Hace pocos días, el humorista Roberto Moldavsky estuvo en LAM (América TV) y recordó a su amigo Gerardo Rozín, quien murió hace poco más de dos años como consecuencia de un tumor cerebral maligno.
MANGUEL DEFIENDE A SU AMIGO ROZIN
El productor que "hacía mucho peronismo": creó mil laburos pero no todos fueron agradecidos
Gerardo Rozín le dio chance de llegar a los medios a innumerables periodistas, locutores, actores y músicos. No todos estuvieron a la altura de su generosidad.
El cómico reveló que aún le cuesta comprender su partida. Tras oír esas declaraciones, la periodista Romina Manguel reaccionó indignada con un furibundo posteo en su cuenta de Twitter.
"Leo gente extrañando a un amigo que falleció. Mira vos. En vida y enfermo te portaste mal. Con él y con su familia. No sé si sabías cuánto padeció tu destrato".
Luego, en una nota con “Socios del espectáculo”, la columnista agregó: "Si tienen dudas de cómo se comportó con la familia, miren quién le dio RT a mi mensaje: la madre de su hija. Carmela Bárbaro. Gerardo debe estar puteando desde arriba: 'loco, qué te pasa'. Los que estuvimos a su lado, sabemos cómo estaba. El hecho es sagrado: no estuvo, le dio la espalda, no lo acompañó ni a él ni a su familia".
Para entender quien fue Rozín para sus amigos bastan recordar algunas anécdotas que, como la vida, se relacionaron con la comedia y el drama.
Empecemos por las más graves:
Cuando “la papa” (como él le decía) retornó lo hizo de la peor manera y en el peor sitio, fue una metástasis violenta y en la parte posterior de su cráneo.
Meses atrás de morir, sacó de la chistera una idea que se transformó en una ficción, casi auto biográfica.
Se la presentó a Telefé, el canal donde produjo “Sábado Bus” y luego condujo, “Morfi, todos a la mesa”, “La Peña de Morfi”.
La idea se convirtió en “El primero de nosotros”, una novela que terminó en el prime time del canal de las pelotas, protagonizada por Benjamín Vicuña.
La trama era muy similar al final que Gerardo imaginaba para su propia vida: recreaba la historia de un hombre que le tiene que contar a sus amigos que tiene una enfermedad terminal.
Con perplejidad, pocas semanas antes de su partida, el animador comprobó que el canal iba a desarrollar una idea muy similar a la que él había aportado.
Telefe tuvo que pagarle 50.000 dólares por los derechos, luego de una negociación.
Reynaldo Sietecase, rosarino y canalla como el "gordo", tuvo la valentía de contar lo que había ocurrido en realidad, a pesar de que el propio “Rey” trabajaba en Telefe Noticias.
“Respeto a Gerardo. Él no se quiso meter en el barro y yo tampoco. Pero sé que lo dañaron mucho con lo que le hicieron” disparó Sietecase.
Además de ese sinsabor póstumo, Rozín también pudo comprobar que alguno de sus colaboradores más cercanos se probaron sus trajes con demasiada antelación. Fue un dolor inmenso que pudo saldar cara a cara con quienes lo ofendieron.
Trajo desde Córdoba a Damián De Santo para que lo reemplazara porque quería que el buque no se hundiera, a pesar de que cambiara el capitán.
Tuvo decenas y decenas de gestos de desprendimiento pero no siempre le pagaron con la misma moneda. Su productora sufrió muchos juicios por parte de ex compañeros a los que le había tendido una mano. Esas cuestiones lo liquidaron por dentro.
¿Un par de buenos recuerdos de Gerardo Rozín para recordarlo con una sonrisa?
Los estudios de Canal 9 en Colegiales (Dorrego y Conde) son gigantescos. Ocupan más de dos manzanas. Fueron adquiridos por Alejandro Romay luego de que el Zar de la TV vendiera las viejas instalaciones de la tele emisora en pasaje Gelly 3378, Palermo Chico.
En el subsuelo, transitan por la “oscuridad” los que mueven el barco con sus remos: productores, editores, locutores, guionistas, camarógrafos, sonidistas e iluminadores.
En la planta baja están los estudios, ocho gigantescas salas recicladas que alguna vez fueron un frigorífico.
Arriba, en el primer piso, los que mandan, la oficialidad.
Gerardo estaba en la zona de grabación junto a cinco de los “rosarigasinos” que había rescatado de la Chicago de Argentina.
Dos trabajaban al aire en “Café Fashion”, producido por Luis Cella, uno conducía el noticiero de Canal 9, otro tenía a su cargo una revista llamada “Versus” y el último hacía investigaciones para “Hora Clave”, de Mariano Grondona.
Rozín los juntó como en un scrum de rugby y les sugirió. “muchachos, vamos a sacarnos una foto rápido, porque cuando estos se aviven nos rajan a todos”.
Mientras el sexteto formaba como en una alineación de fútbol, tres parados y tres arrodillados, por los pasillos del primer piso se movía el dueño del canal: Daniel Hadad.
El periodista-empresario clavó los tacos y moviendo de manera circular su mano derecha gritó:
“Che, Rozín… ¿no estás haciendo mucho peronismo?”
Gerardo, descubierto, estalló en una carcajada.
¿Otra sobre su inmensa generosidad?
En 2004, se dirigía hasta su coche, un Fiat Palio bastante destartalado, junto al columnista Diego Valenzuela, hoy intendente de Tres de Febrero.
“Acompañame, Diego, tengo que irme, me espera una sesión con el sicólogo”.
Al abrir las puertas del rodado, cayeron numerosos CDs, DVDs y Curriculum de todo tipo de aspirantes a trabajar en la televisión argentina.
Valenzuela viendo el interior de un auto pequeño atestado de carpetas y archivos, le sugirió:
“Gerardo, en lugar de subir al consultorio… ¿por qué no le decís a tu sicólogo que baje a ver tu auto? Es una locura lo que estás haciendo, nunca vas a poder darle solución al mundo vos solo”.
Así era Rozín, desmesurado para casi todo, inclusive para la amistad.
Por eso la conmoción que despertó su pronta desaparición física.
Su mayor legado para Pedro y Elena, los hijos que tuvo con Mariana Basualdo y Carmela Bárbaro, respectivamente, es la gratitud absoluta de quienes se vieron favorecidos por sus incansables gestiones.
Carmela afirma que los chicos “ se llevan muy bien, se quieren como hermanos, se ven todo lo que pueden porque tienen diferentes edades y horarios”.