Debate presidencial 2/2. Luego de todos los reclamos de los periodistas militantes LN+ (menos Eduardo Feinmann) y Radio Rivadavia, Patricia Bullrich fue por Sergio Massa, desplegando el abanico K: Martín Insaurralde, el 'caso Chocolate' (aunque menos) y hasta los bolsos de José López. Ella logró ser más picante que en Santiago del Estero. Sin embargo, no logró la centralidad, tuvo que soportar que Sergio Massa le reprochara no haber pedido nunca la renuncia de quien era su jefe de campaña Gerardo Milman cuando quedó bajo sospecha de irregularidades -fue intervenida la fundación de Bullrich por la Inspección General de Justicia- y -tal como lo publicó Urgente24 la semana que pasó- siendo ministra de Seguridad ella desbloqueó los dispositivos que bloqueaban los teléfonos celulares en la cárcel donde estaban alojados Los Monos. Enorme demostración de inseguridad. A su vez, Javier Milei la llamó "asesina montonera" y no tuvo respuesta las 2 veces que el de La Libertad Avanza le reprochó las reuniones entre su economsita jefe Carlos Melconián y Massa por importaciones.
DEBATE 2/2
Bullrich mejoró, Massa más sólido y Milei enfrió el juego
Patricia Bullrich fue más picante, tal como le exigía su hinchada aunque no fue contundente, Sergio Massa fue más sólido y Javier Milei congeló el debate
También mejoró Juan Carlos Schiaretti, en parte porque habló menos de la Provincia de Córdoba, una preferencia en la que abundó durante el debate presidencial 1/2 y lo llenó de memes. El gobernador mantuvo un cruce intenso con Bullrich, quien le reprochó que él criticara a Mauricio Macri cuando Córdoba fue la provincia -dijo Bullrich- que más obra pública recibió entre 2015 y 2019. Él habló del fracaso del Plan Belgrano y de que Macri no le cumplió la construcción de una autopista a San Francisco. Con Sergio Massa, Schiaretti tuvo otro intercambio porque el ministro presidenciable le reprochó que no reconociera que eliminó derechos de exportación a exportaciones regionales tal como el maní; y él le retrucó afirmando que no le habían dado el statu-quo de producción regional a la actividad láctea. Pero Massa le propinó un revés que él no llegó a entender: cuando le reclamó al ministro presidenciable un dinero para la caja de jubilaciones, Massa le dijo que lo había acordado con Martín Llaryora para el Presupuesto 2024. Corolario: hay en marcha una relación del gobernador entrante de Córdoba y Nación -si Massa fuese Presidente-, superadora de la que tiene Schiaretti.
Myriam Bregman mantuvo su discurso antisistema. Menos divertida que en Santiago del Estero y poco sólida su apelación a crear 1,2 millón de empleos reduciendo la jornada laboral a 6 horas porque ¿cómo garantiza ella que la productividad sería la misma de parte de esos nuevos trabajadores hoy desempleados, quienes carecen de entrenamiento específico? Pero ni la productividad ni el déficit fiscal son temas para la diputada nacional por la izquierda trotskysta, y lo ratificó ante una pregunta de Schiaretti, quien le recordó que José Mujica, el uruguayo ex tupamaro, sí tiene en cuenta el equilibrio fiscal. Bregman tiene la impunidad de quien ya sabe que nunca ganará la elección y por eso ubica el debate en dimensiones irreales. Pero ella metió 2 piñas muy fuertes: a Bullrich cuando la acusó de llamar a conferencia de prensa para anunciar el secuestro de 25 porros como demostración de su lucha contra el narcotráfico; y a Milei cuando lo llevó a reconocer que desconoce el cambio climático como un problema contemporáneo.
