encerrando los votos en una lógica de “grieta” entre dos propuestas de país bien separadas. Con el fracaso consumado de ambos modelos, el 2023 se presenta como una nebulosa difícil de distinguir.
95%
Elecciones: El político con mejor imagen (envidia de casta)
Las elecciones 2023 desataron una tormenta de mediciones, en medio de una fuerte ruptura entre los políticos y la sociedad. Quién mide mejor.
Actualmente, los límites partidarios son muy difusos y la relación de la gente con la política parece ser la nueva grieta. Esto es fruto de la decepción de un pueblo que ha sido defraudado una y otra vez.
En medio de todo ese caldo de cultivo, los políticos que aún tienen aspiraciones dirigenciales hacen malabares para no ser tragados por la opinión pública. Y entre esas mañas puestas en práctica, está el monitoreo constante de la imagen.
Aunque las prioridades de la sociedad puedan ser otras, los políticos se encuentran realmente enfocados en el frente electoral. Y en ese orden, sostener una imagen medianamente positiva es crucial para llegar con vida a las elecciones.
No obstante, no todos tienen una imagen saludable. De hecho, la mayoría está pasando por su peor momento.
A quien no le sucede eso es al radical Fernando Brasca, intendente cordobés de la localidad de La Puerta en Río Primero, quien cuenta con la imagen positiva más alta del país, según un relevamiento de la encuestadora Doxa. El Jefe municipal de la pequeña ciudad de poco más de 2 mil habitantes es aceptado por casi todos los vecinos: 95%.
Con 4 períodos consecutivos frente a la intendencia, Brasca acumula sólo un 0,4% de imagen negativa. Es decir que su gestión ha logrado un verdadero consenso sobre lo que está bien para su ciudad.
El cordobés, que probablemente sea el más alto en Argentina, supera por mucho a la dirigencia nacional, que cuenta con números apenas arriba del 50% en el mejor de los casos. Aunque, claro, todo tiene un contexto.
La administración de Brasca no solo debe ser buena, sino que también tiene la capacidad de conocer a todos sus vecinos y poder llegar personalmente a ellos. Tal vez allí esté la clave ante un periodo político muy despersonalizado, donde los dirigentes marchan fuertemente custodiados y lejos de la gente.
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