CIENCIA

MAR DE BERING

Una gigantesca bola de fuego explotó en la atmósfera de la Tierra

La Agencia Espacial Estadounidense (NASA) detectó la explosión de un meteorito sobre el mar de Bering con una fuerza equivalente a 11 bombas atómicas, informó hoy 18/03 la entidad en conferencia de prensa.Fue la tercera explosión más potente de este tipo que se conoce y un satélite japonés captó imágenes de ese suceso.

La tercera explosión más potente de un meteoro en los tiempos modernos se produjo en diciembre de 2018, pero pasó desapercibida hasta la semana pasada. Gracias a la cámara del satélite geoestacionario japonés Himawari-8 existen pruebas visuales de ese hecho.

Una gran bola de fuego impactó en la atmósfera de la Tierra el pasado diciembre provocando la mayor explosión desde el meteorito de Chelyabinsk en Rusia hace seis años y la segunda más grande en 30 años.

Satélites militares estadounidenses y redes de sismógrafos recogieron el impacto, que ahora ha sido dado a conocer por científicos de la NASA en la Conferencia de Ciencia Lunar y Planetaria en The Woodlands, cerca de Houston, Texas (EE.UU.).

El 18 de diciembre, la roca espacial de unos diez metros de diámetro recorrió la atmósfera a una velocidad de 32 km por segundo. Explotó a 25,6 km sobre la superficie de la Tierra, con una energía de impacto de 173 kilotones, 10 veces mayor que la bomba atómica de Hiroshima, según informa la BBC. 

"Puede parecer muchísimo, pero no es comparable. Hay que tener en cuenta que la bomba de Hiroshima explotó casi a nivel del suelo, mientras que en este caso su altura hace que esa energía disminuya mucho", explica José María Madiedo, profesor de la Universidad de Huelva y miembro de la Red Española de Investigación sobre Bólidos y Meteoros.

La explosión se produjo cerca de dónde pasan las rutas de vuelos comerciales entre América del Norte y Asia.

Por ese motivo, Madiedo cree que aunque la roca hubiera caído en un área poblada, habría provocado "escasos daños".

La bola de fuego explotó en un área cercana a las rutas utilizadas por los aviones comerciales que vuelan entre América del Norte y Asia, por lo que los investigadores han sondeado a las aerolíneas para ver si hubo avistamientos.

Un meteoro de ese tamaño solo se espera dos o tres veces cada 100 años, según Madiedo. El experto cree además que se trata de un asteroide por la altitud que alcanzó sobre la atmósfera. Un cometa, más frágil y menos denso, no habría sido capaz de penetrar hasta ese punto.

El último evento en el mar de Bering demuestra que los objetos más grandes pueden chocar con nosotros sin previo aviso, por lo que hace falta seguir vigilando el cielo. Sin embargo, no hay que alarmarse, ya que lo ocurrido en Bering no es un aviso de que estas rocas aparezcan ahora con mayor frecuencia. Como explica Madiedo, el riesgo de que caiga algo sobre nuestras cabezas es hoy el mismo que ayer y el mismo que mañana.

 

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