Javier Milei hizo su juego. Él sabe que va liderando la tendencia de sufragios presidenciales. Es más: la duda es si gana en 1ra. vuelta o hay balotaje. Por lo tanto, Milei no tiene que arriesgar y por eso, tanto en el debate 1/2 como en el 2/2, fue más conservador de lo que se le conoce. Su negocio era que el cronómetro avanzara sin novedades. Él descuenta que el dólar blue seguirá subiendo, lo que puede atascar a Sergio Massa, quien le sigue en las encuestas. Si Milei lograra estirar la diferencia... ya está. De todos modos en algunos momentos estuvo en dificultades. En especial le permitió a Massa lucirse en la cuestión de género cuando el de Unión por la Patria le dijo: "Hasta aquí llegaste, Javier" y le exigió que no ofendiera a las mujeres como Myriam Bregman a propósito del derecho de la mujer a la igualdad salarial. Esta parte del debate fue Trend Topic en X, la única red social que interesa en el vivo de los debates, además de la mensajería instantánea WhatsApp. Pero también tuvo aciertos interesantes: la derecha festejó su negativa, ante una pregunta de Schiaretti, a cumplir con la Agenda 2030 porque es "marxismo cultural". Y su reproche a quienes lo critican por sus dichos sobre órganos pero no resuelven el extraordinario atraso que hay en la satisfacción de los pedidos de transplantes.
Sergio Massa otra vez lució con una preparación muy cuidada y, tal como él se lo propone, realizó propuestas, algunas muy interesantes, obviamente no son de este Gobierno sino del próximo, que según él no será igual al de Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner. Por un lado, dijo que pondría a Hamas en la lista de organizaciones terroristas, luego acusó a JxC de no permitirle avanzar en una ley que identifique a los familiares de las personas que fugaron capitales -disparo a Mauricio Macri-, afirmó que instalaría un programa de préstamos para construir viviendas en 1,2 millón de lotes desocupados y que con el sistema bancario trabaja en préstamos para la vivienda vinculados a la evolución del salario y no de la tasa de interés activa. También que avanzaría en una simplificación tributaria para pymes, entre otras medidas que propuso. Además, él habló de un FBI argentino instalado en el edificio de Central Córdoba, en Rosario (provincia de Santa Fe) y la modificación de los códigos que permiten la veloz excarcelación de delincuentes. El problema de Massa sigue siendo doble: la mochila del kirchnerismo -ahora más pesada por culpa de Martín Insaurralde aunque fue él quien le pidió la renuncia- y la realidad de la inflación y el dólar que se escapa a causa de la incontenible expansión monetaria.
La pregunta inevitable, la del millón: ¿Quién ganó? No hubo un ganador rotundo. Hubo ganadores de rounds y perdedores de rounds.
Otra: ¿Le alcanzó a Bullrich para remontar su campaña? No, porque ella es muy desordenada en su exposición, por momentos habla a borbotones, cree que gritar le concede veracidad a sus dichos -Massa se lo hizo notar- y acumuló demasiadas preguntas para las que no tuvo respuestas concretas. Tal como Mauricio Macri en 2015, todo lo circunscribe a mantener viva la Grieta.
Una pregunta más: ¿Y para qué sirvió el debate 2/2? Bueno, en 1er. lugar, fue algo mejor que el anterior porque los candidatos estaban más veteranos en la mecánica. En 2do. lugar, la señal DNews, de DirecTV, hizo una encuesta durante el debate preguntando si los televidentes cambiarían su voto según lo ocurrido en el debate. Y 56% dijo que sí. Queda la duda acerca de cómo resultaría esa rotación. Tampoco se sabe si quien cambie ahora no volverá a cambiar en los 2 semanas que faltan para el comicio.
De todos modos, es mejor que ocurra un debate a que no suceda. Habrá que ver quiénes serán los protagonistas del próximo debate, antes del balotaje.
Última: los 4 periodistas conductores estuvieron bien, llevaron el debate sin sobresaltos y dejando todo el protagonismo a los candidatos. Felicitaciones.
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